En este post comparaba la situación de la deuda pública de varios países del mundo, y Grecia era el país que salía peor parado.
Con una deuda pública equivalente al 129% de su PIB, que está en manos extranjeras en un 94% y cuyos intereses cuestan un 5,5% del PIB, se encuentra, probablemente, en la situación más delicada del mundo desarrollado.
Además, todos esos parámetros continúan empeorando a gran velocidad, porque el país sigue teniendo un déficit público elevado y eso continúa elevando su nivel de deuda pública.
Los tipos de interés del bono a diez años griego están ahora sobre el 11,5% y han llegado a superar el 12%.
Como consecuencia de esa desesperada situación, los CDS de Grecia cotizan a 863 puntos básicos, aunque han llegado a superar los 1000 puntos.
Así que la situación es, sencillamente, desesperada. Los recortes de gasto público y las subidas de impuestos forzados el año pasado por el FMI y el fondo de rescate europeo están provocando contracción económica, así que no puede confiarse en que la mejora económica vaya a permitir al país solucionar la situación de sus cuentas públicas.
Algunos han sugerido que la solución para Grecia sería abandonar el Euro, pero, teniendo en cuenta su alto endeudamiento con el sector exterior, que no toda la deuda podría convertirse a dracmas, la devaluación que sufriría su moneda (encareciendo la deuda no convertida) y la pérdida de confianza que provocaría entre los inversores la salida del euro, todo indica que el incremento de competitividad logrado no compensaría en absoluto los otros inconvenientes y que ese sería el camino más rápido para convertir a Grecia en un país tercermundista.
¿Cuál es la salida para Grecia?
Hace tiempo que pienso que el único camino posible será la venta de bienes públicos. Es algo que ya se comentó en mayo del año pasado, pero el gobierno griego se negó rotundamente a poner en práctica. Hoy veo una noticia en Invertia que adelanta que la solución vendrá por ese camino.
Copio el artículo:
La UE y el FMI piden a Grecia que venda bienes públicos
La Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) instaron a Grecia a que venda sus bienes estatales, incluidas las playas, para reducir la enorme deuda pública, que supera los 300.000 millones de euros. "Vendan tierra, vendan la empresa de electricidad (..), vendan playas para que se desarrollen el turismo y la vivienda turística", dijo Servaas Deroose, representante de la CE en la misión de los tres organismos que supervisan la economía helena, en declaraciones al dominical ateniense "To Vima".
Como es casi seguro que Grecia tendrá que acudir más veces al fondo de rescate europeo para que le presten el dinero que los mercados le niegan, y Alemania ha dejado bien claro que no hay más dinero sin reformas, parece que, lo siguiente a lo que tratarán de forzar a Grecia es a la venta de bienes públicos, para poder así reducir la enorme deuda que tiene actualmente
Parece que la venta de patrimonio público va a ser una de las grandes soluciones para los países periféricos de la zona euro. A Grecia difícilmente le quedará otro remedio. España, tratando de anticiparse a mayores tensiones de su deuda pública, ya ha comenzado con ese proceso, vendiendo participaciones en empresas cotizadas (Enagás, Iberia, Ebro) y no cotizadas (Aena, Loterías y Apuestas). Además, para evitar tener que poner más fondos públicos, se ha instado desde el gobierno a la privatización de las cajas de ahorros (en mayor o menor porcentaje, según el caso), que, aunque tomadas por los partidos políticos desde hace algunos años, inicialmente eran patrimonio de la sociedad (es decir, de los ciudadanos).
El patrimonio de un estado como Grecia debe ser bastante importante, así que vender terrenos, islas o empresas públicas y recaudar fondos suficientes como para reducir la deuda pública hasta un nivel aceptable no parece algo descabellado ni demasiado difícil. La única pega que tiene esta solución es que un país pertenece a sus ciudadanos y si los políticos gestionan mal los recursos, y se van viendo obligados a vender trozos de ese país para poder seguir despilfarrando dinero, los ciudadanos están perdiendo con cada venta una parte de su patrimonio. Aunque eso no parece importar demasiado a nadie, porque es un patrimonio al que no sacamos demasiado partido e incluso debemos pagar más impuestos para conservarlo.
En resumen, los países periféricos saldrán de la crisis, aunque lo harán más privatizados.