LA PRIMERA GLOBALIZACION VICTORIANA
“Mientras tanto, en Londres, a los inversores británicos se les abrían miles de oportunidades de inversión en el extranjero. Nada ilustra mejor este hecho que los libro de contabilidad de M. Rothschild, que revelan el extraordinario abanico de valores que tenían los socios de los Roschschild en su multimillonaria cartera. En una sol página aparecen no menos de veinte valores distintos, incluyendo bonos emitidos por Chile, Egipto, Alemania, Hungría, Italia, Japón, Noruega, España y Turquía, además de títulos emitidos por 11 ferrocarriles distintos, entre ellos cuatro de Argentina, dos de Canadá, y uno de China. Para la diversificación internacional, ya en 1.906, por el modesto desembolso de 2 chelines y seis peniques, los inversores ingleses, podían adquirir el libro de Henry Lowenfeld “Inversión, una ciencia exacta”, que recomendaba “un sistema sólido de medidas, basado en la distribución geográfica del capital, como medio de reducir al mínimo, la racha de la especulación del acto de inversión”. Como diría Keynes en un merecidamente celebre pasaje de “Consecuencias económicas de la paz”, a un londinense de medios modestos, apenas le requería esfuerzo “aventurar su riqueza en los recursos naturales y las nuevas empresas de cualquier rincón del mundo”. En la internacional Bolsa de Londres, un 45 % de la inversión iba destinada a Estados Unidos, Canadá y las Antípodas, un 20 % a Latinoamérica, un 16 % a Asia, un 13 % a África y un 6 % al resto de Europa. Había 40 bolsas en todo el mundo. El Imperio colonial ingles se baso en la doctrina de Glandstone “moneda sana, presupuesto equilibrado y libre comercio”. “En 1.911, un mensaje telegráfico tardaba solo 30 segundos en viajar de Nueva York a Londres. Todos los bancos centrales fijaban sus reservas siguiendo el patrón oro. Una era de PROSPERIDAD internacional se extendía por el mundo. En 1.898 Bloch en su tratado “La guerra del futuro”, argumentaba que los avances tecnológicos en el poder destructivo del armamento y de la artillería, hacia que la guerra no tuviese futuro. Terminaría en la bancarrota de las naciones”. En 1.910 el periodista ingles de izquierdas Norman Ángel escribía “La gran ilusión”, diciendo que una guerra mundial entre las grandes potencias era una imposibilidad económica, por la “delicada interrelación de las finanzas nacionales, basadas en el crédito”. Baste decir que la flota de submarinos alemanes estaba asegurada por Lloyds, siendo el Káiser alemán pariente de la Monarquía británica.
Pero tras los asesinatos de Sarajevo, los inversores más prudentes empezaron a vender acciones e incrementar efectivo. Las cotizaciones cayeron a plomo. Empezaron las colas ante el banco de Inglaterra, todo el mundo quería cambiar sus billetes por ORO”. La guerra hizo explotar la extraordinaria prosperidad de la globalización financiera mundial”. “El triunfo del dinero. De como las finanzas mueven el mundo”. Niall Ferguson
MIENTRAS TANTO LOS INVERSORES NO VEIAN QUE…….
Plan Schlieffen. El más formidable estratega alemán, el Mariscal Von Schlieffen, había concebido un plan increíble para conquistar Europa y derrotar a todos los ejércitos aliados de Inglaterra, Francia y Rusia, a pesar de su superioridad material y de que rodeaban a Alemania por todas sus fronteras. Era una gigantesca maniobra envolvente sobre Paris, pegada al mar.
“Se denomina Plan Schlieffen al plan propuesto durante la Primera Guerra Mundial por el jefe del Estado Mayor del II Reich alemán, Alfred Graf von Schlieffen. El plan consistía en que Alemania sacrificaría en el este la Prusia Oriental y se retiraría al Bajo Vístula, en beneficio de un poderoso frente ofensivo en la frontera francesa. El Ejército Alemán movilizaría 1.500.000 hombres para el ataque en el Oeste, mientras mantendría 500.000 en el Este para rechazar el ataque de los rusos, que sumaban 2.700.000 hombres.1 Los franceses y británicos movilizarían cerca de 3.901.000 hombres en las primeras semanas para rechazar al enemigo.
El grueso de sus fuerzas atravesaría Bélgica, para emprender luego —desde el norte y con el máximo de medios en el ala derecha— una ofensiva para cercar al ejército francés, destinada a la destrucción total de las tropas aliadas. Una vez conseguido este objetivo, deberían volverse hacia la frontera rusa, cuya movilización militar sería más lenta. Alemania quedaría dueña de Europa”.
“El conde Alfred von Schlieffen fue un militar alemán, nacido el 28 de febrero de 1833 y fallecido en Berlín, (Alemania) el 4 de enero de 1913. Hijo de un general prusiano