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Sobre la Cosa Nostra, perdon la SGAE

3 respuestas
Sobre la Cosa Nostra, perdon la SGAE
Sobre la Cosa Nostra, perdon la SGAE
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Sobre la Cosa Nostra, perdon la SGAE

la verdad es que esta organizacion que no es publica ni privada, que amenaza, que se lleva la pasta por la cara, amparada por poderes facticos progres es algo que francamente me revuelve el estomago. Son un tumor economico de primer orden

Os animo a visitar www.putasgae.org

A continuacion un articulo (de entre los muchos) interesantes de la bitacora de las indias electronicas
http://www.lasindias.com/articulos_2/ciberpolitica_julio.html
Por qué los ciberpunks queremos abolir el copyright?
Por David de Ugarte

El copyright y las patentes nunca se han considerado parte del derecho de propiedad, sino una corrección a un error de mercado que desincentivaba la innovacción. Los economistas en cambio aseguran hoy de forma generalizada que el error son las patentes, el copyright y la regulación de los derechos económicos de autor. ¿Qué ha pasado?. ¿No necesitamos ya patentes para asegurar que las farmaceúticas hagan nuevos medicamentos o copyrights para que salgan los periódicos o los músicos creen?

El copyright y las patentes nunca se han considerado parte del derecho de propiedad, sino una corrección a un error de mercado. ¿Cúal era este error y cúal la solución? Este es el argumento convencional a favor del copyright:

La creación artística o científica requerirían una inversión previa fuerte, sin embargo, la estructura de costes de la reproducción del bien asociado a la creación (desde fabricar pastillas que incorporan un medicamento a discos que incorporan la música), dejarían al creador sin ventajas significativas frente a alguien que sin crear nada nuevo simplemente se pusiera a "fabricar" copiando la fórmula, la partitura o lo que fuera. Por eso sería necesario establecer un monopolio temporal que permitiera durante un tiempo al creador explotar su creación en exclusiva a costa de aumentar los costes de reproducción mediante el pago de una patente o un copyright.

Pues bien, en primer lugar este argumento convencional ya ha sido desterrado del maletín de los economistas. Cito un artículo de Juan Urrutia y Michele Boldrin:

El argumento genérico es como sigue. Si la invención o idea creativa está incorporada en un producto (lo que es siempre el caso); si la reproducción o imitación o copia exige una cierta formación intelectual ó técnica que hace que la imitación nunca sea sin costes (lo que ocurre en general) y si hay límites a la capacidad de reproducción (lo que es bastante obvio en la mayoría de los casos), el valor descontado presente de las cuasi-rentas que recibe el creador inicial en ausencia de copyrights o patentes, es positivo. Pero es que, además, no solamente es positivo, sino que crece a medida que se reducen los costes de reproducir el producto en el cual la idea se incorpora.

Está claro que esto siempre fue así... sin embargo, todo parece apuntar que lo que ha pasado en las últimas décadas es que el cambio que las tecnologías de la información han supuesto en la producción han aumentado cuantitivamente esas cuasirentas de la creación hasta hacer que cubran sobradamente los costes de oportunidad. Dicho de otro modo, los cambios en la estructura productiva se han producido en un sentido que hace ya innecesario el copyright como forma de garantizar los incentivos a la creación. Lo que han hecho los economistas es símplemente invertir la carga de la prueba respecto al argumento convencional: quien quiera argumentar a favor del copyright, contra la "piratería" o contra el libre intercambio contenidos digitales, debería demostrar que los incentivos a la creación realmente desaparecerían si se eliminara el monopolio sobre la invención... porque todo parece indicar lo contrario: está demostrado que Kazaa incrementó los ingresos reales de los músicos e incluso de las discográficas y si lo pensamos, nunca hubo tales oportunidades para la "programación creativa" ni para los programadores en general como desde que existe el software libre. De hecho, hoy cabe entender que precisamente lo

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Re: Sobre la Cosa Nostra, perdon la SGAE

La enredadera contra la patente
Y es que todo este debate se produce en un marco de transformación económica y social radical: el desarrollo de la sociedad red. Como escribíamos en "Cómo una enredadera y no como un árbol":

