La subasta del morro-so

Hoy estoy contento porque me han dado la Posesión de un piso que compré a finales de septiembre y que está en San Blas. El ex-propietario fue muy amable y llevó él mismo la llave del piso al Juzgado. Ocurre a veces.
Pero lo que me tiene anonadado de este caso es la inmensa cara dura, jeta, morrro, hocico, desfachatez, descaro, osadía (se me acaban los sinónimos) que derrocha este singular personaje. En primer lugar diré que el piso era de Protección Oficial, pisos que no suelo comprar porque hasta ahora siempre me han dado problemas, a veces simples problemas burocráticos y a veces (las más) verdaderos quebraderos de cabeza. Pero en este caso, como el piso es del año 1979 no pensé que tuviera nada importante. La hipoteca anterior, que era de Ivima era una miseria de 250.000 pesetas y el recibo mensual era tan sólo de unas 1.000 pesetas. Los del Ivima me informaron que no había ninguna incidencia contra este señor así que supuse que esta hipoteca anterior estaría ya pagada. El piso salía a subasta por un embargo posterior a la hipoteca y además había bastantes embargos pequeños posteriores al de la subasta.
La sorpresa fue que, una vez adjudicatario del piso, en el Ivima me informan de que éste pájaro sólo había pagado las tres primeras mensualidades de la hipoteca y que ahora me tocaba a mí liquidar esa deuda. En fin, no tiene mayor importancia porque el total es muy pequeño pero me pregunto cómo es que en casi treinta años a nadie del Ivima se la había ocurrido hacer algo con este piso cuya deuda no se estaba pagando.
Pero aquí no acaba la historia de este gran vividor. He olvidado decir que este señor trabaja para el Ayuntamiento de Madrid recogiendo las basuras, es decir, que tiene un buen sueldo y sus problemas económicos no vienen de que esté sin trabajo ni nada parecido. De hecho él no tiene problemas económicos, sino que los que los tienen son los que se cruzan con él y/o se fían de él.
Por otra parte es una persona amable y con don de gentes, como muchos con este mismo perfil.
En cuanto me dieron el Auto de Aprobación del Remate y hube pagado el resto del precio, me fui a verle, como siempre hago, para preguntarle cuándo tenía previsto marcharse y explicarle el procedimiento y concertar con él los pasos a seguir.
Ya he dicho que es una persona afable y extrovertida. Entonces fue cuando me explicó que antes de la subasta él y su familia habían contactado con la Consejería de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid y que habían conseguido "por su especial situación" que les adjudicaran una vivienda de Protección Oficial y que -para más inri- como la suya es una familia numerosa en la que además tienen a la abuela y a un niño discapacitado, con una vivienda de tamaño normal no les valía, por lo que les han unido, especialmente para ellos, dos viviendas. Como me dijo, ya estaban entregando las llaves y en breve dispondría de ella por lo que pretendía dejarme libre el piso en pocas semanas.
Esto sólo puede pasar en un país de pandereta como España.
Es decir, que el gachó consigue en 1979 una vivienda de Protección Oficial por la que tiene que pagar de hipoteca mil miserables pesetas al mes. No sólo no las paga sino que se acostumbra a no pagar nada ni a nadie hasta que finalmente su suerte parece acabársele y le subastan el piso por una de las muchas deudas posteriores, pero él hace un brindis al sol y consigue que el mismo organismo público al que no le pagó la hipoteca de su piso ahora subastado, le adjudique ahora no sólo un piso, sino dos.
Chapeau.