Le conocisteis en uno de los últimos post que publiqué en Subastanomics, "Las tribulaciones de un novato en las subastas judiciales", post en el que compartió con los lectores su bitácora, día a día, de la investigación de la primera subasta por la que se interesaba. Hasta ese momento ni se le había pasado por la cabeza la peregrina idea de comprar en una subasta judicial. Desde aquél día no piensa en otra cosa.
En cuanto leí su bitácora supe que estábamos ante un novato excepcional y con una capacidad investigadora fuera de lo común.
Además, él mismo me comentó que desde que se interesó por esa subasta y conoció mis blogs, se propuso devorarlos para formarse lo mejor y más rápidamente posible.
Finalmente aquella subasta no estaba destinada a ser para él y tuvo que verla pasar de largo. Pero a esas alturas el veneno de las subastas ya recorría su cuerpo y enseguida volvió a contactar conmigo para que le informara sobre el curso Triunfa Con Las Subastas.
Tarde o temprano se va a matricular en el curso y con sus dotes excepcionales estoy más que seguro de que le va a ir genial en este negocio.
Pero antes tenemos que arreglar un pequeño asuntillo...
Y así llegamos al verdadero motivo de este post.
Resulta que nuestro amigo Emilio, completamente envenenado con las subastas, decidió buscar alguna otra con la que comenzar a ganar experiencia y buscando buscando llegó a esta joya de subasta: SUB-JV-2017-78433
¡¡Cooooño, que subasta más buena!!
Sin Tipo de Subasta, si deuda reclamada, sin tener que depositar fianza.
Y como Emilio es novato pero valiente y como le gusta probar cosas nuevas, pues...
Sí, queridos lectores, la puja de un euro que veis ahí es la de nuestro aventurero amigo.
Y a partir de ahí en su casa se armó la marimorena.
Lleva días durmiendo en el salón y pronto, si no soluciona este entuerto, se va a encontrar con las maletas en la calle.
Yo le he comentado que no es tan grave.
Que sí, que es cierto que tiene una hipoteca anterior de más de cien mil euros, pero las cuotas son solo de 330 euros mensuales y malo será que no se pueda alquilar por más dinero. Por lo tanto el adjudicatario se podrá quedar con la diferencia.
Eso si quiere quedarse el piso y mantenerlo en rentabilidad obteniendo la diferencia entre el precio del alquiler y las cuotas mensuales de la hipoteca. Porque otra opción podría ser no pagar ni un pavo de esa hipoteca anterior y simplemente alquilarlo y esperar a que el banco ejecute la hipoteca y lo subaste, quedándose Emilio con todo lo que obtenga de alquiler durante todo el tiempo que sea capaz de retrasar el procedimiento judicial.
¡¡Y solo a cambio de un euro!!
Lo repito, la cosa no puede ser tan grave.
Se trata de una subasta voluntaria y el demandado va a entregar encantado la posesión del inmueble. Actualmente está enseñando el piso sin problemas. Además, este hermoso piso de cuatro dormitorios y dos baños, que ocupa una superficie de 111 m2 tiene que valer forzosamente más dinero.
Por eso le digo a Emilio que no se preocupe, que tire adelante con esa adjudicación y que la defienda.
Lo vuelvo a repetir, la cosa no es tan grave.
Porque además, también puede quebrar la subasta.
Y santas pascuas.
Me he equivocado, señoría. Jugando, jugando, ofrecí un euro y cuando me quise dar cuenta me adjudiqué la subasta. ¿quién iba a pensar que podría comprar un piso por un euro? Ahora ya no lo quiero, señoría
En cualquier caso, Emilio, permanece tranquilo, estoy convencido de que si tú no quieres este chollo por un euro, cualquier lector de este blog lo querrá por dos euros.
¿Serás tu ese postor, amigo lector?
Por cierto, ¿no os recuerda esta historia a lo que ya predije hace dos años?