Re: El carrito de la compra
Estimado Sacrafame. Agradezco sus recomendaciones y haré uso de ellas en la medida que me lo permitan mis restantes asuntos y según el flujo de los humores. Mencionarle que el segundo vídeo que me remite, ya lo vi en su momento, precisamente inclinado por la curiosidad que me suscitó en aquel entonces sus comentarios sobre el mismo. Hay en esa conferencia una presentación bastante clara e instructiva de la dinámica bursátil, aunque en el momento en que tomé cuenta de ella, las ideas insitas en la misma ya me habían llegado por su conducto, luego me resultaba, en cierta medida, superflua. Lo que dice el Señor José Antonio Madrigal tiene su miga para los novicios, ayuda, digámoslo así, a roturar y abrir surco en estos campos, y por lo tanto, es de utilidad; ahora bien, como orador es muy mediocre y personalmente no me inspira ni la más mínima confianza, y esto se lo digo basándome en consideraciones fisiognómicas, fundamentalmente, y sociológicas, digamos su atuendo, secundariamente. La cara de una persona y su complexión son un fenómeno correlativo a su inteligencia, carácter, temperamento, inclinaciones, etcétera. Sé que en una época dogmáticamente posibilista (todo el mundo puede ser cualquier cosa si se lo propone y demás)y que cree extrañamente que, ex nihilo omnia est, estas consideraciones se tienen por una falacia propia de nigromantes, pero esto es sencillamente el fruto de una ceguera ideológica y los estragos de la propaganda, pues la empiria muestra claramente la validez de tales apreciaciones teóricas. Hace bastante tiempo estuve cotejando las ideas de Cesare Lombroso con docenas de imágenes de criminales históricos y actuales ¿El Resultado? A pesar de ciertos prejuicios clasistas y rémoras de tipo darwiniano, la teoría quedaba en esencia reafirmada por el bagaje de datos. Sé que a usted le gusta la estadística, por ello le menciono estas cosas, que en un foro de esta índole, no vienen muy a cuento, para el caso de que no le interesen lo más mínimo, ruego me disculpe, no deseo malentretenerle. Le diré una última cosa, y quizás se ría, lo cual estimulará la circulación por su carótida, lo cual le hará mucho bien y quizás hasta contribuya a perfeccionar su ya célebre sistema de la casilla. Verá, si pudiéramos coger, por ejemplo, a cien individuos que han sido operados de cadera por cuestiones ajenas a un hecho traumático, descubriríamos que casi todos tienen la misma complexión, responden a un fenotipo idéntico o muy similar, pero le diré algo más, un aspecto bastante específico y que me resultó llamativo en su momento, todas las personas que conozco operadas de fístula anal, no se ría, tienen unos rasgos físicos idénticos. Todo son correlaciones, estimado Sacrafame, y ruego que no tome esta perorata como un arrebato didáctico de mi parte ¿Sabe? Su método de enfocar el asunto de la Bolsa me recuerda a la sociología de Emile Durkheim, concretamente la epistemología subyacente a su obra sobre el Suicidio, a este judío lorenés no le interesaban lo más mínimo los motivos que una persona aducía para quitarse la vida, solamente miraba consideraciones sociales que tenían un reflejo estadístico, para sacar de aquí proyecciones generales, por ejemplo el estado civil, la religión y otros ¿Lo ve? Él también desconfiaba de los Fundamentales y creía, como usted, en una firme ley subyacente que sujeta, a veces de un modo misterioso, la brida de los hechos.
Yo de Bolsa no entiendo gran cosa, Señor Sacrafame, pero desde mi modesta experiencia, y quizás también desde mi osadía inconsciente, le diré que, en mi opinión actual, las bases de un inversor que entra en este mundo se fundamentan más o menos según estos factores que procedo a enumerar, sin ser constituir un hortus conclusus :
Tener un interés por las cosas, y por lo tanto, ganas de aprender, de mejorar en las comprensión de estas cuestiones.
Determinación. La mayoría de la gente no es capaz de dar a una tecla en el ordenador y dejar una cantidad de dinero x, en el aire. Hay que reflexionar sobre los elementos que alientan racionalmente a pulsar la tecla o no pulsarla, pero una vez que se tienen las ideas más o menos claras, se actúa y punto.
Disposición a perder. Esto que menciona usted me parece capital, si uno no es capaz de encajar una pérdida, es mejor no estar aquí, y si lo está ya, quizás tenga que encajar una pérdida enorme por no asumir otra más pequeña. A mi entender la negación a priori de la posibilidad de tener que sufrir una pérdida es un rasgo de inmadurez El curso de los asuntos humanos, usted bien lo sabe, es voluble, como la firmeza de la usuaria Constance a la hora de vender el Pastel.
Poder dormir con tranquilidad, yendo con el viento en popa y también a contracorriente. La salud es importante.
Usted sabe de sobra que muchísima gente, por mentalidades de tipo tradicional o por falta de mentalidad en absoluto, quién sabe, tienen aversión al riesgo. A mí, personalmente, el plazo fijo, lo he manifestado en alguna otra ocasión, me parece contra natura, es decir, algo contra la misma esencia del dinero. El dinero es metamorfosis, es, como diría Oswald Spengler, faústico. Yo pretendo darle el movimiento que le es consustancial, ya se verá con qué resultados en el largo plazo, si Dios quiere, desde luego.
Creo que hoy he pecado de exuberancia verbal para lo que es en mí la norma. No abuso más de su tiempo. Reciba un respetuoso saludo de mi parte.