Standard & Poor's rebaja la calificación a 11 bancos españoles
Hasta 11 entidades españolas han visto rebajada su calificación crediticia por parte de S&P, entre ellos Santander (junto sus filiales Santander Consumer Finance y Totta), BBVA, Banesto, Ibercaja, KutxaBank, Banca Cívica, Bankinter, Sabadell, Barclays España y la Confederación española de cajas de ahorros (CECA). Además de otras cinco cuya nota ha sido colocada en perspectiva y a finales de mayo llegará la decisión final sobre su nota. Dentro de este segundo grupo se encuentran CaixaBank, La Caixa, Bankia, BFA y Banco Popular.
La agencia estadounidense asestó un severo golpe a la nota de España el pasado viernes al degradarla dos escalones hasta dejarla en un BBB+ o aprobado alto, con perspectiva negativa. S&P ya adelantó entonces que "el sistema bancario comercial español ha aumentado bruscamente su dependencia de las fuentes de financiación oficial hasta un nivel considerablemente mayor del que anticipamos en enero".
Tras estos movimientos, la deuda a largo plazo de Sabadell y Banca Cívica quedan reducida al grado de no inversión o deuda especulativa, es decir, el ominoso 'bono basura'. La calificación de todos los bancos es inferior a la de la deuda soberana salvo el caso dos entidades. Santander, que incluso la supera con un A-; y BBVA que la iguala (BBB+).
La rebaja de la nota a largo plazo de España está conectada con la decisión tomada hoy. "Los motivos de la degradación de la deuda soberana española están también detrás de la rebaja de los bancos", incide en la nota de prensa que hace pública la decisión. Entre los factores destacan las pérdidas potenciales para el Estado como consecuencia de un hipotético rescate a la banca. S&P cifra en 40.000 millones el coste de este rescate.
El FMI añadió más presión la semana pasada al señalar en un informe que los bancos grades "parecen suficientemente capitalizados" pero que "las vulnerabilidades persisten en otros bancos que dependen de apoyo público" y en que "el sector en su conjunto permanece vulnerable a las distorsiones persistentes en los mercados de financiación". El informe de la institución presidida por Christine Lagarde concluía que es fundamental que haya un saneamiento "rápido y adecuado" de los balances de las entidades débiles para evitar "que los bancos solventes sufran innecesariamente por la continuada pérdida de confianza de los mercados en el sector bancario".