En un mundo en el que el componente científico y creativo es cada vez más importante en el valor de la producción, la producción misma tiende a organizarse al modo propio del trabajo intelectual: como la Academia, la República de las Letras... o la comunidad del software libre. En la medida que la evolución del sistema económico se mantenga por los mismos derroteros, movimientos como el GNU-Linux, el copyleft o el P2P musical, socavarán cada vez más profunda e irremediablemente el orden corporativo, jurídico y económico internacional, enfrentándose al poder de los estados y los monopolios y elevando nuevos valores sociales en conflicto con el poder establecido. Estamos en el nacimiento de un mundo nuevo. Un momento épico colectivo mediado por la tecnología que se desarrolla sobre el curso de una Historia acelerada

Y es que la abolición de las patentes y el copyright no es sólo una opción viable al no ser necesarias (como han demostrado los economistas), sino que con la actual evolución del sistema productivo es una necesidad: las patentes y el copyright, monopolios artificiales, son hoy la causa de una distribución ineficiente de recursos, un freno a la misma innovación y una fuente de desigualdad en el acceso a los mercados. De hecho suponen, como se ha visto con Palladium, un atentado generalizado contra la legítima propiedad y soberanía de las personas sobre sus propias vidas, de las empresas sobre sus recursos y de los estados sobre sus políticas.

Por eso, hoy las licencias libres son la única alternativa al desarrollo (como bien ha visto la dictadura china) y por eso la elección entre mantener el actual sistema de propiedad intelectual o incluso hacerlo más penoso (como está haciendo España, reformando el código penal) y símplemente abolirla, es la opción en realidad entre el privilegio monopolista y el mercado.

Pero este tipo de opciones en el que la ley trata de negar la realidad y el mercado tienen sus costes: mercados negros, mafias, corrupción... Y al fin, ¿no acabaran los innovadores y los netócratas (los que poseen acúmulos importantes de capital intelectual) marchando a "paraisos intelectuales" de un modo similar al que el los millonarios se llevan sus capitales a "paraisos fiscales"?. Más que nada porque, a diferencia de España a partir del 1 de octubre, en los paraisos intelectuales no te pueden meter un año y medio en la carcel por compartir una canción con un amigo a través de Kazaa...

#3

Re: Sobre la Cosa Nostra, perdon la SGAE

http://www.lasindias.com/articulos_2/cibercultura_julio.html
De Chapí a Eduardo Bautista o por qué la SGAE debería desaparecer
Por David de Ugarte

Cien años después, la increible historia de la fundación de la SGAE pone de manifiesto más que ninguna otra historia por qué el cobro de derechos de autor ha terminado su ciclo histórico. Las razones que llevaron al nacimiento de la Sociedad de Autores, dejaron de existir con la revolución digital.

En 1899 el escritor Sinesio Delgado y el compositor Ruperto Chapí, junto con toda una serie de jóvenes autores, crean la Sociedad de Autores, hoy Sociedad General de Autores y Editores. A pesar del actual nombre, se trataba de un movimiento de músicos y letristas de música popular que se rebelaban contra los abusos de los poderosos editores. Los editores eran entonces realmente eso, editores: empresarios que editaban e imprimían las partituras de los músicos vendiendo después su catálogo de obras impresas (el repertorio de partituras) a teatros, cafés, teatros, orquestas y bandas.

El autor no podía imprimir y vender la obra por si mismo puesto que las salas negociaban sobre repertorios, no sobre obras completas, así que realmente sus ingresos se reducían al precio de venta que conseguía obtener del editor, los adelantos sobre obras futuras que este le diera (y que en la práctica les condenaban un estado de deuda permanente) y el "pequeño derecho". Este consistía en un porcentaje de los ingresos por entradas que el empresario artístico pagaba a la "Asociación Lírico Dramática" de los propios autores.

En la práctica el modelo tendía a la concentración pues los editores negociaban contratos de exclusividad con las salas por un lado mientras por otro ataban mediante adelantos a los autores. Obtenida cierta masa crítica la perspectiva del monopolio se hacía viable, como relata el historiador Mariano Caballero:

Una vez conseguido un notable archivo musical, el más importante editor, Florencio Fiscowich impuso prácticamente en solitario, sus condiciones a salones, cafés-teatro, liceos, bailes, salones de concierto o casinos para la reproducción de sus obras. Realizando tales contratos y manteniendo en sus manos tal archivo, los teatros, autores y libretistas se plegaron a la voluntad de Don Florencio que no dudó en utilizar su fortaleza para conseguirlo, bien en asociación con otros editores o en solitario, teniendo en sus manos a los empresarios teatrales.

