Recuerdo claramente quienes eran y qué hacían los zotes de mi clase de octavo de básica, allá por los años setenta. Hoy les darían una beca solo por continuar matriculados, pero los curas de mi colegio no pensaban igual y ninguno de ellos pudo continuar sus estudios en ese centro.
Pero nada que ver aquellas golferías con lo que sucede ahora. La semana pasada un grupo de hijoputas en un pueblo de Córdoba y otro grupo de lo mismo en otro pueblo de Huelva cometieron la atrocidad de violar en grupo a sendas chiquillas de apenas trece años. Lo curioso es que algunos de esos criminales tienen trece años y, por culpa de la absurda Ley del menor, son inimputables y no se les puede decir ni mu.
Me he mordido la lengua durante más de una semana, para no ser "ese pesado de siempre que nos da la lata con el mismo temita", pues ya lo había tocado en "Lobos contra corderos". Lo lamento mucho, pero no me puedo resistir, prerrogativas de tener un blog y a tres o cuatro que aún me leen.
En estos momentos, en cada barrio de nuestras ciudades y en cada pueblo de la geografía española hay miles de chavales de 13 años que están discutiendo la posibilidad de subir un pequeño escalón en sus actividades delictivas cotidianas. Por las noches, entre litrona y litrona o en botellones de petit comité, mientras se pasan los petardos, los más osados están convenciendo al resto (que se deja llevar) de que sí, que es cierto que se pueden cepillar a "la Paula", la maciza del bloque, la que ha desarrollado esas cacho tetas, sin que les pase absolutamente nada.
- Que sí tío, mira lo que ha pasado en Huelva, nos la tiramos y no nos pueden hacer nada, ni una colleja.Y mientras esta carne de presidio discute acerca de como arruinarle la vida a una chiquilla, nuestros políticos se dedican a discutir acerca del sexo de los ángeles y tratan de tranquilizarnos con el estribillo de que no se puede legislar en caliente, que con trece no se tienen las ideas aún claras y bla, bla, bla.
- Ya está el Juaneque con sus fantasías, si lo hacemos nos cae el marrón y nos llevan pa dentro
- Que no, que me lo contó el Sheri, si no hemos cumplido catorce no nos pueden hacer na.
- Como mola, me pido primer
- Joder coño ¿Y yo que hago, si ya los he cumplido?
- Te jodes y a mirar, pringao
- Yo paso, si la jodo otra vez mi madre me mata
- ¿Tu madre? como mucho te deja de hablar unos días, acuérdate de como fue al insti hecha una fiera porque te querían echar, cuando le diste lo suyo al dire
- Es verdad tío, no seas moña, o entramos todos o ninguno.
- Pero habrá que planearlo bien, que la Paula es mucha Paula y como se ponga a gritar.
- Bueno, nos turnamos pa follarla y el resto la sujetamos da buten. Yo la pongo el pincho en el cuello y ni se menea.
- Hostia tú ¿Y por qué no la pinchamos cuando hayamos acabao? sería flipante ver el chorrazo de sangre.
- Eso mola, pero mejor la asfixiamos con un cable, ¿Que no mola ver cómo se le salen los ojos y la lengua?
- Joder Cuco, eres un puto psicópata.
- ¿Y yo, puedo ayudar?
- Coño Setas, caray con tu hermanita ¿Pues no dice que quiere ayudar, la tía?
- Si no me dejáis se lo soplo a la Paula y además...
- Vale, vale, pero tú solo puedes mirar,... y mientras, lo grabas con la cámara.
- Eso, y como se chote la Paula la metemos en el Facebook.
etc...
Hace más de veinte años que oigo esa cantinela de que no se puede legislar en caliente o que no se pueden hacer leyes ad hoc. Nos gobiernan y legislan mierdecillas que para mear se la cogen con papel de fumar y no hay absolutamente nada que podamos hacer porque nuestro sistema político no es una democracia plena, sino una partitocracia en la que los diputados, escudados tras la pantalla de los partidos, no son responsables ante los ciudadanos. En Estados Unidos, como a un político se le ocurra salir con las chorradas esas, se le echan encima miles de sus votantes enviándole cartas advirtiéndole que se olvide de la reelección.
Mientras nos sigan gobernado estos políticos meapilas y beatones de la corrección política no podremos hacer nada. La única solución reside en establecer elecciones con listas abiertas, para que los ciudadanos podamos tachar de la lista a los papanatas que se dedican a decir estas chorradas.
Hoy en día mimamos a nuestras hijas hasta lo indecible, las llevamos al parque, a ballet y las compramos todos sus carísimos caprichos, mucha ropa, ipods y las permitimos vivir en una burbuja de amor y bienestar, como para permitir que unos politicastros de quinta nos vengan con el cuento de que si son violadas por menores de trece años nos toca callarnos y sufrirlo en silencio. En cualquier otra sociedad más democrática y sana que esta ya les habríamos corrido a gorrazos.
Habrá quien piense que exagero, pero yo creo que todo se reduce a una cuestión de premios y castigos, frenos e incentivos. Si no castigamos, estamos incentivando. Estos "angelitos" de trece años tienen la misma edad que yo tenía en octavo de básica y recuerdo que el concepto del bien y del mal lo teníamos todos muy claro.
Y si estos, en vez de calcular que saldrán indemnes de la aventura, supieran que les iban a meter al trullo quince años y que allí les iban a convertir en las novias de la octava galería, ni se les ocurriría tocar un pelo a la guapísima Paula, quien podría seguir disfrutando feliz de su adolescencia y ellos se tendrían que limitar a incluirla en sus sueños oníricos.
Nota: Ruego a los sufridos lectores me sepan perdonar el vocabulario tan soez que ha sido necesario para entrar en situación.