En los países subdesarrollados, la comida supone una parte muy importante de la cesta de la compra (entre un 40 y un 60%, frente al 10% en los países desarrollados). Eso hace que, cuando el precio de los alimentos sube de forma importante, la inflación en esos países se dispare.

De momento, la consecuencia más importante de esa subida en los precios de los alimentos ha sido la caída de los gobiernos de Egipto y Túnez. Además, se han producido protestas en otros muchos países. Además, la subida en el precio de los alimentos lleva meses provocando actuaciones del gobierno chino (subidas de tipos de interés, aumento de coeficiente de reservas de los bancos, etc.) para tratar de moderar el crecimiento económico y tratar así de frenar la inflación. Aunque los datos oficiales indican una inflación controlada, parece que esos datos estan amañados, y la inflación real en China podría estar acercándose al 20%. Comento en este post la poca credibilidad de los datos oficiales chinos. Es normal que las medidas del gobierno no estén teniendo mucho efecto, ya que, aunque se suban los tipos de interés y la economía crezca más despacio, la gente tiene que seguir comiendo.

Las causas de esta subida de precios no están claras. Se achacan a malas cosechas debido a una climatología adversa, al constantes aumento de la población,...

En el mundo actual, las materias primas se han vuelto un producto más de inversión, y, en los mercados de futuros, los inversores y especuladores negocian un volumen mucho mayor que los consumidores y productores de esas materias primas. Eso hace que, en la mayoría de las ocasiones, las subidas se deban sobre todo a un aumento de demanda de esa materia prima como inversión y las bajadas (al menos las últimas) suelen ser estallidos de burbujas: el abultado precio hace que los productores incrementen la producción, lo que termina por sobreabastecer los mercados y, en cuando la demanda disminuye un poco, se acumulan importantes stocks y el precio termina hundiéndose.

En definitiva, actualmente, el petróleo, el oro, el maíz, el níquel,... rara vez suben porque haya mucha demanda y poca oferta, sino porque se están invirtiendo en ellos miles de millones con fines especulativos o de inversión, que en este caso es lo mismo, ya que el petróleo o el oro no pueden considerarse una inversión porque, a diferencia de un bono o una acción, por sí mismos no producen ningún rendimiento (de hecho, cuesta dinero mantenerlos almacenados).

El coste de producción de las materias primas agrícolas suelen verse bastante afectado por el precio del petróleo, ya que buena parte de ese coste es gasóleo (para alimentar tractores, cosechadoras, etc.) Sin embargo, el gráfico no parece mostrar que, en esta ocasión, esa sea la principal causa.

Por otra parte, el continuo aumento de la población mundial (aproximadamente en 100 millones de personas por año) es un factor que hace incrementar continuamente la demanda de alimentos.

El maíz es el producto agrícola que más ha subido en los últimos meses. Dar un pequeño repaso a su mercado nos puede hacer comprender lo que podría estar pasando. En los gráficos siguiente puede verse la evolución, durante las últimas décadas, de las cantidades importadas y exportadas por los principales países.

EEUU exporta casi la mitad del total intercambiado mundialmente. El segundo exportador es Argentina, aunque en una cantidad mucho menor. En cuanto a los importadores, los principales son los países desarrollados del este asiático (Japón, Corea del Sur y Taiwán), aunque su demanda lleva estancada bastantes años (es normal, porque su población lleva estancada todo ese tiempo). Luego van los países del Magreb y Oriente Medio (en amarillo) y otros países en vías de desarrollo (en rojo), en ambos casos, con una demanda claramente creciente. China, que fue exportador hace años, actualmente importa algo de maíz, aunque en  cantidades muy pequeñas, por lo que no debe estar afectando a este mercado.

En cuanto al empleo del maíz, aproximadamente un 42% del maíz producido en Norteamérica se usa para alimentar al ganado, un 40% para producir etanol, un 2% para productos alimenticios y un 16% se exporta a otros países.

El dato no deja de ser sorprendente: el 40% del maíz producido en EEUU se utiliza para producir etanol.

En el siguiente gráfico puede verse la evolución en la producción de etanol en EEUU durante los últimos 30 años.

Y, tal vez el más sorprendente de todos, es el siguiente, en el que se ve el número de personas que podrían alimentarse con el grano que se destina en EEUU a producir etanol.

Casi 350 millones de personas, una cantidad nada despreciable. El maíz, al menos en EEUU, solo se utiliza en un 2% para la alimentación humana, por lo que podría pensarse que usar maíz para producir etanol no disminuye demasiado la cantidad de alimentos. Sin embargo, en otros paises, el maíz se utiliza más para la alimentación humana. Además, si ese etanol no se produjera, podrían destinarse muchas de esas tierras a producir trigo u otros productos que se consumen en cantidades mayores como productos alimenticios.

Así que tenemos una causa que está pesando bastante en esa subida de los aliemntos: el constante aumento en la producción de etanol en EEUU. De momento, no parece que vayan a reducirse las subvenciones a su producción, ya que emplear el maíz de esa forma mantiene los precios altos y eso es muy positivo para los agricultores norteamericanos. Ni republicanos ni demócratas se han planteado retirar el apoyo al etanol (costaría muchos votos hacerlo). 

Parece que, en la crisis alimentaria mundial, quien tiene la sartén por el mango es EEUU.