Tambien hay considerar otros datos:
Lo que más asusta es lo rápido que ha crecido dicho precio y lo lejos que está de los ingresos reales de la empresa americana. Prueba de ello es que, a principios del año pasado, su valor rondaba los 50.000 millones de dólares, la mitad de lo que se piensa apenas un año después. Además, el hecho de valorar a Facebook en 100.000 millones supone multiplicar por 27 veces su facturación de 2011, cuando se situó en 3.700 millones.
Otro de los puntos negros de la red social es que todo apunta a que deberá abrir nuevas vías de negocio para mantener su actual nivel de crecimiento. Hoy en día, la compañía americana sobrevive gracias al negocio publicitario, que representa casi la totalidad de sus ingresos.
Sin embargo, los expertos aseguran que este modelo deberá ampliarse en el futuro. Entre las apuestas están la posibilidad de poner en marcha micropagos dentro de las aplicaciones, o cobrar a los usuarios por darles la oportunidad de comprar dentro de la plataforma. Además, recuerdan que las duras legislaciones en materia de protección de datos que existen en todo el mundo pueden ocasionar más de un problema a Zuckerberg y su equipo.
Unos antecedentes que desilusionan
Todavía hay una última cifra de Facebook que despista: algunas de las redes sociales que ya se han estrenado en bolsa han tenido un éxito muy fugaz, a pesar de que levantaron casi tanta expectación como nuestra protagonista.
Sólo en los últimos nueve meses han saltado al mercado la red social para profesionales LinkedIn, el Facebook chino (RenRen), el Google ruso (Yandex), la radio online Pandora, el portal de cupones Groupon y la empresa de videojuegos Zynga. Y de ellas, sólo la mitad cotiza por encima del precio al que debutó.
De esas tres compañías que dan la talla, Groupon y Zynga lo hacen con subidas del 20%, mientras que las acciones de LinkedIn se mantienen casi un 70% por encima. En cambio, RenRen, Yandex y Pandora no han sido, hasta ahora, una buena inversión: sus títulos marcan un precio inferior al de su estreno.
Con todo, y a pesar de todos los puntos flacos de Facebook, habrá que esperar cómo reciben los inversores a la mayor red social del planeta para comprobar si confían, o no, en su negocio y en su crecimiento futuro.