Lo que el deficit público esconde
La buena propaganda política nunca engaña en las cifras, sino que trata de relacionar los buenos datos con la acción del gobierno y desvincularla de los malos. Las simples falsedades al estilo de "hemos bajado los impuestos" se desenmascaran con facilidad, examinando los datos. No hacía falta que Gallardón, al día siguiente de las elecciones en Madrid, subiera espectacularmente los impuestos para conocer la auténtica política fiscal del PP. Basta con examinar las estadísticas de Eurostat y comprobar cómo en España ha aumentado la presión fiscal en casi tres puntos de PIB en los últimos años.
Un ingrediente mas fino de la propaganda económica del PP es el de que, gracias a la política de reducción del déficit, disfrutamos en España de tipos de interés bajos. Dado que la reducción de tipos es uno de los factores que ha contribuido estos años al mayor bienestar económico en las familias españolas, parece lógico que el gobierno intente presentar esos bajos tipos como un efecto de su política de déficit cero. Pero esa relación no es cierta. Lo que se ha producido en todos los países del euro es una convergencia -y para España esto significa reducción- hacia tipos similares, independientemente de cuál haya sido su déficit público.
Si nos referimos al tipo de interés a corto plazo que es el que más preocupa a las familias, porque de él depende la factura de sus hipotecas, es exactamente el mismo en todos los países, concretamente el 2,15% en septiembre. Era el 2,15% en Francia, que tiene un déficit del 3,1% del PIB y era el 2,15% en Finlandia, que tiene un superávit del 4,2% del PIB. Era el 2,15% en Grecia, en Portugal y, por supuesto, en España. Pero es aún más interesante ver lo que sucede con los tipos a largo, los de la deuda pública a diez años. Las diferencias entre estos tipos son mínimas, siendo el tipo medio un 4,23%, el mínimo un 4,17% y el máximo un 4,32% (exceptuando a Luxemburgo). Incluso el país que tiene el mayor déficit público de la zona Euro es el que tiene el tipo de interés a largo más bajo. Aunque las diferencias (spreads) entre ellos pudieran tener una relación con el endeudamiento, lo relevante para explicar el nivel -si son bajos o altos- es estar o no dentro del Euro. Cualquier país dentro del Euro sabe que, tanto si tiene superávit o déficit, su tipo de interés a largo plazo estará en una horquilla que no oscila de la media más de una décima de punto. Sin embargo, si está fuera del euro, podría sucederle como al Reino Unido y a Suecia, cuyos tipos de interés a largo son superiores en medio punto a la media de la Zona Euro aunque su endeudamiento sea muy bajo.
Lo que es verdad -y la propaganda oculta- es la relación inversa que hay entre tipos y déficit, a saber, que los tipos bajos ayudan a reducir el déficit, especialmente en países como España que vienen de tener tipos altos. De hecho, la mayor parte de la reducción del déficit público experimentada en los últimos años, se explica por el aumento de la presión fiscal y la reducción de los tipos de interés. El Gobierno no ha hecho, pues, cosas buenas -ayudar a reducir los tipos de interés por haber reducido el déficit-, sino que le han pasado cosas buenas (ha reducido el déficit público porque los tipos han bajado).
El punto más kafkiano de esta propaganda es que en España no hay tal déficit cero, que el déficit público real supera el 2% del PIB como consecuencia del gasto público que hoy está escondido en organismos fuera de presupuesto pero que algún día emergerá. Aunque este déficit no afecte a los tipos de interés, sí afectará a los bolsillos de los españoles en el futuro y tendrá consecuencias contractivas sobre el gasto público, cuando los gobiernos que vengan tengan que pagar esas deudas escondidas. Hay propagandas, como la de relacionar los bajos tipos de interés con el déficit cero, que explotan la ignorancia pero que son gratis, pero hay otras, como la de esconder el déficit, que nos saldrán caras.