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El disco, otro cuento de Borges

Unas pocas líneas le bastan a Borges para describir la esencia de la codicia de un hombre y de la posible locura de otro:

Soy leñador. El nombre no importa. La choza en que nací y en la que pronto habré de morir queda al borde del bosque. Del bosque dicen que se alarga hasta el mar que rodea toda la tierra y por el que andan casas de madera iguales a la mía. No sé; nunca lo he visto. Tampoco he visto el otro lado del bosque. Mi hermano mayor, cuando éramos chicos, me hizo jurar que entre los dos talaríamos todo el bosque hasta que no quedara un solo árbol. Mi hermano ha muerto y ahora es otra cosa la que busco y seguiré buscando. Hacia el poniente corre un riacho en el que sé pescar con la mano. En el bosque hay lobos, pero los lobos no me arredran y mi hacha nunca me fue infiel. No he llevado la cuenta de mis años. Sé que son muchos. Mis ojos ya no ven. En la aldea, a la que ya no voy porque me perdería, tengo fama de avaro pero ¿qué puede haber juntado un leñador del bosque?

Cierro la puerta de mi casa con una piedra para que la nieve no entre. Una tarde oí pasos trabajosos y luego un golpe. Abrí y entró un desconocido. Era un hombre alto y viejo, envuelto en una manta raída. Le cruzaba la cara una cicatriz. Los años parecían haberle dado más autoridad que flaqueza, pero noté que le costaba andar sin el apoyo del bastón. Cambiamos unas palabras que no recuerdo. Al fin dijo:

- No tengo hogar y duermo donde puedo. He recorrido toda Sajonia.

Esas palabras convenían a su vejez. Mi padre siempre hablaba de Sajonia; ahora la gente dice Inglaterra.

Yo tenía pan y pescado. No hablamos durante la comida. Empezó a llover. Con unos cueros le armé una yacija en el suelo de tierra, donde murió mi hermano. Al llegar la noche dormimos.

Clareaba el día cuando salimos de la casa. La lluvia había cesado y la tierra estaba cubierta de nieve nueva. Se le cayó el bastón y me ordenó que lo levantara.

- ¿Por qué he de obedecerte? - le dije. - Porque soy un rey - contestó. Lo creí loco. Recogí el bastón y se lo di. Habló con una voz distinta.

- Soy rey de los Secgens. Muchas veces los llevé a la victoria en la dura batalla, pero en la hora del destino perdí mi reino. Mi nombre es Isern y soy de la estirpe de Odín.

- Yo no venero a Odín - le contesté -. Yo venero a Cristo.

Como si no me oyera continuó:

- Ando por los caminos del destierro pero aún soy el rey porque tengo el disco. ¿Quieres verlo?

Abrió la palma de la mano que era huesuda. No había nada en la mano. Estaba vacía. Fue sólo entonces que advertí que siempre la había tenido cerrada.

Dijo, mirándome con fijeza:

- Puedes tocarlo.

Ya con algún recelo puse la punta de los dedos sobre la palma. Sentí una cosa fría y vi un brillo. La mano se cerró bruscamente. No dije nada. El otro continuó con paciencia como si hablara con un niño:

- Es el disco de Odín. Tiene un solo lado. En la tierra no hay otra cosa que tenga un solo lado. Mientras esté en mi mano seré el rey.

- ¿Es de oro? - le dije.

- No sé. Es el disco de Odín y tiene un solo lado.

Entonces yo sentí la codicia de poseer el disco. Si fuera mío, lo podría vender por una barra de oro y sería un rey.

Le dije al vagabundo que aún odio:

- En la choza tengo escondido un cofre de monedas. Son de oro y brillan como el hacha. Si me das el disco de Odín, yo te doy el cofre.

Dijo tercamente:

- No quiero.

- Entonces - dije - puedes proseguir tu camino.

Me dio la espalda. Un hachazo en la nuca bastó y sobró para que vacilara y cayera, pero al caer abrió la mano y en el aire vi el brillo. Marqué bien el lugar con el hacha y arrastré el muerto hasta el arroyo que estaba muy crecido. Ahí lo tiré.

