Pues lo dicho, sal a la calle, busca a un indigente y mételo en tu casa y compártela con él. Ábrele una cuenta bancaria e ingrésale la mitad de tu dinero, y déjale que conduzca tu coche los días pares y tú los impares. Ese indigente no ha tenido las mismas oportunidades que tú, y para que no haya pobreza, lo justo es que compartas lo tuyo con él al 50%.
Señor, esto me recuerda al chiste del comunista y la bicicleta:
-¿Y en qué consiste el comunismo?
-Pues a grandes rasgos, en distribuir la riqueza entre todos.
-¿Y eso cómo lo hacen?
-Muy sencillo. Se lo explicaré con un ejemplo. Si usted tiene dos casas, una será para usted y la otra para el partido, que le dará un uso colectivo que beneficie a la sociedad.
-Ah, parece justo.
-Claro. Lo mismo si tuviera dos coches, pues uno para usted y otro para el partido.
-Me parece muy razonable. Creo que me voy a afiliar.
-Y si tuviera dos bicicletas, pues igual, una para usted y otra para el partido.
-¿Cómo? ¡Pero eso es injusto! ¡Por ahí sí que no paso! ¡Es un atropello!
-Pero buen hombre. Perdoneme pero no entiendo por qué estaría dispuesto a renunciar a una casa y un coche y no a una bicicleta.
-¡Es que yo tengo dos bicis!