El otro día, echando un vistazo a unos cómics de 1992 me fije en el precio (150 ptas) y pensé en cuánto había subido el precio de las cosas en un periodo tan relativamente corto (un cómic americano de 24 páginas -es decir, equivalente- cuesta unos 1,95 €). Es más, pensé que la gente se queja mucho del aumento de los precios desde la entrada en el euro, pero la verdad es que los precios habían subido muchísimo también la década anterior, con la peseta.
No seré yo quien se atreva a asegurar que los precios no han subido desde la entrada de España en el euro. Han subido y mucho. De hecho, han subido un +31,9%. Pero también es cierto que desde 1992 hasta 2001, con la peseta, los precios subieron algo más: un +38,9%.
Está claro que el precio en sí mismo no nos dice demasiado acerca de si la vida se ha encarecido o no. Siempre tenemos que estudiar esta variable con respecto al incremento de los sueldos.
Así, el salario mínimo desde 1992 hasta 2001 se incrementó un +28,1%. Frente a lo anterior, desde la llegada del euro (2002), el salario mínimo se ha incrementado un +45,05%.
Con todo lo anterior, se podría asegurar que el euro no ha incrementado más lo precios en una década de lo que lo hacía la peseta.
Sin embargo, nos quedaría comprobar otro indicador que para estudio en concreto sería más útil que el salario mínimo: el salario medio. Lamentablemente no hay datos para poder analizar todo el periodo desde 1992 hasta 2011, por lo que nos hemos visto obligados a utilizar datos estimados (para realizar la estimación he tenido que usar el IPC y la media anual del crecimiento del salario medio).
Con estos datos estimados, llegamos al curioso resultado de que mientras que desde 1992 hasta 2001 el salario medio se incrementó un 33,15%, desde 2002 hasta 2011 se ha incrementado algo menos: un 23,9%.
Es decir, que si en 1992 ganaba 100 €, en las mismas condiciones en 2001 ganaría 133,1 €. Y algo que me costaba 100 € en 1992, en 2001 me costaría 138,9 €.
Es decir, habría perdido por el camino 5,8 € de poder adquisitivo.
Por otro lado, si ganaba 100 € en 2002, en las mismas condiciones en 2012 ganaría 123,8 €. Y algo que costaba 100 € en 2002, en 2012 costaría 131,9 €. Es decir, que costaría menos, pero también ganaría menos, así que habría perdido por el camino algo más que en la década anterior:
8,0 €.
Es decir, somos unos 56 euros brutos mensuales de diferencia más pobres con respecto a la década anterior.
Es desde este punto de vista desde el que se puede justificar que el euro nos ha hecho perder un mayor nivel de vida que la peseta: no es que las cosas cuesten más, es que ganamos menos. Pero tampoco a un nivel suficiente como para asegurar lo malo que ha sido el euro.