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BELVEDERE
El Pacto del Croissant (y 2)
ALFONSO PAJUELO
El Pacto del Croissant con mantequilla y mermelada consiste, dicen, en no agredirse mutuamente durante una temporada, o por lo menos se entiende así el titular de "pactan una etapa", lo que de ser cierto, que posiblemente lo sea y esa etapa no pase de unos cuantos días, justo hasta después de la presentación de resultados, habría que interpretarlo en el sentido de que Botín no agreda a Francisco González.
Pero visto lo visto, casi ni hace falta provocarle porque cada vez que FG intenta responder a una jugada del BSCH, lanza una baladronada de la que ni sabe ni puede salir. Quizá el caso más claro sea aquel "nosotros sí estamos de compras". Este es el momento en que no han comprado nada, y menos en Europa como pretendía. Para disimular y ya con el Pacto del Croissant vigente, los servicios pertinentes largan una filtración según la cual están de compras aunque no lo parezca y ponen de ejemplo el intento de adquisición de Washington Mutual Finance, que se la quitan de las manos por precio. Casualidad, coño. Por cierto, no puedo evitar recordar aquel "Vamos a arrasar en Internet". Botín se equivocó antes en lo de las baladronadas y eso da ventaja.
Pero la publicación receptora de la filtración tiene callos en las orejas y añade el comentario del máximo responsable de un banco de inversión, uno de las reflexiones más demoledores que se puedan escuchar: "Hicieron la fusión y solucionaron las tensiones surgidas dentro del consejo, pero ahora qué". Pues eso.
Parece que a FG lo de las filtraciones no le funcionan demasiado bien últimamente, quizá porque se le ve venir y los medios receptores de esas filtraciones se cubren las espaldas o dejan alguna pista para por si acaso. Todavía hay quien recuerda aquel ¡pero cómo nos puede hacer esto Polanco! a raiz de un titular tan poco agradable como real de El País sobre unos resultados trimestrales. Para entender mejor el pasmo hay que saber que la política de comunicación del banco se basa en relacionarse y cuidar con dedicación a tres medios en el entendimiento de que los demás son calderilla o basurilla. Y claro, como los hechos son tozudos y El País, uno de los cuidados, mantiene unas dósis razonables de independencia con quien quiere y cuando quiere, pués pasa lo que pasa.
Y en la información sobre el pacto marras, cuya virtualidad es pretender que BBVA y BSCH son iguales, que hablan entre iguales, el autor incluye un último párrafo exquisito que puede ser toda una pista: "Sin embargo, la reunión ha sido un bálsamo para la sufrida cotización del banco vasco: desde que se produjo hasta el viernes pasado [9/12/03], la acción ha subido un 7,8%, frente al 3% que había acumulado en los once meses y medio anteriores".
Si tenemos en cuenta que el desayuno entre ambos se produjo antes del 23 de diciembre, pues el autor concede poderes paranormales al mercado o nos dice otra cosa.
La cuestión del origen de la filtración es casi anecdótica pero aporta un dato revelador, que no es otro que la necesidad de esa fuente de conseguir notoriedad en el mercado, buscar un hito que no puede obtener de otra manera, especialmente con las cuentas. Pretender a estas alturas BBVA y BSCH son iguales en algo es un ejercicio de voluntarismo casi heroico. BBVA ha pasado a ser el segundo segundón y todo lo demás es literatura fantástica.
La única coincidencia es la incapacidad de FG y Botín en comprender que la forma de hacer banca ha cambiado y se necesita un nuevo modelo. Este sería aproximadamente el adoptado por el Banco Popular (pregúntense el motivo de la imperiosa necesidad de la Mutua Madrileña Automovilística por aumentar su participación en el banco y el realineamiento accionarial que se está produciendo). Ese modelo y su trasposición en las cajas es el que está triunfando, arrasando diríamos. Por lo que el ningune