Al volver a mi casa busqué el disco. No lo encontré. Hace años que sigo buscando.

 

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  1. en respuesta a pedrov
    -
    Top 100
    #13
    26/02/12 20:01

    La codicia llevada al extremo nos puede convertir en estafadores o, incluso, en asesinos. El leñador del cuento mata a su invitado desconocido tan solo para robarle el disco. ¿No es tremendo? Y para colmo, la riqueza obtenida es humo, como todo en esta vida.

  2. en respuesta a Franck el Alegre
    -
    #12
    26/02/12 00:07

    el malvado lo es a tiempo parcial, el estupido lo es a tiempo completo jajajaja

  3. en respuesta a Tristán el subastero
    -
    #11
    26/02/12 00:05

    me gusta, pero no lo entiendo, no entiendo lo que has querido decir con la historia.
    Aun sin entenderlo sigue escribiendo.

  4. en respuesta a Franck el Alegre
    -
    Top 100
    #10
    22/02/12 09:39

    Gracias por la oferta, pero ya lo leí no hace mucho. Soy un lector voraz.

  5. #9
    21/02/12 22:45

    un pequeño libro muy recomendable que a tristan le encantaría es "Allegro ma non troppo " de Carlo Maria Cipolla. (me comprometo a regalárselo si me indica la dirección)

    Me viene a la mente este libro por la estupidez humana, por que muchas veces se hace mucho daño para sacar un minimo beneficio (suele ocurrir en las estafas) o en ocasiones como en el relato de Borges ningún beneficio. (Esos aeropuertos inutiles que se construyen que cuestan millones solo para que el corrupto de turno se lleve un 20%..)

    El libro Cataloga a los individuos en su relación con los demás en:

    Inteligentes, (Benefician a los demás y a sí mismos)
    Desgraciados, (Benefician a los demás y se perjudican a sí mismos)
    Bandidos, (Perjudican a los demás y se benefician a sí mismos)
    Estúpidos, (Perjudican a los demás y a sí mismos)

    -LAS LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA

    1. La Primera Ley Fundamental: "Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo".

    2. La Segunda Ley Fundamental: "La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona".

    3. La Tercera Ley Fundamental: "Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".

    4. La Cuarta Ley Fundamental: "Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error".

    5. La Quinta Ley Fundamental: "La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado".

    OJO, EL PEOR ES EL ESTUPIDO,
    A la espera de esas historias de desalmandos...

  6. en respuesta a Sykboy
    -
    Top 100
    #8
    21/02/12 20:50

    Nada, si lo natural sería que ya lo hubiera comentado hace tiempo. Mañana publico mi opinión al respecto. No te la pierdas.

  7. en respuesta a Tristán el subastero
    -
    #7
    21/02/12 20:04

    No era mi intención, solo que he visto la noticia en el confidencial y me ha hecho gracia el tema y comentarlo para que la gente no se haga falsas ilusiones.
    Solamente eso.

    Un saludo.

  8. en respuesta a Sykboy
    -
    Top 100
    #6
    21/02/12 19:47

    Hace meses que recibo esporádicamente esa parida y nunca la he querido comentar en el blog para no dar ideas a algunos inminentes subastados que lo leen. Pero entre unos y otros me vais a obligar a decir algo al respecto.

  9. #4
    21/02/12 17:43

    Mira que noticia mas suculenta

    http://www.elconfidencial.com/vivienda/2012/02/21/una-peligrosa-idea-para-evitar-los-desahucios-se-extiende-como-la-polvora-en-internet-93020/

    La gente no se da cuenta que hacer este tipo de cosas es absurdo y contraproducente

  10. #3
    21/02/12 12:31

    No solo de codicia habla en cuento.

    "En la tierra no hay otra cosa que tenga un solo lado"

  11. Top 100
    #2
    20/02/12 20:54

    Tengo intención de publicar varios post en torno al problema de las estafas y de lo que algunos profesionales sin escrúpulos son capaces de hacer por dinero. Nadie está a salvo. Ni siquiera el humilde leñador de este cuento de Borges se libra de la codicia.

    Agarrémonos a los machos, que vienen curvas.


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