Nos cobrarán mas por las tarjetas?
Una nueva sentencia del Tribunal Supremo beneficia al cliente ante la banca en casos de fraude con tarjetas. La cara negativa, sin embargo, es que el mayor coste que esto pueda ocasionar a las entidades se convierta en un pretexto más para que éstas sigan subiendo las cuotas y comisiones de los plásticos.
Somos uno de los países europeos en los que se registra menor número de fraudes con tarjetas: según datos de Servired, en 2008 las conductas irregulares sólo representaron un 0,0248 por ciento sobre el volumen total de compras. Sin embargo, todos los esfuerzos son pocos para aminorar este impacto sobre los usuarios. El último que ha tendido su mano a los clientes bancarios ha sido el Tribunal Supremo, que ha impugnado varias cláusulas, consideradas abusivas, de los contratos de tarjetas de cuatro entidades de primera fila españolas: Santander, BBVA, Caja Madrid y Bankinter. El organismo ha ordenado anular que los clientes paguen los perjuicios por uso fraudulento, por ejemplo cuando les roban o duplican su tarjeta. Considera que las entidades no pueden eximir su responsabilidad, aun incluso cuando el cliente pueda tardar unos días en conocer e informar de que está siendo víctima de un fraude.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), quien interpuso la demanda, habían detectado casos en los que las entidades han considerado que no eran responsables del fraude hasta que el cliente comunicara el incidente. Sin embargo, el Tribunal estima que un usuario puede no darse cuenta de la desaparición de su tarjeta con la suficiente inmediatez. Estima que si la entidad actúa con diligencia puede detectar operaciones irregulares con tarjetas aún sin tener conocimiento de la sustracción. Además, el Supremo ha determinado que la entidad también será responsable cuando el PIN de una tarjeta sea obtenido por coacción. La institución considera que no resulta proporcionado reducir la responsabilidad bancaria en los casos en los que el cliente revela su clave a otra persona por fuerza mayor o bajo violencia.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios celebran la sentencia, ya que opinan que supone mejorar la protección de los ahorradores, que a veces se habían sentido desprotegidos al convertirse en víctimas de un fraude. Juan Fernando Robles, director del Instituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias, también cree que se trata de una sentencia lógica y equitativa. «Es más razonable que sea la entidad quien pague el fraude y no el ahorrador, ya que aquella puede diluir el coste entre todas sus operaciones», comenta.
A primera vista, la sentencia es positiva para el ahorrador. No obstante, llega en un momento delicado para la banca, que busca a toda costa reducir costes y maximizar beneficios. ¿Supondrá la sentencia un encarecimiento de las tarjetas de crédito?
Tarifas al alza
Tener que dedicar más recursos al pago de fraudes con tarjetas puede ser un motivo más que impulse a las entidades a encarecer sus plásticos y todos los servicios ligados a ellos. De hecho, el sector ya está inmerso en una clara tendencia alcista de subida de tasas, que no sólo afecta a Santander, BBVA, Bankinter y Caja Madrid. A cierre de enero de 2010, la cuota media de mantenimiento anual de una tarjeta de débito era de 16,66 euros, un 9,89 por ciento más que en 2008. Mantener una tarjeta de crédito, por su parte, cuesta ahora 33,12 euros, de media, anuales, un 5,98 por ciento más que a finales de 2008. También el coste por extraer dinero de un cajero con tarjeta se ha disparado en el último año. Las comisiones medias pagadas por disponer de efectivo en cajeros no pertenecientes a la red de sucursales de la entidad se han encarecido más de un 30 por ciento. Utilizar la tarjeta de débito para disponer de efectivo en cajeros de la propia red, pero no de la entidad, ha subido más de un 52 por ciento en el último año.
Juan Fernando Robles no cree que vayamos a notar un encarecimiento significativo debido a la sentencia del Tribunal Supremo. Sin embargo, sí admite que las tasas pueden seguir subiendo, a consecuencia de la necesidad que muestran las entidades por ampliar sus márgenes de negocio, para compensar las dificultades económicas y los bajos tipos de interés. En su opinión, probablemente las tarifas seguirán creciendo. «También es muy probable que las entidades no supriman de sus contratos las cláusulas que el Tribunal Supremo considera que son abusivas. Previsiblemente seguirán actuando como lo hacían hasta ahora», admite. Es, por tanto, la hora del cliente: debe estar atento para no ver reducidos sus derechos como usuario de banca.
Menos privilegios
Juan Fernando Robles apunta que las entidades también tienden en la actualidad a disminuir la base de clientes con ciertos privilegios, como no pagar comisiones de mantenimiento y uso de sus tarjetas. Tradicionalmente, los usuarios vinculados han tenido un gran poder de negociación con su entidad en cuanto a comisiones por servicios básicos se refiere. Si se tiene domiciliada la nómina, los recibos y, además, se tiene abierta una hipoteca o un plan de pensiones, las entidades suelen eximir del pago de comisiones por cuenta corriente, transferencias y mantener una tarjeta. No obstante, según Juan Fernando Robles la fuerte bajada de los ingresos que reciben por el cobro de comisiones de comercios (que se han reducido en los últimos años desde el 4 por ciento de lo facturado hasta apenas el 0,70 por ciento) les está haciendo responder con incrementos en los costes para el consumidor. «Cada vez hay menos clientes exentos de pagar comisiones por tarjetas. Ahora, la moda es imponer más tarifas y vender más plásticos con créditos revolventes, con los que puedan aplicar altos intereses», comenta.
Desde Servired también apuntan que el cambio a tecnología EMV, el chip, impuesto por las marcas internacionales, y asumido con un compromiso por el sistema bancario europeo, va a suponer un coste muy importante para bancos y cajas. «Los cambios de cajeros, TPVs y tarjetas que implica la migración a la nueva tecnología seguramente no compensarán con la reducción del fraude. El coste de implantación de la nueva tecnología, prácticamente invulnerable, es muy elevado», afirman desde el sistema de medios de pago.
Fuente: FInanzas.com
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Es posible que tras esto las entidades financieras quieran compensar los costes ocasionados subiendo las cuotas de emision o renovacion de las tarjetas y por tanto que por ese pequeño porcentaje de fraude nos veamos afectados sin comerlo ni beberlo.