Verdades y secretos de la energía en España
El sector se ha reinventado en varias ocasiones y su estructura es un cúmulo de sorpresas
El sistema eléctrico español es de los más robustos de Europa, con 106.000 MW de potencia de
MIGUEL ÁNGEL PATIÑOMADRID
Actualizado: 11/03/201609:24 horas
En 1986, cuando nació EXPANSIÓN, en España se produjeron un total de 121.000 gigavatios hora de electricidad, de los que la mitad eran con carbón o con fuel. Un 28% lo aportaron las centrales nucleares y un 22% fue energía eléctrica hidráulica, procedente de los grandes embalses, considerada como la energía verde más eficiente de todas, por ser almacenable y regulable. [Consulte el Especial 30º Aniversario Energía y medio ambiente]
¿Se ha avanzado mucho o poco en el país en términos energéticos? ¿Es España el paraíso de las renovables? ¿O es uno de los bastiones europeos de la energía nuclear? ¿Realmente el carbón tiene tanta importancia en el sector eléctrico como al parecer lo tiene desde el punto de vista social? En torno al llamado mix energético, es decir, la estructura de producción eléctrica que existe en España, se han vertido todo tipo de argumentos. Unos a favor de una tecnología y otros a favor de otra.
Independientemente de que se mire con buenos o con malos ojos cada tipo de instalación, lo que no ha faltado en España son mitos en torno a todas ellas, unos más acertados que otros. El mix energético español también es una mezcla de verdades y mentiras.
En la actualidad, el país produce al año 254.000 gigavatios, más del doble de lo que producía hace treinta años. El mix energético hoy en día está mucho más diversificado. En energía termoeléctrica, el menguante carbón convive con el gas natural, mientras que el contaminante fuel prácticamente ha desaparecido.
Cambio de paradigma
La energía nuclear sigue existiendo y en energías verdes, además de la hidráulica, también han emergido la eólica y la solar, en sus distintos formatos (fotovoltaica y termosolar). Otro protagonista es la cogeneración, que es la energía eléctrica que se produce usando el calor producido en algunos procesos industriales de fabricación. También hay otras térmicas consideradas renovables, como la biomasa, inimaginables hace algunos años.
Hace tres décadas, España ya tenía una gran capacidad de potencia eléctrica hidráulica
Aparentemente, ha habido un cambio de paradigma brutal. Pero en términos porcentuales, la evolución no es tan radical, y los datos son muy curiosos. La nuclear sigue aportando más del 20% del total de la energía eléctrica. Las centrales térmicas continúan aportando casi la mitad, con la diferencia de que el carbón suma ahora en torno al 20%, y otras fuentes, el resto. Sobre todo los ciclos combinados, que aportaron algo más del 10%. Estos funcionan a gas y son menos contaminantes que el carbón, pero también producen emisiones. Si se sumaran las renovables puras, sin emisiones (hidráulica, eólicas y solares), estas supondrían un 33% de toda la producción.
Es decir, en treinta años, el mix energético ha cambiado radicalmente porque hay nuevos protagonistas, algunos impensables en la década de los años ochenta. Pero, en términos de renovables sin emisiones, solo se ha avanzado ocho puntos porcentuales, a razón de un 0,26% cada año. En definitiva, España es sólo un poco más renovable de lo que era hace treinta años. Los denostados pantanos ya consiguieron que España fuera muy renovable en los años ochenta.
La mayor transformación, en todo caso, se ha producido en los últimos diez años. Según Red Eléctrica, el gestor de la s líneas de alta tensión en España y el operador de todo el sistema eléctrico, en ese periodo se ha pasado de los 81.515 megavatios de potencia de generación eléctrica instalada a los 106.187 megavatios. Además, aunque aparentemente el mercado se ha parado, por el efecto de la crisis y por su propia madurez, se siguen produciendo grandes saltos.
La hidráulica ha experimentado un impulso gracias a las centrales de bombeo
La hidráulica, que estaba en torno a los 17.000 megavatios desde hacía años, ha dado un gran salto en el último ejercicio, pasando a los 20.325 megavatios, al contabilizarse también la hidráulica mixta (hidráulica y de bombeo), o la de bombeo pura.
La energía nuclear sigue anclada en los 7.500 megavatios instalados. Tan solo crece en algunos megavatios cada año gracias a pequeñas repotenciaciones de centrales, aunque algunas, como la de Garoña, han dejado temporalmente de funcionar.
La tecnología estrella en términos de potencia instalada es la de los ciclos combinados. Las centrales eléctricas que funcionan con gas eran inexistentes en 2001 en España. En apenas unos años se instalaron más de 24.000 megavatios. Sólo entre 2005 y 2006 se añadieron alrededor de 5.000 megavatios. Ninguna otra tecnología ha experimentando un boom tan exagerado en tan poco tiempo. Ni siquiera la eólica ni la fotovoltaica, aunque muchas críticas hacia las energías renovables iban enfocadas a arremeter contra el despegue irracional de este tipo de instalaciones.
