Estaban todos aburridos tomando cañas hasta que entraste tú y pusiste el stop loss. Tocaron zafarrancho de combate y acudieron en masa a merendar tu calderilla.
Je, je. Lo siento muchacho no eres tan importante. No eres más que un minúsculo pececillo en la inmensidad del océano. Las sardinillas viajan en grupo y forman un banco. Piensa la sardinilla que viaja en grupo que con tantas como son, cómo le va a tocar a ella la dentellada cuando el pez grande ataca, pero la realidad dice que al final se salvan muy pocas. Es el mismo argumento del que acude al campo de fútbol y le caga la paloma voladora; con tantos como éramos los de la grada por qué me ha tenido que tocar a mí.
El stop loss sólo es una herramienta. Se puede hacer uso de ella o no. Si todos ponemos el stop en el mismo sitio se lo estamos poniendo a huevo al pez gordo, para que pase la escoba cuando lo considere oportuno. La merienda está servida. Si pones un stop a Jazztel, ejemplo de chicharro inestable y volátil por excelencia, con un escaso margen de un dos por ciento, las posibilidades de que se ejecute son enormes. Ni siquiera hace falta que alguien saque la escoba. Si observas los valores que en una sesión normal tienen una oscilación superior al dos por ciento entre la apertura y el cierre te sorprenderás.
Recuerda que la culpa siempre es tuya, tanto si aciertas como si te equivocas. Echársela al empedrado no sirve de nada. Reconocer los propios errores y aprender de ellos siempre es mucho más útil.
Saludos y ánimo. Si esto fuera tan fácil todos estaríamos forrados.