Hola Noresideent: para el ejemplo que pones ten en cuenta que los gastos de solicitar un concurso de acreedores voluntario no son pequeños y muchas microempresas tendrían dificultades para afrontarlos, es por ese motivo por el que muchas pequeñas sociedades españolas que con la ley en la mano tendrían que solicitar el concurso, optan por hacer caso omiso y cierran "por las bravas" y "que sea lo que Dios quiera": nada ortodoxo pero muy habitual.
En cuanto a lo pedir un concurso de acreedores como forma de "no pagar" unas deudas impagables no olvides que si el juez determina que el concurso es culpable y no fortuito, la ley prevee que el administrador tenga que responder con su patrimonio personal por las deudas de la empresa.
Además, lo arriba expuesto no excluye que si la Agencia Tributaria estimase que pudiese existir delito fiscal-para grandes cantidades económicas- por parte de los administradores pudiese ponerlo en conocimiento de las correspondientes instancias judiciales.
Normalmente y tratando de evitar llegar a estos extremos, muchas sociedades mercantiles cuentan con equipos jurdicos y fiscales que tratan de llevar los concursos de acreedores y las negociaciones con la AT de forma que la sangre no llegue al rio mediante: acuerdos de renegociación, aplazamientos, quitas etc. etc; pero estos asesores si son buenos no son nada baratos y, además, no suelen aconsejar el camino de los hechos consumados para salir de los problemas económicos, ya que tanto los acreedores financieros como la Agencia Tributaria suelen tener un sentido del humor limitado y una memoria de elefante sin consideran que alguien les está vacilando. Por último, en la línea de lo que acertadamente te comenta más arriba Petersen, también es importante considerar que tanto para financiaciones y refinanciaciones como para aplazamientos tributarios (salvo que sean deudas de no gran cuantía) se suelen pedir garantías, fianzas y avales de personas físicas por más que las deudas pertenezcan a personas jurídicas
Saludos