A partir de ya lo van a tener crudo algunos funcionarios (bueno, solo los vaguetes) pues por lo visto las administraciones públicas han descubierto una herramienta de software llamada Workmeter que de una manera "no intrusiva" mide la productividad de los trabajadores calculando al segundo el tiempo que dedican realmente trabajar, el que dedican a chatear o a navegar sin rumbo por los mares de internet o el que dedican a responder mails particulares o a ver su perfil de Facebook.
Lo cierto es que sería una buena putada que les bajasen, aún más el sueldo, cuando la solución es mucho más sencilla. Basta con identificar a los perezosos y apretarles los tornillos. Seguro que a los funcionarios les cabrea el uso de esta herramienta, pero según mi opinión en realidad deberían alegrarse de que por fin se pueda identificar a los que les dan esa mala fama que tienen. Así ya nadie podrá generalizar nunca más hablando de ellos, sino que se sabrá de una vez por todas quienes cumplen con su trabajo y quienes no lo hacen.
Según Joan Pons, el creador del software, muchos trabajadores que pierden el tiempo no lo hacen por mala fe o porque sean unos vagos, sino simplemente porque no son conscientes de ello y bastaría con hacérselo ver organizarles un poco para solucionar el problema.
Veremos.