Vas caminando entre un montón de gente por la Gran Vía de Madrid.
De repente chocas con una albano-kosovar y notas que una mano se introduce en tus pantalones.
Inmediatamente te das cuenta de lo que ha pasado y echas a correr tras ella, con la inmensa suerte de que la joven, en su huida, choca con una pareja de polis que hacían la ronda por Callao.
- Uff, menos mal. Agente, detenga a esta tipa que me acaba de sustraer la cartera.
- Eso es falso, señor policía, este señor me está persiguiendo para violarme.
- Pero qué dices, perra, si eso que llevas en la mano es mi cartera y dentro están mi DNI y mi dinero.
- A ver, joven, muéstreme la cartera y comprobaremos si lo que dice este señor es cierto, si la cartera es de este señor o si es suya.
- Eso eso, que la muestre, pero mientras tanto póngale las esposas, que éstas del este de Europa no vea si corren.
- Lo lamento, señorita, pero la cartera debe ser de este señor porque el DNI que hay dentro es el de él.
- Noooooo, de eso nada, la cartera es mía y el DNI y las tarjetas de crédito los acabo de encontrar en el suelo. Mi hermana es testigo de ello.
- ¡Serás puta! Cacho de zorra, dame la cartera ahora mismo o te muelo a hostias.
- Eh, eh, señor, contenga su agresividad o me lo llevo preso en menos que canta un gallo. Mire usted, señor, yo no pongo en duda lo que usted está diciendo sobre que ha notado como le sustraían la cartera, pero esta señorita dice que tiene testigos de que la cartera es de ella y de que la presencia de su DNI en la misma es meramente circunstancial. Lo lamento mucho pero da igual que yo le crea a usted o a ella. Yo soy un simple policía y no tengo jurisdicción para resolver sobre este asunto. Lo único que puedo hacer es tomar nota de su denuncia y pasarlo al juzgado para que a su debido tiempo sea un juez quien resuelva sobre la propiedad de la cartera.
- ¿Pero qué está usted diciendo, agente? ¿No se da cuenta de que en los doce meses que van a transcurrir hasta que eso suceda esta hija de puta se va a gastar todo mi dinero?
- Lo se y lo lamento, pero con la Ley vigente eso es todo lo que puedo hacer por usted.
- Jooodeeeer, ¿y si lo que me hubiera robado fuera el coche, también la dejaría irse conduciéndolo a pesar de que el mismo estuviera a mi nombre?
- Pues seguramente sí siempre que esta joven manifestara que el coche se lo había vendido un señor que se encontró por la calle.
- ¿Aunque el coche no estuviera a su nombre y ella no pudiera acreditar la compraventa? Vaya mierda de país éste en el que ya ni la policía sirve para proteger a los ciudadanos honrados que nos hinchamos a pagar impuestos.
- Escuche señor, nosotros los policías ni hacemos las leyes ni juzgamos, por lo tanto no tenemos la culpa. Y efectivamente, sí esta joven manifestara que el coche se lo había vendido uno que se encontró por la calle, yo no sería quien para juzgar la veracidad de sus palabras y tendría que derivar el problema al juez de turno. Sí, ya se que mientras tanto ella podría seguir conduciendo su coche e incluso estrellarlo.
- Muy bonito. Y ustedes no harían nada para evitarlo.
- Por favor, señor, dejemos el asunto del coche, que no es más que un futurible y procedamos con la denuncia...
¿Te imaginas, querido lector, que se pudiera producir una situación semejante?
Pues te informo de que, de hecho, se está produciendo todos los días.
Y se está produciendo con propiedades mucho más valiosas que una cartera llena de dinero o un simple coche. Se está produciendo con las viviendas de las personas.
Sí, esas propiedades en las que los ciudadanos, ya sea para reformar y mejorar nuestras casas o ya sea simplemente para decorarlas, vamos enterrado todo lo que somos capaces de ahorrar. Y en nuestras casas no solo vamos enterrando nuestros ahorros sino que también acumulamos nuestros libros, nuestras fotos familiares, nuestros documentos, nuestros recuerdos, nuestra historia, nuestra vida.
Y de repente llegan unos hijos de puta y aprovechando que nos hemos ido de puente se nos cuela en la casa.
Para que cuando llamemos a la policía ésta no les pueda echar, les basta con decir que necesitaban un refugio y que al pasar por ahí se encontraron la puerta abierta y que ante su estado de necesidad no les quedó más remedio que aprovechar la ocasión y refugiarse toda familia en esa casa.
Y esto lo dirán incluso aunque hayan tenido que echar la puerta abajo.
Mientras que no haya testigos de que fueron ellos quienes derribaron la puerta siempre podrán decir que la encontraron así.
Solo es necesario que hayan transcurrido al menos 48 horas desde que se instalaran en la casa, algo muy sencillo de aparentar simplemente encargando una pizza un par de días antes del asalto. Les basta con recibir al repartidor en el portal y guardarse el recibo.
Otras veces no argumentan que se encontraron la puerta abierta sino que estaban buscando casa y un señor que se encontraron en la acera les alquiló ésta, habiéndole pagado mil euros por adelantado. O mil quinientos. O dos mil. Lo mismo da una mentira que otra.
Digan lo que digan el agente de policía no entrará en detalles y no podrá resolver nada porque, igual que ha explicado el poli de la Gran Vía, los policías no son quienes para juzgar lo que es verdad o mentira y ellos solo pueden tomar nota de la denuncia y pasarla al juzgado.
Todo esto se explica perfectamente en este artículo de El Confidencial:
El mercado negro de la okupación
Y yo me pregunto...
¿En qué momento nos hemos ido todos a tomar por culo?
¿Cuándo dejaron los políticos de mirar por los intereses de los ciudadanos?
Occidente entero, pero especialmente España, estamos afectados por un cáncer llamado progresismo que nos está dejando inermes ante la destrucción de muchas cosas que hace solo una década serían inconcebibles.
Y mientras a los ciudadanos de nuestro país les pueden suceder putadas semejantes, ¿se puede saber que hace el gobierno del señor Rajoy para evitarlas?
Nada, ni el gobierno del Mariano Rajoy ni los 137 diputados que el Partido Popular tiene en el Congreso de los Diputados están haciendo nada por solucionar este nuevo tremendo problema que aqueja a la sociedad española. Como tampoco están haciendo nada los 85 diputados del PSOE.
¿Y por qué?
Porque a todos estos les importan un carajo los problemas de los ciudadanos españoles y porque a unos solo les importa hacer lo posible por conservar sus puestos de gobierno y a los otros solo les importa boicotear en lo posible a los primeros para hacerse cuanto antes con los puestos que ocupan.
Y porque, en definitiva, todos estos políticos, tanto los de izquierda como los de derecha, son tan okupas como los gitanos que han convertido la okupación en su nuevo negocio. Solo que lo que okupan nuestros politicastros no son casas sino escaños.
Me interesa mucho conocer la opinión de los lectores de este blog.
Pero sobre todo, como presidente del gobierno que es y, por lo tanto, responsable de esta situación, estoy deseando conocer la opinión del señor Rajoy sobre este problema de la okupación.
Y así es como, poco a poco, se va yendo a tomar por saco la España del Señor Mariano Rajoy.