Del 'boom' verde al gasista
Aunque parezca increíble, años antes de que estallara el boom de los ciclos combinados en España, ya había energías eólicas en funcionamiento. En concreto, hacia el año 2001 ya había en España en torno a 1.400 megavatios de eólica trabajando. Los ciclos combinados, que en parte se han visto expulsados del mercado en los años de crisis por el bajón de la demanda y la presión de las renovables, siempre han argumentado que son necesarios como respaldo del sistema, dado que las eólicas y otras energías verdes son intermitentes. El hecho de que ya hubiera eólicas operando antes de que llegara el crecimiento de los ciclos puede ser aprovechado por las renovables para desmontar en parte la necesidad de los ciclos como sistema de respaldo.
El sector eólico sufrió un parón total el pasado año, y en estos momentos la potencia instalada ronda los 23.000 megavatios. Está a un paso de convertirse en el líder del mercado, superando a los ciclos combinados de gas. Este sector lleva estancado en 26.600 megavatios desde hace cuatro años y no se prevé que repunte. Al contrario; algunas centrales han pedido el cierre dado que, por su bajo nivel de actividad, no son rentables.
A pesar de la crisis, en España se siguieron construyendo instalaciones de generación eléctrica hasta 2014. Ese año, por primera vez en la historia económica del país, se produjo el primer parón y retroceso en la creación de nuevos megavatios. De 105.887 instalados en 2013 se pasó a los 105.792 megavatios de 2014. En 2015, el mercado se ha reactivado, al alcanzarse los 106.187. En 2016, se sigue creciendo pero muy lentamente.
El sector eólico está a punto de convertirse en líder de potencia, superando al gas
Según los últimos datos ofrecidos por Red Eléctrica, en España están operativos 106.189 megavatios. Es, en todo caso, una cifra excesiva para la demanda que existe. Aunque la demanda se ha empezado a recuperar, todavía se está lejos de los 47.000 megavatios de potencia máxima que se alcanzaron como récord en diciembre de 2007. Un sistema eléctrico en el que más de la mitad de la potencia instalada está ociosa posiblemente es un sistema robusto y muy protegido contra apagones derivados de la insuficiencia de producción. Pero es un sistema poco eficiente desde el punto de vista económico.
Sólo mayores interconexiones internacionales con Marruecos, Portugal y Francia, y la posibilidad de abrir el mercado eléctrico español a esos países, aportarían algo más de lógica a tal exceso de oferta de producción de energía eléctrica que existe en estos momentos en España.
Garoña, ¿el principio del fin nuclear?
La central nuclear de Garoña es la prueba de fuego para ver si España apuesta por mantener este tipo de energía o, por el contrario, empieza a desmantelar las centrales. Garoña es la primera central que ha cumplido los 40 años de vida que tradicionalmente se han atribuido a las nucleares. En estos momentos, esta central, propiedad de Endesa y de Iberdrola, está en una especie de limbo técnico. Después de un rifirrafe entre las eléctricas y el Gobierno, en que se utilizó el cierre de Garoña como órdago entre ambas partes en plena guerra por la reforma energética en España, finalmente las eléctricas accedieron a pedir una nueva licencia de continuidad, que en la práctica suponía extender la vida útil hasta más de 50 años. El Gobierno del PP, pronuclear, les abrió la puerta para hacerlo. Sin embargo, todos están a la espera de que el Consejo de Seguridad Nuclear valide el permiso. Contablemente, las eléctricas han empezado a considerar a Garoña como si tuviera 50 años de vida útil. Esto les permite reducir las amortizaciones de la planta, que en la práctica sigue parada en situación técnica de "desmantelamiento".
España importa luz aunque tiene de sobra
Una de las grandes contradicciones del sistema eléctrico español es que, a medida que se han ido construyendo más y más megavatios de potencia de generación de electricidad, el saldo de intercambios con el resto de países vecinos (especialmente Francia), cada vez es más desfavorable a España. En la última década, ese saldo arrojaba un resultado exportador a favor de nuestro país, pero la ventaja se ha ido reduciendo. De hecho, este año la situación del mercado se ha dado la vuelta y el saldo es importador por primera vez. En 2007, España exportó 5.750 gigavatios hora. Después, y hasta 2013, el saldo se movió entre máximos de 11.000 gigavatios y mínimos de 6.000. En 2014, sin embargo, se produjo un gran declive, y se pasó a unos 3.000 gigavatios. En 2015, España ya apenas exportó 133 gigavatios. En lo que va de este año, el país ha importado más de 800 gigavatios de electricidad del exterior. Una de las ventajas de la electricidad francesa, muy apoyada en las centrales nucleares, es que tiene costes de producción relativamente más bajos.
Saludos.