Si el subastero llama a su puerta, déjele pasar. Es por su interés.
Si cuando queremos vender una vivienda le ponemos alfombra roja a los posibles compradores, ¿por qué, cuando la venta es forzosa, les impedimos la entrada? me resulta incomprensible, máxime en el caso de una subasta, siendo el precio tan susceptible de estancarse o subir. A veces depende de un par de pequeños detalles.
En una venta normal el precio lo marca el vendedor y a los compradores solo les queda aceptarlo o no. Si no lo aceptan no hay venta.
Sin embargo en una subasta la venta se va a realizar lo quiera el vendedor o no lo quiera y solo falta por decidir a qué precio. El precio de partida es un euro y, a partir de ahí puede subir más o menos, dependiendo de la información de que dispongan los postores.
Por otra parte hay que tener en cuenta que, tal como comentábamos hace unas semanas sobre las diferencias entre las "Hipotecas en USA y en España", aquí en España si el banco acreedor no recauda en la subasta el dinero suficiente para saldar la deuda, la misma persiste y al deudor moroso le siguen reclamando dinero a pesar de haber perdido sus bienes. Razón de más para tratar a cuerpo de rey a los pocos subasteros que se interesen en su piso, abrirles la puerta y enseñarles toda la casa magnificando sus virtudes y camuflando sus defectos. En fin, como en cualquier venta normal.
Y por supuesto y muy importante, nada de amenazas del tipo "de aquí me van a sacar con los pies por delante" o "antes de irme le pego fuego", etc. No, nada de eso si se pretende recuperar una vida normal tras la subasta, sin deudas ni marrones de por vida. Dejemos el far west para las pelis de Clint Eastwood, que lo hace muy bien.
Por el contrario, lo que recomiendo es que los mismos demandados promocionen la asistencia de postores a la subasta, que pongan carteles en el portal por si le interesa a algún vecino, que pongan anuncios en prensa especializada, que contacten con tiempo con las inmobiliarias de la zona y que hagan todo lo posible para que acuda cuanta más gente mejor. Solo si consiguen salir de este mal trago sin restos de la deuda, podrán encarar una nueva vida desde cero.
Por la cuenta que les tiene.