Entre arduas y apasionadas negociaciones durante tensas jornadas de trabajo en Madrid se están viviendo los últimos tramos del proceso de reestructuración del sistema de cajas de ahorros, del que la primera entidad financiera de la Comunidad Valenciana, Bancaja, se ha convertido en involuntaria protagonista.
Seis días faltan para que expire el plazo dado por el Banco de España, el 15 de junio, para las reeestructuraciones bancarias y, por ende, para poder acceder a las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Para algunos avisados, antes del viernes ya se sabrá el destino del primer grupo financiero de la comunidad. Solo los protagonistas de estas negociaciones podrían contar con exactitud el alcance real de las presiones, resistencias y advertencias que se están cruzando para fijar una solución que, casi con toda certeza, no va resultar agradable.
Seis días y cada vez quedan menos cajas entre las que buscar alianza y responder a las súbitas presiones del gobernador del Banco de España para cerrar el proceso de fusiones. Entre las candidatas a integrarse entre ellas Bancaja e Ibercaja, con el aliento de Caja Madrid sobre el cuello de la primera. La entidad que preside Rodrigo Rato, pese al reciente acuerdo a través de un SIP que ha puesto en marcha junto con un grupo de pequeñas cajas, no quiere dejar pasar la oportunidad de crear junto con Bancaja la primera caja de ahorros de España y acceder a un nivel mayor de ayudas estatales.
Para ello necesita como condición necesaria la ‘adhesión', forzada, de Bancaja. El 'matrimonio' entre ambas entidades no sería, desde luego, fruto del amor, pero algunos datos ponen incluso en duda su conveniencia para la entidad valenciana. Su unión formaría un grupo financiero con más de 300.000 millones de euros en activos, pero con muchos, tal vez demasiados, frentes internos en los que batallar. La fórmula de las fusiones frías (o SIP) se planteó para que una caja en apuros fuese rescatada por otra entidad de su sector en mejor situación. Pero, ¿tiene sentido cuando la situación de los futuros socios es igualmente inestable?
Caja Madrid es la segunda caja de ahorros de España por volumen de negocio, pero en los últimos meses se ha situado en los puestos de cola de los grandes grupos financieros nacionales en cuanto a evolución del negocio, de los resultados, de los gastos y en ratios como morosidad, cobertura y rentabilidad (ver cuadros comparativos). Bancaja le va a la par en gran parte de estos indicadores, acompañándola a mucha distancia de sus principales competidores.
SOLVENCIA BAJO MÍNIMOS... Y CON BASILEA III ACECHANDO
Lo cierto es que ambas presentan unos datos de solvencia que se sitúan en la parte baja del sector. Ninguna de ellas logra superar el 8% de 'core' capital (o capital básico) que exigen los mercados mayoristas internacionales para salir a captar financiación. De ahí que en las últimas emisiones hayan tenido que pagar caros diferenciales para lograr colocarlas. Eso o nada. Y eso que todavía no ha entrado en vigor la normativa de Basilea III, que todavía es más estricta en lo que a solvencia se refiere.
Mientras tanto, la aragonesa Ibercaja se ha convertido en una de las pocas cajas de ahorro españolas saneadas y una de las ‘novias' más deseadas del sector, pese a que los mensajes que se lanzan desde Zaragoza apuntan hacia la 'independencia' respecto a cualquier grupo no aragonés. De hecho, su presidente, Amado Franco, lanzó en la asamblea extraordinaria celebrada hace un par de semanas la idea de que la caja cuenta con un "proyecto propio", aunque también advirtió que ello no significa que no se analicen las oportunidades que se pudieran presentar en el futuro.
Basta echar un vistazo a los principales ratios (morosidad y solvencia fundamentalmente) para darse cuenta de la entidad aragonesa no necesita compañeros de viaje. Unos ratios que baten a los que presentaba al cierre del pasado año Bancaja (bastante más mora y todavía menos solvencia), pero lo cierto es que la caja valenciana aportaría bastante más del lado de créditos, depósitos y resultados.
El cómputo general dejaría al hipotético grupo Bancaja-Ibercaja en la tercera posición del sector, tras La Caixa y Caja Madrid, la misma posición que actualmente ocupa la valenciana. Por tanto, todo seguiría igual, pero con un grupo bastante más saneado y con la puerta abierta para acceder al FROB y, todavía más importante, salir a financiarse a los mercados mayoristas internacionales, dado que mejoraría su solvencia. De hecho, no debe extrañar que la entidad resultante de una fusión entre Ibercaja y Bancaja tuviera mejor solvencia de la que actualmente presenta la caja de Pintor Sorolla.
