Bueno, yo ya no me quiero mostrar muy pesado, redundando demasiado en esto, pero dejo claro que procuro informarme, con la mayor objetividad posible, de todas las fuentes disponibles y no solo de Canal Afinsa.
Por lo sostenido en la pericial filatélica, en cuyo apartado sexto se dice: “En general, podemos afirmar que la ausencia de calidad no es generalizable, aunque dado el considerable volumen total, pueda parecer significativa”.
Según esta afirmación, debe haber al menos una parte, sea mayor o menor, de toda la masa filatélica que fue objeto de examen, cuya calidad es innegable y siendo así, algunas certificaciones que acreditasen esto, tenían que acompañar a esos sellos, necesariamente.
Yo, no estuve en el juicio presente, ni tampoco conozco cómo ni sobre qué clase de sellos, se establece eso de los certificados, exactamente. Lo que parece claro, en todo caso, es que hay varias certezas que son contundentes:
Una, es que los sellos con los que trabajaba Afinsa, no eran falsos como se dijo alegremente. Otra, es que tenían un valor asignado en catálogos y que en ningún caso este valor podía ser cero. No existe ningún sello catalogado con valor nulo. Luego, eran auténticos, con certificado o sin ellos.
El stock que había acumulado Afinsa, está valorado según catálogos, en más de 2.100 millones de Euros. Estuviera compuesto por unidades de más o de menos calidad, de mucho o de poco valor individual, la totalidad era esa cantidad en Euros. El precio final de mercado será otro distinto, pero no se las puede calificar, ni de “estampitas”, ni de “morralla” o “basura” que nadie quiere. En caso contrario, los editores de catálogos filatélicos que son expertos comerciantes y conocedores de los mercados, no incluirían en sus catálogos esos sellos.
Por tanto, está claro que si cualquier tipo de bien figura en catálogos, es porque se puede comprar y vender (hay demanda y oferta), existe un mercado para ese bien, aunque varíe el precio último que se acuerde en cada transacción de comercio.
Otro hecho acreditado, es que la filatelia que suministró el proveedor Guijarro a Afinsa, solo constituía un pequeñísimo porcentaje, del valor que tenía el conjunto total de sellos (de Afinsa). Por lo mismo y dada la escasa calidad de la filatelia de Guijarro, esta fue sustituida en menos de tres años, por otra que cumplía con los estándares adecuados, para sus respectivos clientes.
Esto muestra que la empresa tampoco vendía un género cualquiera, sino que establecía unos determinados requisitos mínimos. Tal como dice la compañía, en general, el nivel era correcto.
Está claro que con una cantidad de filatelia tan enorme como la que acumuló Afinsa, no podían ser de primerísima fila todos y cada uno de los 150 millones de sellos. Sin embargo, ninguno tenía una valía ínfima, tampoco, porque en tal caso, la filatelia que proporcionó Guijarro para su adjudicación como filatelia de inversión, no habría sido rechazada por la empresa, del todo.
Tal vez Stanley Gibbons solo comercie con rarezas filatélicas muy escasas (aunque los sellos que vende también son millones), al igual que el Corte Inglés vende un género de marcas caras, casi exclusivamente, pero esto no desvirtúa que se comercialicen por otras empresas, a su vez, artículos de lujo de un precio o tipo, medio.
En resumen, pienso que lo que los dos resaltamos, pueden ser realidades que no son excluyentes la una con la otra.