Los pésimos resultados cosechados por día en los últimos cuatro años (un acumulado de pérdidas -1746,2 millones de euros entre 2018 y 2021) y el exceso de inversiones en reformas de tiendas, mantenimiento y tecnología tuvo como consecuencia un incremento notable del endeudamiento financiero (+1000 millones de euros) y una más que preocupante descapitalización de la empresa hasta llegar a un patrimonio neto negativo de -697 millones de euros en 2020, es decir, una situación de quiebra técnica.
La empresa "solventó" el problema refinanciando deuda y haciendo dos ampliaciones de capital, la primera de 600 millones en 2019 y la segunda de 1026 millones en agosto de 2021. De esta manera Dia consiguió cerrar el ejercicio 2021 con una notable reducción de deuda financiera (-1000 millones) y con un patrimonio neto positivo, pero de apenas 93,5 millones.
La deuda financiera está en valores razonables pero el patrimonio neto sigue siendo muy bajo.
Todo lo anterior sumado al enorme efecto dilución de las citadas ampliaciones de capital han llevado al desplome de la acción, pasando de los 4-5 euros/acción de 2017 (último año de beneficios) al poco más de un céntimo por acción que cotizan actualmente.
La clave como siempre es que la empresa vuelva a los beneficios pero la estrategia de los últimos años ha sido muy mala y la empresa se ha quedado atrás en este sector tan competitivo. Además ha habido una gran crisis reputacional por los numerosos escándalos contables por parte de las diferentes direcciones que han pasado por la empresa y por la venta de falsos ibéricos no aptos para el consumo.
Resumiendo: un desastre de gestión en todos los sentidos que ha arruinado a la empresa, al accionista y a bastantes empleados, ya que otra medida que tomó Dia en estos años de crisis fue despedir a 2100 personas.
La empresa "solventó" el problema refinanciando deuda y haciendo dos ampliaciones de capital, la primera de 600 millones en 2019 y la segunda de 1026 millones en agosto de 2021. De esta manera Dia consiguió cerrar el ejercicio 2021 con una notable reducción de deuda financiera (-1000 millones) y con un patrimonio neto positivo, pero de apenas 93,5 millones.
La deuda financiera está en valores razonables pero el patrimonio neto sigue siendo muy bajo.
Todo lo anterior sumado al enorme efecto dilución de las citadas ampliaciones de capital han llevado al desplome de la acción, pasando de los 4-5 euros/acción de 2017 (último año de beneficios) al poco más de un céntimo por acción que cotizan actualmente.
La clave como siempre es que la empresa vuelva a los beneficios pero la estrategia de los últimos años ha sido muy mala y la empresa se ha quedado atrás en este sector tan competitivo. Además ha habido una gran crisis reputacional por los numerosos escándalos contables por parte de las diferentes direcciones que han pasado por la empresa y por la venta de falsos ibéricos no aptos para el consumo.
Resumiendo: un desastre de gestión en todos los sentidos que ha arruinado a la empresa, al accionista y a bastantes empleados, ya que otra medida que tomó Dia en estos años de crisis fue despedir a 2100 personas.