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Re: Abengoa levanta el vuelo
Abengoa negocia ‘in extremis’ con los bancos para evitar el colapso
CADA VEZ MÁS CERCA DE LA LIQUIDACIÓN/ Los bancos, liderados por Santander, y el Estado, a través del ICO, no se ponen de acuerdo en el salvamento de la compañía, que tiene oxígeno solo hasta final de este mes.
La situación de Abengoa es desesperada y podría llevar al grupo a presentar a primeros de julio un nuevo concurso de acreedores. Sería la segunda vez en cinco años. Pero en esta ocasión, previsiblemente conduciría directamente al grupo a un proceso irreversible de liquidación.
Así lo aseguran distintas fuentes, entre ellas los sindicatos, que han empezado a moverse políticamente para evitar un colapso empresarial que tendría un enorme impacto en comunidades como la de Andalucía y que, en todo caso, sería la mayor quiebra empresarial producida durante la actual pandemia del Covid-19 en España.
El problema está en las reticencias de los bancos al plan de refinanciación planteado por el grupo el pasado 19 de mayo. El plan, de más de 1.200 millones entre nuevos avales, créditos y quitas, necesita del apoyo del Gobierno, a través de garantías del ICO y de Cesce. Estos avales son vitales para que los bancos aporten nuevos préstamos. Pero las negociaciones han encallado al entrar en bucle.
QUIÉN DA EL PRIMER PASO
Los bancos piden que el ICO dé el primer paso y viceversa. Los principales bancos acreedores son Santander, Bankia, Caixa, Credit Agricole, BBVA y Bankinter. El más expuesto es Santander, que se muestra reticente a dar más financiación a Abengoa, lo cual está arrastrando a todos los demás.
De no encontrar una solución, la dirección de Abengoa ya trabaja en la posibilidad de presentar concurso de acreedores a comienzos de julio. Es decir, quedan dos semanas escasas. Es el margen de liquidez que tiene la empresa. Día que pasa, día que Abengoa se mete más en lo que técnicamente se denomina causa de disolución.
Abengoa ha hecho muchos esfuerzos de reestructuración de costes y de negocio en los últimos años. Su deuda ha bajado desde los 10.000 millones que tenía a finales de 2015, cuando presentó su primer concurso, hasta cerca de 5.000 millones. Desde 2017, la compañía ha cerrado nuevos contratos por más de 4.000 millones de euros y ha ejecutado 3.600 millones de euros, con una cartera a cierre de 2019 de 1.514 millones de euros. Pero entrar por segunda vez en una situación de concurso de acreedores sería difícilmente aceptable para el mercado, que vería la empresa con creciente recelo. Abengoa estaría condenada a la liquidación.
Además de la reestructuración que le sirvió para salir de su primer concurso de acreedores, en cinco años Abengoa ha realizado otros dos planes de reestructuración financiera. Todos ellos suman quitas a inversores y proveedores de más de 10.000 millones.
El plan presentado el pasado 19 de mayo sería el cuarto plan de reestructuración. Esta vez, los efectos económicos de la pandemia del Covid han sido devastadores para la empresa. Los directivos ya advirtieron que, de no salir adelante la reestructuración, la viabilidad del grupo sería dudosa. “De no poderse ejecutar” el plan en los plazos previstos el grupo “procederá a “realizar un nuevo análisis interno, y en su caso, externo, a la vista de las circunstancias del momento, de la aplicabilidad del principio de empresa en funcionamiento en la formulación de las cuentas anuales del ejercicio 2019”, anunciaron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El plan de mayo contemplaba pedir al Estado la ayuda del ICO para avalar, durante cinco años, 250 millones de euros de créditos concedidos por sus bancos habituales, es decir, Santander, Bankia, CaixaBank, Credit Agricole, BBVA y Bankinter.
Además, Abengoa ha pedido el apoyo de la entidad estatal Cesce para garantizar líneas de avales por 300 millones de esas mismas entidades hasta 2021. También ha solicitado financiación vía proveedores, pidiéndoles una quita en sus facturas a cobrar o su canje por activos. La cifra en juego en este capítulo podría ascender a más de 680 millones. El plan incluye la “modificación de determinadas condiciones de la deuda” con otros acreedores, a los que se les plantearía la “capitalización de deuda”. En el proceso de negociaciones se ha puesto sobre la mesa –sin éxito hasta la fecha– la alternativa de que el ICO abra una vía urgente de liquidez de 50 millones, que sería descontada de los 250 millones de créditos a entregar por la banca.
Resulta que el ICO es accionista de la propia empresa por haber capitalizado deudas en refinanciaciones anteriores. En estos momentos tiene algo más del 2% de la compañía.
BOMBA POLÍTICA
Políticamente, Abengoa es una bomba de relojería que podría estallar justo cuando acaba el confinamiento en España y se está abriendo la puerta a la recuperación económica del país.
La continuidad de Abengoa supone poner en juego miles de empleos. A cierre de 2018, la empresa tuvo una plantilla media de 14.400 empleados en todo el mundo. De esta cifra, el 18,3%, es decir, en torno a 2.700 empleados, estaban en España, sobre todo en Andalucía, comunidad ahora gobernada por una coalición de PP y Ciudadanos. A Abengoa se atribuyen 10.000 empleos indirectos o inducidos. La caída de la empresa sería devastadora para la economía de toda la nación, y un golpe para al actual Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos.