La precampaña de la campaña electoral me tiene harto y, para colmo, ayer se le ocurre decir a un majadero que llamar zorra a tu mujer es como aludir a su astucia. Qué falta de sentido común en quien más debería tenerlo. Ya se que en estos tiempos parece que está muy de moda eso de estar indignado. Pero frente a los anti-sistema, semilla del totalitarismo, que quieren hacerse con el control de nuestras calles y plazas públicas, yo que soy un demócrata respetuoso de la Ley, me voy a limitar a exponer unas cuantas de las muchas razones de mi indignación.
En primer lugar estoy indignado con la baja calidad democrática de las instituciones, con unos tribunales completamente mediatizados por los partidos políticos y una fiscalía servil al gobierno de turno.
En segundo lugar estoy harto de la ausencia de democracia interna en los partidos políticos.
Ídem sobre la actual Ley Electoral, que debería funcionar con listas abiertas y ser mucho más representativa y garantizar que los votos en blanco y los votos nulos tuviesen los correspondientes escaños vacíos en las Cortes. Por cierto, el Senado sobra.
Indignado igualmente con la ausencia de referéndums para las cuestiones que más interesan a la ciudadanía. Hace unos meses en California se votó sobre si legalizar o no la marihuana y en Irlanda sobre el aborto y en Suiza e Italia también se vota habitualmente acerca de casi todo. Yo hasta ahora siempre me he abstenido en las elecciones, pero nunca me han dado la oportunidad de opinar sobre los asuntos que más me interesan. ¿Estamos seguros de que los españoles no aceptarían la cadena perpetua en el Código Penal? ¿Qué nos hace suponer que el resto de los españoles estamos satisfechos con la unión política que existe con el País Vasco? A lo mejor queremos independizarnos, jejeje. Que pudiéramos opinar sobre esto sería la verdadera "Democracia Real" y no las majaderías del 15-M.
Y qué decir de la banca europea y los famosos "rescates" de los países periféricos. El problema no son dichos países, sino los bancos que de manera irresponsable han prestado dinero a gobiernos manirrotos, y que ahora pretenden socializar sus previsibles pérdidas pasándole el mochuelo al Banco Central Europeo y, por tanto, a todos los ciudadanos, especialmente a los alemanes, que parecen tontos y son los que deberían estar más indignados. Esos primos sí que tienen prohibidos los referéndums en su Constitución.
Tampoco puedo dejar de mencionar mi indignación con la baja estofa de los políticos de mi país, que son muy buenos políticos en el sentido más peyorativo del término, es decir que saben mentir sin que se les note, son maestros del disimulo y diestros en el escamoteo. Pero son unos penosos gestores de la cosa pública.
Y por supuesto, y sobre todo, estoy indignado con que la mitad holgazana del país pretenda vivir a costa de la otra mitad, los industriosos, los que pagamos impuestos. ¡Ese si que es el colmo de los colmos!