Corren muy malos tiempos en Villaabajo. Una crisis económica causada por la respuesta sanitaria a una epidemia que les ha impedido trabajar ha golpeado a sus habitantes, a quienes no les ha quedado otra que endeudarse. Son todos buena gente, gente moral, que mantiene como "artículo de fe" que las deudas siempre hay que pagarlas. Pero, claro, para pagarlas hay antes que tener ese dinero del que carecen y que ha sido lo que les ha llevado a endeudarse, y para conseguirlo no les queda otra que vender algo. Pero como nadie compra para poder ahorrar, guardar dinero y así pagar sus deudas, nadie vende lo suficiente, luego nadie tiene suficiente dinero extra y nadie puede pagar sus deudas Eso es la crisis, la crisis que no les deja vivir en paz, que no les deja vivir.
Sucede que los dirigentes de Villaabajo hace ya algunos años que, siguiendo ciegamente los consejos de unos expertos que se llaman a sí mismos "la secta de los economistas", decidieron "desempoderarse" -como ahora se dice en "neocastellano", la neolengua que usan- y aceptaron renunciar a su capacidad de emitir su propio dinero legal, o sea que aceptaron abandonar su vieja moneda y aceptar una nueva moneda cuyo control efectivo está en manos de los dirigentes de Villaarriba. A cambio de esta pérdida de soberanía monetaria, las gentes de Villaabajo pueden moverse y comerciar sin trabas con los de Villaarriba.
El caso es que, para afrontar la situación, y en ausencia de otra alternativa, los expertos de la secta de los economistas recomendaron a la gente de Villabajo que le pideran prestado dinero a los de Villaarriba para afrontar sus deudas. Así lo hicieron y ha ocurrido que, compadecidos por su mala suerte pues la epidemia les ha afectado a ellos de forma más leve, los de Villaarriba se han mostrado dispuestos a ayudarles, no dándoles el dinero que necesitan pues eso sólo puede incentivar comportamientos derrochadores sino permitiendo que el BCE (el Banco Central de Enmedio) se los preste no desinteresadamente sino con cierto interés.
La gente de Villabajo: Juan, José, Manuel y Vanessa, acogotados como están por sus deudas, y confiados en la solución que les han ofrecido tan objetiva y desinteresadamente los de la "secta de los economistas" no han dejado pasar esta "oportunidad" que les ofrecen sus vecinos de Villarriba y cada uno les ha pedido los 100€ que cada uno debe. El BCE se los ha ofrecido a un interés del 10% a pagar dentro de un año.
Pensat i fet. Concedidos los créditos, esa misma noche Juan cancela su deuda con José, éste lo hace con Manuel, y Manuel con Vanessa que a su vez le paga a Juan. Asunto resuelto, ¿no? Eso parece, o casi, pues esa misma noche, todos al hacer cuentas se dan cuenta de que ya disponen de la mayor parte del dinero que deben, 100€ de los 110€, dinero que deciden guardar para ir haciendo un fondo para pagar a los de Villaarriba vía el BCE los 110€ que les deben. Pero duermen tranquilos, pues cada uno piensa que parece fácil, "tirado" se diría, conseguir en un año los 10€ que a cada uno le faltan para reunir el dinero que deben devolver.
Y la vida sigue en Villabajo, y pasan los días, las semanas y los meses. Pero algo raro sucede. Y es que ni Juan, ni José ni Manuel ni Vanessa logran aumentar en 10€ ese fondo de 100€ que cada uno hizo desde el ya lejano primer día para pagar el principal y los intereses por el préstamo en que incurrieron al principio. Y es que ¿de dónde van a salir esos malditos 10€ extra que cada uno necesita si nadie en Villaabajo tiene la capacidad de hacerlos o producirlos?
Y no es que no hayan cada uno tratado de conseguirlos. Primero cada uno lo intentó subiendo el precio al que vendía su "producto". Pero, pronto, todos se dieron cuenta de que si todos a la vez subían los precios de venta de sus productos, ninguno era capaz de sacar el excedente, el extra de 10€ que cada uno necesitaba para pagar el interés del crédito que habían solicitado.
Tampoco les funcionó a ninguno de ellos la otra estrategia, la que algunos de la secta de los economistas denominaron como la "estrategia de austeridad expansiva". Y es que si cada uno pretendía sacar los 10€ extra que necesitaba disminuyendo sus gastos, tampoco la cosa funcionaba pues sus particulares ingresos acababan cayendo exactamente en esa cantidad pues es una ley de la física económica el principio de conservación del gasto que reza que caga gasto de un agente económico es siempre y a la vez un ingreso para otro u otros, por lo que si -por poner un ejemplo- Vanessa decidía para ahorra hacer sus servicios en la calle o en su casa en vez de en una habitación del hotel de Juan, este dejaba de ingresar ese dinero, y disminuía a su vez su capacidad de gastar lo que al final se traducía en que Manuel no podía pagar a Vanessa por sus servicios callejeros lo que sí le podía pagara antes.
Y es el caso de que el año ha pasado y los representantes de los acreedores de Villaarriba, a los que coloquialmente se les conoce como "hombres de negro" por sus funerarios ropajes, han aparecido por Villaabajo para cobrar el principal y el interés de los créditos que les concedieron a Juan, José, Manuel y Vanessa.
Con la cabeza agachada, estos ciudadanos comparecen con los ojos hinchados. LLevan muchos días sin dormir pues cada uno sólo tiene 100€ de los 110 que cada uno debe. Y es que no hay más dinero, no hay más euros en Villaabajo. Y "no los pueden crear de la nada". Eso está prohibido.
Tras los momentos de vergúenza y congoja por no poder pagar completamente su deuda que les hacen pasar los "hombres de negro" que les acusan de vagos y derrochadores, estos les "ofrecen" la única salida posible que es que les vendan a los de Villaarriba la parte de sus negocios (incluido el de la pore Vanessa) equivalente.
Y como es una oferta a la que no pueden rehusar, no rehúsan.