Hace algo más de un mes salió a subasta una de las muchas propiedades de ese gran ejemplo de empresarios que fue gestor de Viajes Marsans y que ahora se hospeda gratis en un conocido hotel de la sierra madrileña ubicado en Soto del Real. Dejemos su nombre para las revistas del corazón.
Me puse en guardia en cuanto el administrador de la comunidad de propietarios me informó de quién estaba detrás de la propiedad, porque en general esta gente suele estar muy bien asesorada y acostumbran a sembrar sus propiedades como un campo de minas.
Y efectivamente así era también en esta propiedad, aunque esta vez las maniobras no le hayan servido para nada. Parece que la Justicia ha sido más rápida y eficiente de lo que el tipo y sus astutos abogados habían calculado.
Lo que se subastaba era un magnífico apartamento de 187 m2 en la urbanización Torre Real de Marbella. La casa estaba vacía y podía ser una buena oprtunidad de compra. La nota simple presentaba este aspecto:
Naturalmente esta subasta no tenía cargas anteriores, porque el embargo ejecutado era la anotación letra C, la primera de la lista de cargas. No obstante la anotación letra D de prohibición de disponer respecto a la inscripción 6ª de hipoteca a favor (o en contra, más bien) de la entidad "Quatre Bras Inversiones SA" despertó mi curiosidad y mis ganas de aprender. ¿A qué puede deberse que la Audiencia Nacional le prohíba a un acreedor ejecutar un crédito hipotecario si el deudor no ha devuelto la deuda?
Así que llamé al juzgado en cuestión, y el amable oficial me informó detalladamente de todo lo relativo a ese procedimiento: Por lo visto Quatre Bras Inversiones SA no es más que la empresa pantalla del conocido empresario mencionado más arriba, empresa con la que ha llenado de hipotecas todas sus propiedades en un intento desesperado e infructuoso de proteger su patrimonio.
No voy a entrar en más detalles para no dar malas ideas a nadie. Tan solo decir que si esas cosas no se preparan con muchííííísima antelación, suele ser bastante fácil desenmascararlas.
Lamentablemente al final no pude hacerme con el magnífico apartamento marbellí pues algún listillo se lo adjudicó exactamente al precio al que yo tenía pensado venderlo. O yo me quedé muy corto en la valoración o él se pasó de listo.
Otra vez será.