El Banco de España va a entrar en bancos y cajas en apuros
El Banco de España se prepara para entrar en entidades en apuros y tomar su control para limpiar unos balances dañados por el excesivo deterioro debido a los riesgos inmobiliarios. Ha empezado la cuenta atrás para el rescate del sistema financiero español. El Gobierno ya tiene preparada la hoja de ruta para fortalecer nuestro sector, a pesar de ser uno de los más sólidos del planeta.
Las entidades han aguantado bien la primera oleada de la crisis, pero el derrumbe de la economía y el repunte de la morosidad están haciendo mella en su cuenta de resultados y en su solvencia. De ahí, que sea necesario poner medidas extraordinarias para rescatar a las más débiles.
El ex vicepresidente económico, Pedro Solbes, había llegado a un acuerdo sobre las líneas de actuación con el Banco de España, pero su cese y el nombramiento de la nueva titular, Elena Salgado, ha retrasado su aprobación y modificado algunos de los planteamientos.
Tal y como ya publicó elEconomista ayer, el proyecto ya está diseñado y, a falta de varios retoques, está a punto de aprobarse.
El Banco de España querría evitar más intervenciones
El Banco de España no quiere más intervenciones, con la de Caja Castilla-La Mancha (CCM) cree que es suficiente, pero no las tiene todas consigo y no se atreve a descartar operaciones de similares. Su intención es que se gaste el menor dinero público posible, por eso ha urgido al sector a que emprenda fusiones y se evite así la utilización de un fondo estatal que dispondrá de hasta 100.000 millones de euros, aunque en su constitución sólo habrá los 9.000 millones ya adjudicados a CCM.
Por ahora sólo dos han reconocido contactos para una integración, las castellanas Caja España y Caja Duero, aunque algunos gobiernos quieren impulsar la unión de sus cajas de ahorros, como el andaluz o el extremeño.
El resto se resiste y cree que pueden vivir por sí solos, algo que no confían ni el organismo supervisor ni el Gobierno. Tampoco la patronal que agrupa a las cajas, que en menos de una semana ha urgido dos veces al Ejecutivo la puesta en marcha del plan de salvamento. Otra cosa distinta es lo que se opina desde los bancos, que esperan a sacar provecho de la mala situación por la que atraviesan algunas de sus rivales. Esperan que ninguna entidad sea liquidada, pero sí subastados sus activos.
El Banco de España ya tiene la lista de aquéllas que necesitarían una reestructuración. Y así se lo ha trasladado a los grupos parlamentarios. No quiere precipitarse, pero quiere tener los mecanismos para actuar de forma rápida.
El Banco de España se asegura las competencias
En el segundo borrador que ha remitido al Ministerio de Economía sobre el plan, la institución que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez, lo deja claro. En primer lugar, intenta asegurarse todas las competencias. Hasta ahora, son las Comunidades Autónomas las que tienen la potestad administrativa sobre las cajas de ahorros que son las que a priori requieren ayudas en futuro más próximo ante su exposición al mercado inmobiliario.
Una vez recuperadas las competencias para actuar con las manos libres, el Banco de España, que considera urgentes las medidas, se pondría manos a la obra.
Primero se utilizarán los Fondos de Garantía de Depósitos (FGD) creados por los bancos, cajas de ahorros y cooperativas. La hucha de los primeros dispone de 2.600 millones y la de las segundas, 4.200 millones. En caso de que no sea necerio se usará el Fondo de Reordenación Bancaria (FROB), que es como se ha denominado técnicamente, que estará dotado con dinero público.
En este último supuesto, el supervisor tendrá derechos políticos y podrá sentar en los consejos a funcionarios e inspectores de manera temporal, tomando así el control de las entidades en apuros. De esta manera, retirará de sus puestos a los actuales administradores.
La gestión del Banco de España consistirá en limpiar el balance y reestructurar estas instituciones financieras, ya sea vendiendo parte de los activos o recortando su actividad y sus riesgos, con planes estratégicos de contingencia extrema.
Fernández Ordóñez ha señalado en alguna ocasión que espera tomar una decisión sobre el futuro de CCM -único ejemplo hasta ahora- en varios meses.
Visiones opuestas
La aprobación del FROB sería acogida con cierta bipolaridad en el mundo financiero, ya que cajas de ahorros y bancos mantienen posturas completamente opuestas respecto a cómo debe llevarse a cabo el rescate bancario en caso de ser necesario. Las primeras lo tienen claro: el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) no es suficiente para afrontar una serie de riesgos que Juan Ramón Quintás, presidente de la patronal de las cajas, CECA, llegó a calificar de "catastróficos".
Las cajas de ahorros no sólo defienden, sino que además urgen, al Gobierno a aprobar medidas complementarias como la creación de un fondo público destinado a recapitalizar entidades. Pero aquí no terminan las necesidades que reclama la patronal. Quintás insta al Ejecutivo español a "lubrificar" a las entidades financieras. En este sentido, el Gobierno ya puso en marcha un plan para avalar las emisiones de deuda de la banca, valorado en 90.000 millones de euros, una medida que, a juicio del presidente de la CECA, podría ser completada con el aval del Estado a la emisión de preferentes.
Otra de las reivindicaciones que se han planteado desde la patronal es que se reforme la actual Ley de Cajas. Uno de los objetivos que persiguen con ello es que se reduzca el peso político en estas entidades hasta el 20 ó 25 por ciento, frente al 50 por ciento que representa en la actualidad.
No urge depolitizar las entidades
Pero sí tendrá que esperar algo más. Porque si el Banco de España consigue entrar de manera temporal en las entidades para sanearlas, no hay urgencia para despolitizar el sector y hacerlo más profesional. En un primer momento, los derechos políticos en las cajas de ahorros se iban a implantar al margen de la legislación sobre el fondo de rescate y se iba a incluir en la reforma de la ley que rige el sector.
Además, las cajas proponen que las competencias en lo referente a fusiones entre cajas sean desarrolladas por el Estado: "Sobre el veto político a las fusiones (?) esperamos que este obstáculo nos sea apartado", afirmó Quintás el pasado miércoles.
La banca, sin embargo, se inclina hacia el otro lado de la balanza. "Nosotros queremos fondo, fondo y nada más que fondo", sentenciaba recientemente Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB). Las entidades españolas consideran que los 7.000 millones con los que está dotado el FGD son suficientes y no es preciso complementarlo con medidas adicionales. Además, Martín es partidario de aprovechar las aportaciones de capital para fortalecer al sistema en su conjunto y "no para salvar a entidades individuales". Es más, en el caso de tener que llegar a ese extremo, el presidente de la patronal de la banca defiende, entre sus exigencias, que "debe precisarse que (esa inyección) va a devolverse posteriormente". A lo que se muestra contraria la AEB es a liquidar, llegado el caso, alguna entidad, y apuesta, sin embargo, porque se subasten los activos de aquéllas que tengan que ser reestructuradas.
Claro que, dentro del sector, ha habido voces con nombre propio, como la de Francisco González, presidente de BBVA, que hace tan sólo un mes se desmarcaba de este planteamiento al afirmar que "mantener en pie a una entidad irremediablemente dañada mediante ayudas públicas afecta negativamente al funcionamiento del sistema y perpetúa la desconfianza".