No todo es blanco o negro en mercados financieros. Todo se mueve en una sutil escala de grises. Por ejemplo, ya comentamos aquí cómo influye el crecimiento económico en la evolución de las bolsas.
Pero, lamentablemente, la bolsa es un indicador adelantado (y muy nervioso, tanto que probablemente haya descontado 10 de las últimas 3 recesiones). Y, además, sólo podemos saber con seguridad si estamos en recesión a posteriori.
Necesitamos por tanto por un lado indicadores adelantados que nos permitan medir la temperatura de la economía en el tiempo más real posible e indicadores que nos permitan entender cuánto de ello está descontado en las bolsas.
Respecto a los primeros, existen algunos indicadores que evalúan el sentimiento económico a través de encuestas a empresarios y a consumidores. Uno de ellos es el ISM, que ya explicamos en profundidad aquí en su versión manufacturera y aquí la que se centra en servicios. En este blog lo hemos utilizado en muchas ocasiones para diferenciar entre economía con dinamismo o con pérdida de dinamismo porque su lectura es bastante sencilla: por encima de 50 significa expansión de la actividad manufacturera o de servicios y por debajo significa contracción. Esta simplicidad lo convierte en un índice ideal para utilizar en Backtestings.
Lamentablemente, los ISM son indicadores que llegan tarde a los mercados financieros. O en el mejor de los casos, de forma coincidente. Lo vimos ya en otro post de este mismo blog, al que llamamos crisistunidad: cuando el indicador se publica, lo peor ya está descontado. Normalmente, niveles del índice por debajo de 50 suelen preceder a mercados más fuertes que niveles superiores.
Vamos a comprobar lo anterior de forma muy sencilla con una regla muy simple. Imagina que compramos S&P 500 al cierre del día que se publica el ISM manufacturero, independientemente de su nivel, y lo mantenemos durante 20, 60, 120 o 240 sesiones (más o menos un mes, tres meses, medio año y un año después). Obtendremos los siguientes resultados:
S&P 500 | Retorno 20 | Retorno 60 | Retorno 120 | Retorno 240 |
---|---|---|---|---|
count | 833.000000 | 833.000000 | 833.000000 | 833.000000 |
mean | 0.005292 | 0.017681 | 0.040497 | 0.082092 |
std | 0.041172 | 0.070930 | 0.102341 | 0.150670 |
min | -0.252223 | -0.328895 | -0.382293 | -0.491797 |
max | 0.148919 | 0.307326 | 0.421266 | 0.584479 |
Ahora, probemos añadiendo una sencilla condición. Vamos a comprar sólo cuándo el ISM muestre niveles superiores a 50. Veamos los resultados:
S&P 500 | Retorno 20 | Retorno 60 | Retorno 120 | Retorno 240 |
---|---|---|---|---|
count | 587.000000 | 587.000000 | 587.000000 | 587.000000 |
mean | 0.005143 | 0.016570 | 0.035423 | 0.065602 |
std | 0.037749 | 0.065852 | 0.091637 | 0.136986 |
min | -0.252223 | -0.328895 | -0.382293 | -0.421933 |
max | 0.140162 | 0.242639 | 0.282489 | 0.454622 |
Interesante, ¿verdad? Lo lógico hubiera sido esperar que las bolsas lo hicieran mejor durante las expansiones. Por tanto, niveles del ISM sobre 50 deberían coincidir con retornos del S&P 500 por encima de la media. Pero no es así. Si compramos independientemente del nivel, tenemos retornos del 8,2% en 240 sesiones, por ejemplo, frente al 6,5% que obtendríamos comprando sólo si el nivel es superior a 50. Y en general, los mínimos retornos en casi todos los plazos se obtienen comprando cuando el ISM muestra expansiones de la actividad. Cabe destacar, eso sí, que las volatilidades son inferiores, aunque no lo suficiente como para compensar las pérdidas de rentabilidad.
Obviamente aquí sería necesario tener en cuenta muchos otros indicadores (curtosis, simetría, hit ratio, etc), pero bastan los que están para la explicación. Al fin y al cabo lo que buscamos no es una estrategia de trading, sino explicar que las cosas no siempre son lo que parecen.
