Queridos lectores,
de verdad que no se por qué os empeñáis en que tengo especiales conocimientos que me capacitan para asesoraros en casi todo. No es así y tampoco quiero que lo sea. No soy abogado ni consultor ni nada parecido. Mi negocio y lo único a lo que quiero dedicarme son las inversiones inmobiliarias, en las que tengo incluso demasiado trabajo.
De verdad que lamento no poder ayudaros, pero si me reuniera solo con la mitad de los que me lo piden, no tendría tiempo para nada más y lo que de verdad me gustan son las subastas, en la que me siento como un lobo estepario en busca de su oportunidad. Ya se que la mayoría de las veces comenzáis vuestros correos diciendo que estáis dispuestos a pagarme, pero de verdad que no se trata de eso, sino más bien de que no quiero dispersarme tanto como me está obligando a hacer el blog.
Y tampoco voy a facilitarle a nadie el contacto con mi abogado, a quien reservo para mis propios clientes (los clientes siempre sois bienvenidos). Siento ser tan directo y parecer tan egoísta, pero cada cual tenemos nuestras circunstancias y las mías son estas.
Cuando hace unos meses corté radicalmente con los que pretendían que moviera el culo por ellos y por la cara, dije que iba a empezar a cobrar 600 euros por cada consulta que me obligara a implicarme personalmente, pero no me refería a que yo quisiera convertirme en asesor jurídico ni nada parecido. Me refería, más bien a consultas inmobiliarias del tipo...
(...) Tristán, me ofrecen comprar este bien (o este crédito) a un precio que me parece buenísimo y temo que sea una estafa, ¿podrías hacerte cargo y asegurarme que todo está en orden?
Cosas así las puedo resolver en media mañana y son el tipo de cosas que acostumbro a hacer cada día para mí mismo. Me reúno a las nueve con el novato y con quien le hace la oferta, leo la nota simple y visito el inmueble para comprobar quién tiene la posesión, todo como si se tratara de hacer yo mismo la inversión en una subasta. A medio día ya he tomado una decisión. Seiscientos pavos y me voy pitando que tengo subasta a la una.
Cualquier otro tipo de consultoría, reuniones, asesoramientos, etc. ni quiero ni tengo tiempo para hacerlas. A ningún precio. Una cosa es dedicar un par de párrafos (o quizá algo más) a resolver una duda acerca de las subastas judiciales y otra, muy distinta, es creer que soy un sabelotodo buscavidas.
Otra cosa, hasta hace poco resolvía un buen montón de consultas, que me enviaban tanto entre los comentarios del blog como a mi correo personal, en el buzón que hay en la columna de la derecha. Pero desde hace un par de semanas respondo a casi todos los consultantes con el ruego de que hagan la consulta en el mismo del blog para que todos los lectores puedan leer la respuesta. Es tan fácil como pinchar en "Añadir comentario", por ejemplo en el último post, o en "Envía tu consulta", arriba a la derecha del blog, justo encima de la frase de Blade Runner (¿Que qué es Blade Runner? Amigo, tienes un problema).
Naturalmente a los que no estén registrados el sistema les pedirá que se registren antes de enviar la consulta, pero es un trámite muy sencillo que solo lleva un minuto y que queda hecho ya para siempre. Nadie da nada a cambio de nada y el precio de mis consultas es ese: registrarse.
Solo respondo directamente desde mi correo a aquellos cuya naturaleza de la consulta es demasiado personal para exponerla a todos los lectores o cuya consulta es demasiado extensa y/o complicada (y a los que contactan para contratarme, esos siempre son bienvenidos, naturalmente). El resto ya lo saben: Blog is life.
Queridos lectores, os deseo muchísima suerte en todo lo que os propongáis y, si habíais pesado en contactar porque estáis en dificultades financieras, o porque tenéis problemas jurídicos, no perdáis vuestro tiempo conmigo, que no lo merezco. Dedicadlo más bien a encontrar un buen abogado especializado. Será lo mejor.