Le recordaréis porque, además de ser un asiduo colaborador del blog, también fue uno de los alumnos del curso Triunfa Con Las Subastas a quienes permití matricularse con antelación al resto para que me dieran una opinión del mismo y me ayudaran a corregir algunos fallos antes de abrir definitivamente las puertas del curso.
Pues bien, han pasado los meses y actualmente Pecks es un avezado subastero que ha incorporado la investigación subastera a sus rutinas diarias.
Y hace unos días, en el "Chat de inversores" del curso nos contó algunas anécdotas que no me resisto a compartir en el blog para que todos veáis lo que es un día normal de trabajo de cualquier subastero.
Os dejo con él...
Primero voy a un juzgado a estudiar un expediente o ver, al menos, lo máximo posible. Me lo traen y me sueltan el pedazo de tocho en la mesa. Todo enterito para mi. Desde la carátula hasta la última hoja de pagar las tasas para la subasta. Empiezo a leer y comienza el lío. Hipotecas que aparecen y luego no, son cargas anteriores y luego posteriores, "pelea" entre procuradores, etc. Al final consigo desentramar todo y dejarlo claro. Pregunto por otra ejecución que está en marcha sobre la misma finca, a ver como está eso... coincidió que ambas eran del mismo juzgado. Y ahí empiezo a hablar con las 2 funcionarias de los 2 expedientes, que si cargas anteriores, cargas posteriores, cancelaciones, prioridad en el registro, etc. y ellas con cara de alucine. Una va y me suelta "¿Oye como es que sabes tanto? Se te ve bastante puesto en el tema" Jeje, les digo que hay que estar preparado, si no te la estás jugando y puedes acabar mal. "¿Eres procurador? ¿Trabajas en una inmobiliaria? Que no coño, que simplemente hay que hacer las cosas bien". Yo si que alucinaba con que esta gente no tuviera claro todos estos conceptos de cargas, prioridad registral, etc.
Bueno, lo mejor es que fueron muy amables y pude ver todo el expediente.
Luego fui en busca del deudor. Sabía que no vivía en el inmueble de subasta. Tenía dos direcciones que encontré en el expediente. Y me quedaban relativamente cerca. En la primera no hubo suerte, pero en la segunda lo encontré. Quiero decir que me encontré a un Piolín, como el del relato de Tristán en Subastanomics, jajajjaja
Pero eso fue más tarde. Primero no parecía muy colaborador ni quería decir mucho, pero después de un rato hablando pude sacar que no iba a pagar la deuda, que el inmueble de subasta estaba alquilado, que tiene más propiedades a su nombre, que está intentado vender o que no aparezcan a su nombre en el registro (¿alzamiento de bienes a la vista??), etc. Aclaro que hasta ahora todo fue bien y una conversación cordial y tranquila entre los dos. Le dejé mi teléfono y nos despedimos con un apretón de manos.
Más tarde fui a ver la vivienda de subasta. Ya sabía que estaba alquilada. Mi intención era verla por dentro, su estado, calidades, etc. y hablar con el inquilino, saber fecha de contrato, la renta, etc. No pude, sólo estaba la hija de la mujer que vive ahí, la inquilina. La madre no estaba. Otro día vuelvo de nuevo le dije. Pues bien, como una hora más tarde me llaman varias veces seguidas desde un número. En cuanto puedo contesto. Era el deudor, pero esta vez hablaba todo enfurecido y directamente amenazándome e insultándome. Porque me cogió de imprevisto, sino hubiera grabado la llamada y la compartiría por aquí, si Tristán lo considerara oportuno e interesante.
Entre otras lindezas: que quien coño me pensaba que era yo para ir diciéndole a los inquilinos nada de sus deudas, embargos, hipotecas, que eso no era asunto mío, le había jodido la vida (¿en serio?), que como me pillara me iba a enterar. Jajajja y yo alucinando. "Te voy a encontrar cabrón, voy a rastrear este teléfono y voy a dar contigo". Y yo: "si, haga lo que usted quiera. Si quiere mañana mismo voy a su casa y hablamos de nuevo, yo no tengo ningún problema". "Como vengas por aquí te quedas sin dientes, te voy a pillarrrrrr. Eres un mierdecilla que se dedica a hacer pujas y quitar las casas a la gente. Voy a pedir al juzgado que me de el nombre de todos los pujadores y verás. Te voy a denunciar".
Jajajajja, en definitiva me culpa de todos sus males y yo soy el malo de la película.
Lo despedí con un "haga usted lo que crea más conveniente".
Para rematar el día, fui por la noche a visitar a un amigo que tiene un bar. Allí tomando algo y hablando con unos amigos, charlé durante un rato con un tipo. No lo había visto nunca, pero se unió a la conversación sobre el tema de como están los alquileres ahora, los precios, etc. Y resulta que el tipo era todo un okupa profesional. Me contó algunas estrategias que usaba, pisos que le han ofrecido "comprar" otros okupas. También alardeaba de cómo consiguió una dación en pago de una vivienda que tenía hace muchos años, cuando eso no lo sabía nadie en el país. O como, en otra ocasión, en un juicio por desahucio, consiguió que el juez le hiciera caso y le dejara un chalet por un alquiler irrisorio de 100€ mensuales durante 20 años. En fin, todo un personaje.
Un día muy sui géneris.
A veces piensa uno que para qué meterse en estos líos, con lo tranquilo que estaba y sin problemas de ningún tipo. Pero el que no arriesga no gana. Y además, tampoco es para tanto.
Si te pones a pensarlo, ¿qué te puede hacer realmente un deudor de estos enfurecidos? ¿Te va a denunciar? El sabrá, pero en base a qué. Allá él o ella. Puede volverse la situación en su contra y acabar todavía peor. ¿Que te amenaza? Pues... sería un poco tonto ir solo a su casa para que te esté esperando allí él con 3 ó 4 amigos. Eso no. Bueno, si te gusta la marcha, puedes ir tú también con 3 ó 4 amigos, pero para qué. Si necesitas o quieres quedar con alguien así, lo mejor creo es en un sitio neutral, un centro comercial o algo así. O dejarlo pasar y ya está. La mayoría de estos hablan por hablar. Y luego nada.
Y lo mejor de todo, que este relato de Pecks coincidió en el tiempo con otro que me hizo un cliente muy novato que se puso a investigar por su cuenta una subasta.
Lo acabo de publicar en Subastanomics...
===>> Las tribulaciones de un novato en las subastas judiciales
Y de verdad que es muy notable el contraste entre ambas formas de afrontar este tipo de investigaciones.
Ahí donde uno entra pisando fuerte y relacionándose con naturalidad y sin complejos con el demandado y sus inquilinos, el otro vacila y es presa de las dudas y de complejos prejuiciosos. Y eso que estamos hablando de un no profesional excepcional que ha sido capaz de llevar a cabo, el solo, una investigación de altísimo nivel, teniendo en cuenta sus circunstancias.
En fin, que les quedo muy agradecido a Pecks y al novato por habernos brindado esta oportunidad de comparar sus experiencias.
¿Qué opinas, amigo lector?