Si, es curioso, por el momento y las circunstancias. Y, tal vez, las formas.
Ojala en España (el mundo es demasiado grande;-) se juzgase toda mala praxis que perjudique a una empresa, sus accionistas, sus acreedores y/o sus trabajadores. Sin llegar a meter a nadie en la cárcel, pero imponiendo el justo castigo donde corresponde: la cartera del condenado. Insisto en lo de “sin meter a nadie en la cárcel”, porque no las podemos llenar de políticos, administradores y gestores de empresas. No hay sitio para tanta gente.
Un abrazo virtual.