Hay que valorar las cosas en su justa medida.
Veamos:
¿Quién en sus años mozos no ha bailado subido en la mesa de un bar el Aguita Amarilla, a las cinco de la mañana un sábado noche un poco alocado y con los botones de la camisa un tanto extraviados? Yo no soy nada extravagante y he hecho tonterías parecidas. Afortunadamente entonces no había youtube, ni móviles y no se puedo inmortalizar para la eternidad. Eso no hace que sea un bicho peligroso incontratable. En cenas de empresas serias y postcenas se hacen cosas peores.
Tengo otra anécdota también basada en un hecho real:
Hace bastanes años la prensa del lugar publicaba una noticia que decía que los vecions de determinada localidad se quejaban de los ruidos nocturnos. Ilustrando la noticia salíamos cuatro individuos sujetanto la barra de un bar. En realidad la foto se había tomado un domingo por la tarde, pero eso no le importó a nadie. Ya te puedes imaginar las coñas que hubo que aguantar. Pero la cosa no se quedó ahí. A partir de ese momento cada vez que había ruidos nocturnos en el lugar salíamos los cuatro cabrones de siempre que estábamos de juerga permanente.
Otra cosa es que te dediques a ir a 190 por la carretera con una buena tajada, con el ataud con ruedas que te ha financiado tu padre gustosamente. Y luego vas y lo cuelgas en el yutube.
Respecto al asunto fotográico hay una red social que no me acuerdo cono se llama que está en los primeros lugares de visitas en España en Alexa, que te regala la posibilidad de conntruir y poner en la red tu árbol genealógico con fotografías y todo lujo de detalles.
Si tienes un pariente que le da igual ocho que ochenta puede añadir tu dirección, fecha de nacimiento, correo electrónico y lo que se le antoje. Entonces recibes una invitación en el correo para entrar y contemplar el panorama.
A mi no me gustó y me pues en contacto ellos para que lo borraran. Me respondieron que lo harían pero que no se responsabilizaban de que alguien lo volviera a poner. Respecto a algunas fotigrafías tenía la casi completa segurdad de saber quien había sido y le invité a que lo quitara. Realmente no se que paso después porque no quise volvera a saber nada de ello para no cabrearme. Lo considero una guerra perdida cuando el enemigo está en casa. Y si te quejas demasiado te calificarán de raro y quisquilloso.