DUPLICIDAD DE REDES
Hay que analizar el factor duplicidad de redes que acompañan a cualquier fusión bancaria. Con Ibercaja no se reproducirían los problemas que abortaron la fusión entre las dos grandes cajas autonómicas. La fusión Bancaja-Caja Madrid no conseguiría, en cambio, soslayar del todo este hándicap, ya que la madrileña cuenta con 71 oficinas en la provincia de Valencia y 140 en total en la Comunidad Valenciana. Mientras que Bancaja cuenta con 98 en Madrid. No es un problema insalvable, pero el dato tampoco ayuda.
Por otro lado, Bancaja aportaría a cualquiera de los dos proyectos una cartera de participaciones consolidada, gracias, sobre todo, a su presencia en Iberdrola y Banco de Valencia, que contribuyeron a sustentar los beneficios del ejercicio 2009. Al cierre del pasado 27 de mayo, tal y como aparece en la tabla adjunta, la cartera de cotizadas españolas de la caja valenciana tenía un valor bursátil de 2.511,51 millones de euros.
Claro que la de Caja Madrid no se quedaba atrás y rondaba los 2.355,74 millones de euros, pero bastante más diversificada y en sectores muy distintos. Más modesta es la de Ibercaja, con tan sólo 31,69 millones de euros, por su participación en NH Hoteles. Por cierto, la hotelera es la única cotizada que aparece en las carteras de participadas de las tres entidades.
En cuanto a la gestión de fondos mobiliarios, la cosa no tiene color: Bancaja sale la peor parada de las tres. Bancaja Fondos, la gestora valenciana, cerró abril con un patrimonio gestionado de 1.319,41 millones de euros (ver cuadro adjunto), frente a los 6.979,81 millones de Caja Madrid y los 5.072,08 de Ibercaja Patrimonios. Los números cantan.
POLÍTICOS CON VOZ Y VOTO
Otro cantar son las connotaciones políticas, dado que ni desde Madrid, ni Zaragoza, ni mucho menos desde Valencia quieren dar, en principio, su brazo a torcer. La unión entre Bancaja y Caja Madrid recibiría las bendiciones de la dirección nacional del Partido Popular, que controla los consejos de ambas entidades, reforzadas, y éstas son las que importan, con las del Banco de España, que no ha disimulado sus preferencias. El ex vicepresidente económico y ex director gerente del FMI, Rodrigo Rato, se convertiría en líder del nuevo gran grupo que habría de dar la réplica desde la capital del Estado a La Caixa. Por el lado aragonés, el matrimonio con Ibercaja supondría significativas complicaciones en este sentido, puesto que la caja aragonesa está dominada por el PSOE.
Sin embargo, el PP valenciano no ve con buenos ojos una operación que supondría dejar a la comunidad autónoma sin ningún gran grupo financiero, tras la unión de Caja Mediterráneo al SIP liderado por Cajastur. El desgaste político que debería soportar el partido en el gobierno de la Generalitat sería imprevisible. El presidente de Bancaja, José Luis Olivas -anterior presidente de la Generalitat Valenciana- no ha dudado en mostrar sus recelos ante el resultado de la operación. Todo el mundo en Valencia conoce y sopesa los riesgos que para la región tendría la pérdida de "valencianidad" de Bancaja, su principal pilar financiero.
Los empresarios locales comparten este punto de vista. A pesar de las restricciones crediticias de los últimos años, CAM y Bancaja han realizado un importante esfuerzo para apoyar a los empresarios de la región. Si los centros de decisión se trasladan a Asturias (CAM) y a Madrid (Bancaja), por no hablar de Zaragoza, se reducirán las garantías de respaldo en el futuro. Todo lo cual aumentaría los ya de por si abundantes riesgos para el tejido industrial de la comunidad en un contexto económico aún dominado por las reestructuraciones y las incertidumbres.
El plazo de Bancaja para inclinarse hacia uno u otro de sus pretendientes se acaba. Cualquier decisión supondrá un nuevo marco financiero en la región. La solución, en los próximos días.
fuente, Valenciaplaza:
http://www.valenciaplaza.com/ver/3506/A-Bancaja-se-le-acaba-el-tiempo.html