Ejemplo perfecto de mail que no me gusta nada recibir:
Hola y muchas gracias por su ayuda. Me llamo Miguel y mi cuestión es la siguiente: Subastan mi casa en octubre. ¿Debo acudir a la subasta?, ¿después de la subasta cuánto tiempo puedo permanecer en mi casa o como puedo estar lo maximo posible?. La casa sale a subasta por 215.000 euros y al banco solo le he pagado un año y el valor real de la casa estará ahora sobre los 120.000 euros . ¿Es mejor no ir a subasta para que ésta quede desierta y el banco tenga que adjudicársela por el 60%?
Ante estas consultas mi respuesta siempre es la misma: Lo más honesto sería que el día de la subasta depositaras en el juzgado la llave de la casa pues desde ese día el propietario será otro. Ya lo comenté cuando mencioné a los parásitos de siempre.
¿En qué cabeza cabe que siendo yo subastero vaya a asesorarle a nadie sobre las formas de alargar la sinvergonzonería de permanecer en una propiedad ajena que además puede pertenecerle a otro subastero, con quien comparto los riesgos que estas inversiones siempre suponen? No lo haría ni aunque me pagasen, algo, por cierto, que me han llegado a ofrecer. ¿Acaso me gustaría que otros subasteros asesoraran a ciertos tipejos a los que me veo en la obligación de "lanzar" judicialmente de las propiedades que adquiero?
La cosa cambiaría si se tratase de un familiar o un buen amigo, pero lo tremendo es que siempre son completos desconocidos quienes se atreven a pedir este asesoramiento.
Y finalmente, para centrarme en este mail concreto, me llama mucho la atención que el solicitante solo haya pagado un año de cuotas, que le haya servido para vivir un montón de tiempo en la casa y que esta situación le parezca poco y aún pretenda pasar mucho tiempo más. ¿Es que no tiene vergüenza ni sentido de la Justicia?
Que se vaya ya y deje paso al nuevo propietario, que éste sí que ha pagado la casa y además lo ha tenido que hacer a tocateja.