Además se da la circunstancia de que por primera vez desde hace bastante tiempo la parte actora renunció no solo a pujar hasta cubrir los intereses y las costas, sino incluso se dejó un 10% del principal en el camino. La subasta se celebró un par de días después de las famosas manifestaciones de Francisco González del BBVA acerca de que la banca debe asumir las pérdidas del ladrillo y en pleno hundimiento del sector financiero causado por las mismas.
Mi opinión es que tanto estas manifestaciones de FG, junto a que el banco de España les dobló las provisiones por los ladrillos que se adjudicaran, son los dos factores que más van a hacer por que cambie la tendencia de los bancos de pujar como posesos en sus subastas hipotecarias para intentar lo imposible, a saber, que los subasteros subamos nuestras pujas hasta cubrir las deudas por completo. Esto ha pasado a la historia y mi pronóstico es que vamos a empezar a ver cada vez más adjudicaciones por debajo de la deuda.
Lo malo es que los subasteros somos muy reacios -y lo vamos a seguir siendo- a participar en subastas en las que sea imposible alcanzar el 70% del tipo, por la sencilla razón de que en las mismas el plazo oficial para que el propietario acepte o renuncie a su derecho a presentar a un mejor postor es de diez días, pero en la práctica resulta ser de varios meses, al menos en Madrid, cuyo Servicio de Notificaciones y Embargos está colapsado y a nadie le hace gracia que su dinero esté cuatro o seis meses en una cuenta corriente que no es la suya, no solo por el coste de oportunidad que representa, sino porque el dinerito está mejor en su propio bolsillo. Así de sencillo.
Y claro, en todas estas subastas en las que preveo que la parte actora, o sea el banco acreedor, va a renunciar a pujar hasta cubrir la deuda completa, las adjudicaciones no van a quedar firmes y a los subasteros puede que eso siga ahuyentándoles. Así que los bancos tendrán que rebajar aún más sus expectativas hasta llegar al punto en que a los subasteros, a ese precio, les merezca la pena el coste de oportunidad de adjudicarse subastas sin que queden firmes.
Mi caso en la subasta de esta semana ha sido exactamente ese. La adjudicación no es firme y aún se puede torcer, pero resulta que para que se tuerza el propietario tiene que presentar a alguien que ofrezca unos 85.000 euros más que yo y eso no es fácil que lo consiga, y la parte actora tampoco.
Toco madera