La reivindicación del movimiento de músicos que lleva a formar la SGAE es clásica y está en el origen del derecho de autor tal y como fue concebido en España y Francia: para poder obtener ingresos de las obras era preciso contar con una gran inversión, nada más y nada menos que contar con una imprenta, una red comercial y un repertorio lo suficientemente amplio como para presentar una alternativa aceptable para las salas. El primer movimiento será crear las bases de un catálogo conjunto, utilizando la red de cobradores del "pequeño derecho" como red comercial. Lo cuenta Sinesio Delgado, en Mi teatro:

Un autor distinguido, a quien había negado una casa editorial un pequeño anticipo a cuenta del trimestre, se presentó una tarde, cariacontecido y apurado, en las modestísimas del Pequeño Derecho, donde solían acudir algunos amigos. Su queja produjo al principio sosegados comentarios, que fueron convirtiéndose en protestas airadas; subióse la sangre a las cabezas, y enardeciéndose los ánimos más de la marca, acabaron por acordar los allí reunidos que aquello no se podía tolerar (aunque antes había ocurrido un millón de veces) y que era preciso castigar a aquel editor que negaba la sal y el agua a una pobre víctima. ¿Cómo? Dándose todos de baja simultáneamente, y encargando a otra casa editorial la administración de sus obras. Y calándose los sombreros, se lanzaron rápidamente hacia la puerta. Ya estaban en la calle cuando Chapí,que iba a la cabeza del grupo,tuvo una ráfaga de inspiración benéfica, y olfateando

#4

Re: Sobre la Cosa Nostra, perdon la SGAE

La aparición de los discos no cambiaría esencialmente el modelo de negocio. Las discográficas no son a fin de cuenta estructuralmente diferentes a un editor de partituras: realizan copias de la obra (en realidad de una ejecución de la obra) sobre un soporte físico para cuya fabricación hace falta igualmente una notable inversión (una fábrica). Estas copias son ejecutadas en vez de por un grupo humano (la orquesta), mediante medios técnicos (un reproductor) por los dueños de locales o medios de comunicación pública para los que igualmente, como antes para los teatros y salas es necesaria a su vez una gran inversión.

La similitud con las patentes
El modelo es el mismo que el del tratamiento de las patentes porque la base es la misma: los autores no cuentan con medios para explotar, difundir y ejecutar sus creaciones. Tienen en cambio una notable inversión detrás (en tiempo de trabajo y en formación). Inversión que se perdería (y por tanto no tendrían incentivos a la creación) si sus obras pudiesen ser usadas libremente por cualquier editor. Queda la posibilidad de crear por encargo. Pero entonces el incentivo se reduciría a los mínimos si dejásemos que las tendencias monopolistas de un mercado así redujeran las posibilidades comerciales de los creadores a negociar con el Fiscowich de turno.

Hasta aquí y más allá de las materializaciones concretas del derecho de autor en cada momento histórico, la argumentación es irreprochable... para las condiciones tecnológicas e industriales de los siglos XIX y XX. Cien años después de la fundación de la Sociedad de Autores comenzaban a llegar a España unas tecnologías que daban la vuelta a toda la argumentación.

La revolución digital y la argumentación del derecho de autor
Hasta aquí el mundo de Chapí, Delgado y Arniches con sus malvados Fiscowich. Ahora miremos alrededor: disqueteras que permiten hacer centenares de copias a bajo coste, Internet y su posibilidad de distribuir miles de copias de las obras con un coste marginal prácticamente igual a cero, redes P2P a través de las que comparten creaciones de todo tipo millones de personas...

El modelo es jústamente el inverso: la combinación de ordenadores personales e Internet nos hace a todos potenciales editores, emisores y ejecutantes. Quien no quiera ya no tiene por qué pasar por un Fiscowich para alcanzar al público, incluso en la organización de grandes creaciones colectivas, como ha demostrado el software libre, se puede llegar más lejos prescindiendo del modelo de la patente y el derecho privativo basado en el monopolio temporal del autor sobre su obra. ¿Y los incentivos económicos? Los economistas nos aseguran que la actual estructura productiva, cambiada profundamente por la sociedad de la información, los asegura sin necesidad de patentes o cobro del derecho y la práctica de industrias tan bollantes y creativas como la del software libre (con gigantes tan lucrativos como Novell o IBM) o la de la pornografía bastarían para demostrar que innovación y creatividad no se desalientan.

¿Qué queda del derecho de autor como lo entendieron los padres de la SGAE?. Nada, como nada queda de su mundo de bombines, operetas y bigotes engominados... nada salvo una poderosa máquina recaudatoria, unos renuentes aparatchiks y unos legisladores que desearían seguir viviendo en un tiempo pasado.