“El tiempo es relativo”
Albert Einstein
Los tipos de interés no han sido lo que deberían haber sido durante demasiado tiempo
Y solo cuando baja la marea se ve que inversores se bañaban desnudos
El tiempo es relativo, depende del observador afirmaba el físico creador de la Teoría de la relatividad. Y aunque relativo, para todos los ahorradores el tiempo tiene un coste, porque, en general, preferimos el consumo presente al consumo futuro, lo que en economía se llama la preferencia temporal. Y solo estamos dispuestos a demorar al consumo presente si nos pagan por ello.
El ejemplo más claro es el experimento que se ha realizado millones de veces poniendo a un niño frente a un caramelo y diciéndole que si espera un rato sin comérselo, conseguirá otro caramelo. Ese caramelo extra son los intereses. Cuando crecemos nos pasa lo mismo, pero en vez de un caramelo es dinero y nos pagan con intereses, dividendos o plusvalías.
Y aunque esta sea la norma habitual, algunas personas prefieren pagar estos intereses a otras personas porque piensan que pueden combinar los recursos presentes de tal forma que obtendrían un valor superior en el futuro.
Por ello hay tantos intereses como ahorradores y demandantes hay en la sociedad. En general, se cumple que todos los ahorradores exigen un interés que contenga principalmente: una prima de riesgo por si nunca cobrasen la deuda (riego de crédito); y una prima por la inflación.
Hasta aquí todo claro, el ser humano solamente está dispuesto a renunciar al consumo presente por consumir más en el futuro.
El problema es que desde la crisis de 2008 esto no es así. Los tipos de interés a los que la gente ha prestado dinero a los gobiernos ha estado por debajo de la inflación. Y el tipo de interés al que prestaba dinero a las empresas muy próximo a la inflación, incluso por debajo en momentos puntuales. Y esto no era un problema mientras caía la inflación siempre y cuando hubiésemos prestado el dinero a un interés superior que la inflación futura.
Pero la situación se ha revertido y la inflación se ha disparado. ¿Qué ha pasado? ¿El mercado se equivocaba o se trata de algo temporal?
En el artículo anterior sobre la inflación explicamos que hay dos formas de interpretarla, una que da lugar a que sea temporal como afirma el BCE, y otra por la que perduraría en el tiempo.
Yo soy de la opinión de que la inflación es el aumento de la cantidad de dinero en circulación y la subida de precios solo la consecuencia. Por tanto, mientras se siga imprimiendo dinero, como se está haciendo, seguirán subiendo los precios.
¿Qué está pasando en los mercados financieros?
Básicamente, a la hora de invertir “en bolsa” podemos elegir entre renta fija y renta variable. La renta fija es prestar dinero a cambio de un interés durante determinado tiempo. La matemática es sencilla, nuestro beneficio es el interés que recibimos menos la inflación durante todo el tiempo que prestemos el dinero. Si la inflación es del 9% y hemos prestado dinero al 3% durante tres años, perdemos un 6% cada año, es decir un 18% aproximadamente. Está claro que perdemos menos que si lo dejamos en el banco y dependiendo de nuestras circunstancias podría ser una buena idea, todo es relativo.
Invertir en renta variable significa que invertimos en empresas. Si estas son capaces de aumentar los ingresos por encima de la inflación de los costes, entonces ganaremos dinero, y si no, lo perderemos. Por eso se llama variable.
Cuando valoramos tanto la renta fija como la renta variable lo hacemos en función de los tipos de interés, que implícitamente tienen en cuenta la inflación. Por eso, la primera reacción del mercado es que según aumenta la inflación y los tipos de interés, todas las valoraciones caen. En función de cómo evolucionen la inflación y los beneficios de las empresas, subirá la renta fija, o subirán las empresas con ventajas competitivas.
Vayamos un poco más allá
Me alegra saber que te está resultando interesante el tema. En esta parte quiero permitirme alguna licencia adicional en las opiniones.
Vamos a simplificar en análisis de los gráficos con un par de variables, el resto os las cuento. La línea naranja es la inflación subyacente (excluyendo la energía y los alimentos). Y la línea azul los tipos de interés a los que los ahorradores prestaban dinero a los gobiernos europeos a un plazo de 10 años en media. Como hemos dicho que la preferencia temporal es subjetiva, eso significa que puede tener sentido prestar dinero y perder poder adquisitivo. Por ejemplo, si somos lo suficientemente ricos podríamos estar dispuestos a perder cierto poder adquisitivo en el futuro con tal de garantizarnos que los gobiernos europeos no den ese dinero en el futuro.
Por otra parte, vemos que el interés al que se prestaba a las empresas a diez años (línea verde) también ha ido cayendo, incluso por debajo de la inflación, que, aunque pudiera tener la misma explicación que para la deuda soberana, no parece tener demasiado sentido.
También observamos que el BCE bajó los tipos de interés fuertemente en la crisis de 2008, reduciendo el coste de financiación para determinados sectores. El economista austriaco Mises señala que la impresión de moneda consiste en traspasar riqueza desde aquellos que sufren la inflación hasta aquellos que reciben la moneda nueva.
Si investigamos un poco encontramos que se puede solicitar créditos aportando como garantía activos negociados[1] (y algunos no negociados) que tengan calificaciones crediticias elevadas, básicamente bonos soberanos y empresas “financieramente estables”. Aunque adicionalmente también podría admitir “prestamos contra PYMES” o “préstamos para la adquisición de automóviles” siempre y cuando tengan “dos calificaciones de calidad crediticia equivalentes al nivel BBB de cualquier agencia de calificación aceptada”. Es decir, que, si consigo que el suficiente número de clientes pidan un préstamo para comprar un vehículo, digamos que les cobro entre el 8 y el 10%, y que una agencia de rating le otorgue al paquete de créditos una calidad crediticia suficiente puedo conseguir un préstamo por debajo del 1% en el BCE, o por lo menos antes podía, ahora que han subido los tipos costaría un poco más.
También es verdad que el BCE no regala el dinero y que no presta el 100% de los colaterales, pero así de primeras parecería que hay margen para que entidades de crédito, agencias de rating y empresas automovilísticas hagan buenos negocios. Puede que ahora tenga incluso más sentido hacerse accionista de BMW por ejemplo.
Por otra parte, el Euribor al que suelen estar ligadas las hipotecas, ha sido ligeramente superior al de los tipos de referencia del BCE y se suele mover a la par. Entre otras cosas porque los préstamos hipotecarios se aceptan como garantía en el BCE.
La inflación teniendo en cuenta la energía y los alimentos es más volátil y superior normalmente a la inflación subyacente.
Algo parecido ha pasado en EE.UU. El diferencial entre la inflación (narajana) y los intereses por prestar dinero al gobierno a 10 años (azul) se ha reducido, especialmente desde 2008 cuando la FED baja fuertemente los tipos de interés de referencia.
Para terminar, merece la pena revisar un marco temporal lo más amplio posible. Abajo vemos la inflación y los tipos de interés de la Fed desde 1960. Los tipos al cero por ciento no se habían visto nunca.