La llamada que me ha decidido definitivamente a emigrar a Miami
Acabo de tener una conversación telefónica de esas que te hacen desear coger el primer vuelo a Miami y no regresar hasta que los de Podemos se hayan hecho con las riendas de poder y lo hayan disfrutado durante unos años y entonces regresar a esta escombrera con todo el capital intacto para comprar activos inmobiliarios a precios de saldo.
Se trata de un piso de VPO que compré en primavera, a sabiendas de que estaba okupado y en el que esta mañana he estado echando una nota por debajo de la puerta animando a la propietaria (o a quien okupase la vivienda) a ponerse en contacto conmigo para tratar de la situación.
Y me ha llamado.
No recuerdo el desarrollo exacto de la conversación, pero algunas de sus frases se me han clavado como dagas, de manera que las voy a transcribir tratando de darle un cierto sentido.
Usted ha dirigido la nota a la persona equivocada porque esa señora era la antigua propietaria, pero ahora soy yo quien está aquí viviendo en la casa con mi hija porque yo me enteré de que ella se iba a marchar y que la casa iba a salir a subasta y antes de que se colaran los gitanos preferí hacerlo yo y así darle a mi hija un hogar estable y usted debe saber que todo lo he hecho legalmente. Primero entré en la casa, luego me empadroné junto con mi hija y me hice de la OFIAM donde me dijeron que fuera a La Caixa a pedir un alquiler social y así lo hice. Vamos, que me deja usted perpleja con que el banco se atreviera a subastar la casa sabiendo que yo y mi hija estamos aquí empadronadas legalmente porque los de la OFIAM me recomendaron que si me empadronaba les sería mucho más difícil desahuciarme. De hecho tengo todos los documentos y se los puedo enseñar, el empadronamiento, la solicitud a La Caixa de un alquiler social, etc. Y lo malo es que el asistente social me dijo que si la casa se la quedaba el banco yo tendría muchas posibilidades de conseguirlo, pero que si se la quedaba una persona física el banco no tendría motivos para ayudarme.
Prácticamente solo habló ella y luego he intervenido yo para explicarle que ella no es una afectada por la hipoteca sino simplemente una okupa y que su situación no solo es irregular sino que es un delito castigado con una pena de prisión de uno a dos años o con una multa de tres a seis meses y que si no se marcha por las buenas me veré obligado a solicitar que el mismo juzgado que ha subastado el piso se encargue de desahuciarla.
Me ha respondido con una carcajada y luego, con voz indignada:
Oye, yo no puedo andar cambiando de domicilio así como así. Mi hija necesita tener estabilidad y si me voy ahora voy a perder los derechos adquiridos y la posibilidad de que La Caixa me de el alquiler social que les solicité. Entiendo que tengas necesidad del piso para vivir en él (la había contado esa pequeña mentirijilla), pero antes que tú están los derechos de mi hija y lo que no entiendo ni me cabe en la cabeza es que el banco se haya atrevido a subastar la casa sabiendo que yo la estaba habitando. Yo no tengo la culpa de que a a ti te hayan engañado y lo primero que voy a hacer mañana mismo va a ser concertar una cita con mi agente de "Asuntos Sociales" para que me asesore. No creas que me vas a poder echar fácilmente.
Jejeje, eso habrá que verlo.
Por mucho que esta caradura se escude en los derechos de su hija la única verdad es que es una okupa, que entró dándole una patada a la puerta y que vive con la luz enganchada "by the face".
A la media hora de esta conversación me ha llamado la verdadera expropietaria de la casa subastada, la deudora, quien me ha contado que la okupa es una ex amiga que en cuanto se enteró de que ella se iba a ir de la casa por honestidad, porque no le parecía bien continuar habitando una casa que se iba a subastar y cuyo nuevo propietario iba a necesitar, rápido como una bala se coló dentro con la única idea de conseguir hacerse fuerte y que el banco le tuviera que conceder un alquiler social.
Por lo visto, me dice, la he jorobado los planes al adjudicarme yo la subasta en vez de el banco porque ella tenía la intención de forzarles a negociar.
Además me chiva que no me preocupe por ella, que su situación económica es estupenda, que tiene trabajo y que antes de colarse en esa casa estaba alquilada en otra y pagando el alquiler sin problemas. Además, que sus padres tienen dinero y viven en un chalet en Herrera Oria.
El movimiento okupa no me ha caído bien nunca, ni siquiera en sus inicios en el Berlín de los años ochenta, cuando aún estaba impregnado de cierto idealismo. Actualmente, además, como pasa siempre con todo, el movimiento ha sido infectado por toda esta canalla interesada cuya única motivación es aprovecharse de su aureola idealista para seguir viviendo del cuento.
Que pereza de país.
Entre los corruptos que nos roban por arriba y los adictos al gasto social que nos gorronean por debajo, no damos a basto para sostener a tanta casta.
La solución, Miami
¿O no?