El problema con las fábricas, al igual que con los laboratorios de caramelos y batidos adelgazantes que compró por 70 millones, es que nadie sabe qué se va a hacer con ellos, al margen de haberse llevado un montón de dinero que podía haber estado en nuestros bolsillos o, si se tuviese un departamento de investigación potente, dedicado a investigar nuevas fórmulas que pudiesen multiplicar los ingresos.
Por centrarme en el caso de laboratorios Diafarm, los setenta millones de inversión no parece que hayan servido para gran cosa. En lo que respecta a los productos dietéticos, es una línea de producto dejada de la mano de dios. Como ejemplo, el sitio web de siken no actualiza el blog desde hace más de un año, y es más que dudoso que faes haya mejorado los resultados que tenía anteriormente el laboratorio cuando era independiente.
Desde la adquisición la dirección ha ido considerado que las marcas adquiridas tenían menos valor que en el momento de adquisición y ha ido introduciendo los ajustes que ha considerado.
El año pasado el laboratorio adquirido en 2017 fue absorbido por FAES y desaparecerá en la contabilidad, combinándose con otras operaciones OTC de FAES.
¿Para qué rayos los compraron? Supongo que tendrían un motivo que no fuese que les quemaban los setenta millones en la caja, pero como no lo han explicado, solo nos queda conjeturar. Personalmente, me parece un desastre de operación, en la que se han quemado una punta de millones de cuidado, sin que nadie haya rendido cuentas ni antes ni después. No sabemos por qué pensó la dirección de FAES que merecía la pena comprar el laboratorio, no sabemos qué han hecho para rentabilizar la operación (bueno, sí, nada) y ahora tocará amortizar un fondo de comercio de más de 15 millones de euros.
Pero como la bilastina da pasta, y la contabilidad muestra beneficios, operaciones como la anterior se consideran un acierto, y a Ucar le dan premios por gran empresario.
Lo de engordar gorrinos tampoco parece que esté saliendo como se pensaba, pero lo vamos a arreglar con una fábrica nueva.
Al final la impresión que tengo es que a Ucar se le está poniendo una cara de Alierta que espanta. Entra dinero a espuertas y lo gasta a manos llenas, en negocios supuestamente fabulosos que al final no lo son tanto, o son una ruina.
Cierto es que Ucar no endeuda a la empresa, pero tampoco reparte dividendos. Esperemos que la fábrica de Derio no acabe siendo nuestra O2, porque parece que Diafarm ha sido nuestro yahoo.