Siete meses del año.
Tres subastas de espectro radioeléctrico para las redes ultrarrápidas 5G, dos de ellas en mercados que se antojan claves para el negocio futuro del grupo.
Y
Telefónica se salva de la 'quema' con precios sensiblemente inferiores a lo previsto inicialmente.
Las licitaciones en Reino Unido y España se han saldado con una inversión de algo más de 830 millones de euros, lo que supone
una rebaja de más del 40% respecto a lo planteado por analistas.
Ahora,
en el horizonte queda Brasil, cuyo regulador espera tener listo el proyecto para el mes de agosto. En este último caso, no se espera que haya una fuerte inversión inicial, pues una parte significativa del pago estará vinculado al despliegue futuro de las redes.
Los preparativos ya están tocando a su fin en Brasil, después de más de un año de retraso. La pasada semana, el Tribunal Federal de Cuentas del país hizo público el valor calculado por el regulador (Antel) para las subastas: unos 44.000 millones de reales brasileños (unos 7.200 millones de euros al cambio actual) en total. En concreto se espera que en torno a 8 de cada 10 euros correspondan a compromisos de inversión, es decir, no se deberá desembolsar por parte de operadoras como Telefónica sino que tendrá ejecutarse en futuros despliegues.
No hay aún plazos concretos para la ejecución del proceso en Brasil, ni tampoco condiciones específicas, más allá de los grandes números adelantados por los organismos públicos. Será en agosto cuando se aprueben esos flecos últimos para después iniciar la licitación y las pujas de manera formal. Algunas previsiones de analistas señalan que la 'factura' que debería afrontar Telefónica se acercaría a los 1.000 millones, aunque no queda claro si esa cifra incluye los compromisos de inversión o no.
Esta nueva estación en el 'vía crucis' inversor de las subastas llegará después de
haber salvado la española con un fuerte recorte respecto a lo que esperaban algunos analistas. La ausencia de Másmóvil en las pujas -este jueves anunció un acuerdo para ampliar su huella de 5G con la gestora de torres de Vodafone, Vantage Towers-
ha reducido de manera importante la competencia, lo que ha permitido finiquitar las pujas en dos días y pagar prácticamente el precio de salida. En el caso de JPMorgan esperaban que cada uno de los tres desembolsara en torno a 500 millones de euros para sumar los 1.500. Telefónica abonará casi un 40% menos, unos 310 millones.
La
subasta británica también fue una sorpresa positiva para Telefónica por
la menor factura que afrontar. En concreto,
pagó 523 millones de euros en total, tanto por las frecuencias bajas (700 'megahercios') como las altas (3,6 'gogahercios'). La
mayoría de los analistas preveían que el gasto rondara los 820 millones. Incluso JPMorgan hablaba de cerca de 1.000 millones. "Este espectro nos permitirá la mejora continua de nuestra red; asegura el espectro adecuado a un precio justo", ha resaltado el consejero delegado de Telefónica UK O2, Mark Evans.
Otras pendientes no tan prioritarias
Brasil es uno de los mercados prioritarios para Telefónica. Pero en los que no son clave para la operadora, esencialmente en territorio latinoamericano (donde inició hace casi dos años una 'operación salida'), también hay otras pendientes. Además de la chilena, que se cerró en el primer trimestre de este año con una inversión de 135 millones, tiene en el horizonte las de Colombia y Perú. La primera está prevista para finales de este año, mientras que la segunda se alargará hasta 2022, al igual que, previsiblemente, la de Argentina. Entre todas ellas la operadora deberá abonar una cantidad que superaría los 500 millones.
Con la mitad del camino ya hecho, Telefónica ha despejado una parte importante de las dudas sobre la inversión en estos activos que sólo sirven como la base para los futuros despliegues. Y las ha despejado pese a que
los augurios no eran especialmente halagüeños, tanto por el resultado de la
licitación en Alemania en 2019 -en la que la recaudación se disparó hasta los 6.500 millones de euros por la implicación directa del cuarto operador que encareció de manera dramática las pujas-
o la de Estados Unidos, donde también
hubo importantes subidas.
Ahora viene lo más complicado para esos mercados prioritarios. La compra del espectro es sólo el primer paso. La inversión más fuerte implicará la construcción de esas redes.
Sólo en España se estima por parte del sector que se necesitarán entre 4.000 y 5.000 millones de euros para ese despliegue completo en todo el país. Tanto en este caso, como en Alemania, se buscará compensarlo con parte de los fondos europeos. En el resto queda por ver si Álvarez-Pallete opta, como en la fibra en Latinoamérica, por abrazarse a un aliado financiero, como fondos de capital riesgo o socios industriales, para que alivie el esfuerzo.