No estaba muerta, estaba de parranda.
- Buenas tardes, solo quiero saber si está vigente la subasta de mañana del juzgado ochenta y nueve.
- No, se va a suspender. Precisamente ahora vengo de entregar el escrito solicitando la suspensión.
- ¿Suspender? ¿Pero cómo? ¿Por algún error de última hora como pasó hace un par de meses o por otra cosa?
- Porque parece ser que hay unos interesados en comprar el piso.
- Interesados en comprar el piso seguro que hay muchos. A la subasta de mañana irán lo menos veinte postores porque el piso es majo y además seguro que las pujas suben un montón, pero lo que no entiendo es que se pueda vender si la dueña falleció, ¿es que ha aparecido algún heredero con derecho a escriturarlo y luego venderlo?
- Ufff, ni idea, hable usted con el letrado.
La conversación con el letrado fue incluso más corta, si cabe, porque se quedó muy cortado con mi llamada, se puso a balbucear cuando intentó explicarme cómo era posible que el piso se fuera a vender por fuera de la subasta si la dueña había fallecido y al final optó por colgar de improviso el teléfono y no volver a cogerlo.
Ahora sí que estoy cabreado.
Lo han vuelto a hacer. ¿Recordáis que hace quince meses le escribí a aquél listillo que estaba en mis manos? Pues lo de ahora debe ser algo muy parecido pero a lo grande. Ya no se trata de entrar subrepticiamente en la vivienda, pintarla, alquilarla durante un tiempo y sacarle unos eurillos. No, lo de ahora es mucho más ambicioso: se trata de venderla y llevarse la pasta o de adquirirla por dos duros.
Pero... ¿cómo lo van a hacer? Ni idea. Solo se que el letrado (ver más abajo la captura de pantalla) tiene su despacho profesional en el mismo portal del piso que salía a subasta y que no supo, no pudo o no quiso explicarme cómo era posible que pudiera ser vendido de forma extrajudicial el piso de una persona, Doña Asteria Virginia del Vall Anieva, que había fallecido sin hijos en junio del 2007 y de la que solo se sabía que había emigrado desde Argentina en los años treinta del pasado siglo y de la que se desconocía completamente la existencia o no de otros herederos.
Al menos el listillo del que escribí hace más de un año hizo las cosas por lo bajini, pagando discretamente la deuda de la comunidad de propietarios y entrando, pintando y alquilando con mucho sigilo.
No, estos de ahora prefieren hacerlo a lo grande y el caso es que no se me ocurre cómo. A menos que se trate de haber localizado en Argentina a algún pariente lejano, haberle traído de las orejas y haberle hecho firmar algunos documentos.
¿Pero a qué viene entonces tanto secretismo? ¿no podrían haberme explicado sencillamente que habían encontrado un heredero que se iba a hacer cargo de la deuda?
El piso estaba muy bien: Avda del Mediterráneo nº40, 87 m2 con dos dormitorios y dos baños. Ideal para alquilarlo a terceros por su cercanía al Retiro, a cinco minutos del centro de Madrid y a cinco minutos de la salida de Madrid, con caldera comunitaria de gasoil.
Era un piso muy parecido a este que anuncian en Idealista.
Y ojo, que la deuda por la que salía a subasta era muy reducida (no llegaba a cinco mil euros), con lo que todo lo que el precio hubiera excedido de esa deuda habría ido a parar a la Hacienda del Estado, es decir a todos nosotros. Para construir colegios, hospitales y parques infantiles, como les gusta decir ahora a los políticos demagogos.
Y lo que os pregunto es: ¿Qué opináis que ha pasado aquí?
Abajo os dejo algunos pantallazos por si alguno quiere investigar
Para quien esté interesado en investigar más o en denunciar el asunto a la Dirección General de Patrimonio, en los pantallazos figura el juzgado, el número de expediente, el nombre de la procuradora y, entrando en la url del pantallazo, hay que escribir el nombre del letrado que figura en el expediente judicial y especificar que pertenece al Colegio de Abogados de Madrid y luego pinchar en su nombre. Así nos facilitan la dirección de su despacho (que curiosamente coincide con la de la finca subastada) y sus teléfonos.
¡¡Y quien averigue algo que lo comparta!!