Veamos ahora qué pasa si hubiéramos comprado con el ISM bajo niveles de 50:
Retorno 20 S&P 500 | Retorno 60 S&P 500 | Retorno 120 S&P 500 | Retorno 240 S&P 500 | |
---|---|---|---|---|
count | 246.000000 | 246.000000 | 246.000000 | 246.000000 |
mean | 0.005647 | 0.020334 | 0.052605 | 0.121440 |
std | 0.048454 | 0.081870 | 0.123588 | 0.173214 |
min | -0.198937 | -0.252285 | -0.376387 | -0.491797 |
max | 0.148919 | 0.307326 | 0.421266 | 0.584479 |
Aquí lo tenemos: si hubiéramos comprado con niveles de ISM mostrando contracciones, hubiéramos obtenido, en general, retornos superiores al obtenido comprando cuando está sobre 50 o comprando independientemente del nivel e independientemente del plazo. Con algo más de volatilidad, eso sí, pero en general como menores drawdowns (pérdidas realizadas máximas: el min del cuadro) y con mayores máximos.
Este es un ejercicio muy sencillo, obviamente. Pero demuestra en general que no se puede confiar ni en indicadores coincidentes ni en indicadores atrasados. El carácter cíclico de la economía (y de los mercados financieros) implica que malos momentos van seguidos de buenos momentos. Lo complicado (o imposible) está en acertar el timing de los cambios, claro.
Por otro lado, lo comentamos al principio, por mucho que la economía esté débil, es fundamental entender cuánto está ya descontado de todos los indicadores que salgan negativos. Una buena forma de medir lo anterior es midiendo el sentimiento de mercado. Malos indicadores con euforia suelen preceder movimientos bajistas, por ejemplo, pero malos indicadores con pesimismo extremo suelen indicar suelos de mercados. Ampliamos este tema en nuestro post sobre el sentimiento extremo y las bolsas, donde añadimos el ISM como filtro al BT.
Otra forma de filtrar podría ser utilizando indicadores como los índices de sorpresas económicas, como por ejemplo este de Citi. En resumen, estos índices suelen medir las diferencias entre lo que espera el consenso sobre los datos macro y cómo están saliendo los datos en realidad. Si sube, significa que la publicación de los datos está siendo mejor de lo que el consenso de analistas pensaba (por lo tanto, es positivo) y si baja significa que los datos son peor de lo esperado. Unos datos malos pero mejor de lo esperado son buenas noticias para los mercados financieros, tal y como comentamos en el caso de la publicación de resultados de empresas.
En fin, que cuando leas lo mal que está la economía y te pongan el ISM como muestra, no caigas en la trampa. Es más, cuando leas noticias negativas, ten presente que el caos vende.
Ahora bien, no quisiera irme sin dejar la duda en el aire. Hemos visto que niveles de ISM por debajo de 50 suele ser un síntoma positivo para los inversores valientes, pero ¿qué ha pasado cuando estos niveles venían confirmados con otros indicadores macro muy influyentes y también adelantados? Por ejemplo, un filtro interesante para añadir a nuestro backtest podría ser la curva de tipos, tan de moda estos días. ¿Qué rentabilidades habrías obtenido un mes, tres meses, medio año y un año después de haber invertido con la estrategia vista anteriormente de ISM bajo 50 cuando, adicionalmente, la curva de tipos estaba invertida (rentabilidad a 3 meses por encima de la rentabilidad a 10 años):
Retorno 20 S&P 500 | Retorno 60 S&P 500 | Retorno 120 S&P 500 | Retorno 240 S&P 500 | |
---|---|---|---|---|
count | 21.000000 | 21.000000 | 21.000000 | 21.000000 |
mean | 0.005697 | -0.011150 | -0.015643 | 0.012011 |
std | 0.044262 | 0.073554 | 0.096431 | 0.173289 |
min | -0.063144 | -0.117704 | -0.198982 | -0.245521 |
max | 0.084109 | 0.126835 | 0.240360 | 0.277745 |
Más volatilidad, menores rentabilidades (mucho menores), menores máximos (si bien menores drawdowns también). En fin, cambia el panorama, ¿verdad? Aunque, claro, la muestra es pequeña (21 valores) y a lo mejor esta vez una curva invertida no adelanta una recesión.
En fin, que no todo es blanco o negro en mercados financieros. Todo se mueve en una sutil escala de grises y non todo é o que parece. No dejes que nadie te convenza para dejar de dudarlo.