Hace un año los funcionarios de Justicia hicieron una huelga que duró la friolera de dos meses y que aumentó aún más el secular retraso de la Justicia en este sufrido país. Yo estoy en contra de las huelgas por principio, de todas las huelgas, pero aquella tuvo algunos momentos hilarantes, como cuando habiendo llegado ya al acuerdo de desconvocarla después de dos meses de paros, y queriendo el gobierno que los funcionarios se comprometieran a esforzarse al máximo para recuperar el tiempo perdido, llegaron al acuerdo de que sí, los oficiales de los juzgados lograrían recuperar lo perdido pero a cambio del pago de horas extras que les remunerara el esfuerzo.... pero pretendían que esas horas extra se les remunerara sin tener que hacerlas, argumentando que serían capaces de ponerse al día sin necesidad de quedarse más tiempo en los juzgados, simplemente aumentando la productividad.
je-je qué risa, eso ya lo sabíamos todos, y también que no solo les daría tiempo a recuperar el trabajo perdido, sino también a ir un par de horitas de compras a El Corte Inglés, vaya novedad.
Bueno, voy al grano. Hoy los funcionarios de Justicia de la Comunidad de Madrid vuelven a estar de huelga porque reclaman no se qué que me da igual, y por este motivo hoy he optado por irme a trabajar a Segovia, que últimamente la tenía muy abandonada.
Segovia siempre me ha dado muchas satisfacciones aunque ya están muy lejanos aquellos tiempos en los que apenas aparecían por aquí los subasteros de Madrid. Solíamos venir un par de madrileños y, si acaso, algún subastero del lugar. Ahora vienen muchos subasteros de Madrid y se ha puesto difícil comprar a buen precio, qué se la va a hacer.
Pero desde siempre los juzgados de Segovia han tenido una peculiaridad que me ha llamado mucho la atención y que ahora que tengo este blog he decidido denunciar:
SUS TABLONES DE ANUNCIOS SON UN ESTERCOLERO.
Es vergonzoso. Será posible que la única manera que los juzgados tienen de comunicarse con la ciudadanía, que son los tablones de anuncios, donde cuelgan los edictos, sean un nido de porquerías con edictos que caducaron hace dos años, donde hay carteles de sindicatos movilizándoles para no se qué, subastas de época de Felipe II, capas y más capas de edictos unos encima de otros. Llega el encargado con un edicto nuevo, busca algún pequeño hueco en el corcho en el que quepa la chincheta y ¡ale hop! un nuevo edicto sobre los anteriores. Y si le resulta imposible encontrar nuevos huecos, no importa, con unos trozos de papel celo lo pega en la pared junto al tablón de anuncios ¡al diablo con la estética! Una auténtica vergüenza, ¿es que el juez y el secretario entran a los juzgados con anteojeras para no ver más que la puerta de sus despachos?
Un buen tablón de anuncios debería estar perfectamente limpio y ordenado, sin ningún edicto caducado y además con cristales protegiéndolo para que ningún subastero listillo arranque el edicto de la subasta que le interesa para evitar a los licitadores de la competencia.
La solución es bien sencilla. Quitar todo lo caducado no creo que lleve más de 5 minutos.
Si hay que pagarles un par de horas extra para que ordenen el tablón, que se haga y en paz.