Javier S. Burgos: «Anquilosar a los científicos a una plaza in aeternum es un error»
Entrevista al Director General de Neuron Bio, el 16 de Marzo
Javier S. Burgos Muñoz (Puerto de Sagunto, Valencia, 1971) es licenciado en Ciencias Biológicas (especialidad Bioquímica) por la Universidad de Valencia y doctor en Ciencias (especialidad Biología Molecular) por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido profesor e investigador en la Universidad Autónoma de Madrid, en la Keck School of Medicine de la University of Southern California (USA), en el Instituto de Ciencias Básicas de la Salud de la Universidad Federal de Rio Grande del Sur (Brasil), en el Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona) y en el Hospital Universitario La Fe (Valencia).
Desde marzo de 2014 ocupa el cargo de director general de la empresa biotecnológica Neuron Bio, centrada en la búsqueda de fármacos contra la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades del sistema nervioso central, combinando responsabilidades propias de la gestión de una gran empresa con su trabajo como investigador.
Nos reunimos con Javier en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la Universidad de Sevilla en un día muy especial para él.
Cuéntanos qué ha pasado hoy (16 de marzo).
Se ha hecho pública una solicitud de patente que presentamos el día 11. Básicamente se trata de una herramienta diagnóstica que va a permitir determinar la enfermedad de Alzheimer mediante cinco biomarcadores sanguíneos. La ventaja de esto, evidentemente, es que se puede hacer en una muestra mínimamente invasiva como es la sangre.
Hasta ahora el alzhéimer tenía un diagnóstico de exclusión. Realmente cuando se diagnostica en vida, se trata de un diagnóstico de enfermedad de Alzheimer probable que es lo que dictaminan los neurólogos, y ese diagnóstico se hace fundamentalmente mediante tests neuropsicológicos, técnicas de imagen como la resonancia magnética o el PET y por marcadores del líquido cefalorraquídeo, fundamentalmente tau y Aβ42.
Para saber estos marcadores hay que hacer una punción lumbar. Esta es una técnica muy invasiva en la que tienes que pinchar en la columna del paciente, sacar el líquido cefalorraquídeo y analizar los marcadores. Por tanto, no solamente Neuron Bio sino mucha gente en el mundo está buscando una huella diagnóstica en sangre que te permita diagnosticar y hacer un seguimiento de la enfermedad y eso es lo que hemos presentado hoy.
¿Hay alguna otra compañía que tenga una prueba como la vuestra?
Como la nuestra exactamente no. Hay muchas empresas, y sobre todo grupos de investigación y grandes consorcios científicos que están buscando marcadores sanguíneos. Debemos tener en cuenta varias cosas: el número de marcadores que se evalúan, el mecanismo de acción de esos marcadores y luego también la simplicidad de la técnica, porque al final lo ideal es que se pueda realizar en cualquier laboratorio o en cualquier servicio de un hospital. Por tanto, hacer una técnica como una espectrometría de masas, por ejemplo, resulta demasiado complejo. Lo ideal es hacer kits, una caja en la que tú, mediante una serie de líquidos, puedas realizar una determinación.
¿Gente que está haciendo esto en el mundo? Hay. Si estuviéramos solos en esto a mí me preocuparía porque evidentemente hay que buscar cosas que puedan interesar al mercado y cuando algo es interesante hay gente trabajando en ello. Hay otras aproximaciones pero en la solicitud de patente se recogen unos marcadores que no se había visto que pueden servir para diagnosticar alzhéimer.
Las acciones han subido hoy un 35%.
No sé cómo ha cerrado el mercado, pero vamos, un treinta y algo por ciento parecía que iban a subir. Eso está bien, somos una empresa cotizada y todas las noticias que afectan a la compañía para bien o para mal se reflejan en la cotización, como no puede ser de otra forma. Venimos de un tiempo en el que pasara lo que pasara el mercado no se movía y ahora una buena noticia se refleja en la bolsa. A mí me parece que es razonable.
¿Cuánto habrá que esperar para que ese diagnóstico esté operativo?
Lo que es el diagnóstico o el análisis de estos marcadores se puede hacer ya. De hecho, para hacer este estudio nosotros hemos recolectado más de trescientos individuos, tanto controles, como sanos, como con deterioro cognitivo leve —que es la etapa temprana del alzhéimer— y los hemos analizado en nuestro laboratorio. Es decir, esas personas a las que les hemos hecho el estudio siguen en la consulta de neurología, son pacientes reales. Esas técnicas se podrían utilizar desde ya mismo y se podría hacer ese servicio diagnóstico. Lo que puede llevar un poco más de tiempo es convertirlo en un kit. Pero bueno, esa es otra aproximación que depende sobre todo de la comercialización.
La prueba se hace sobre el mal de Alzheimer que, como has contado en las charlas que has dado, es una de las enfermedades que más problemas y más dinero le va a costar a la sociedad en el futuro.
Tremendamente. Es uno de los problemas más grandes que tiene la humanidad ahora mismo. Hoy tenemos treinta y seis millones de enfermos y el gasto aproximado que se asocia al alzhéimer supera los seiscientos mil millones de dólares. Actualmente esto es un problema tremendo, pero se va a multiplicar. De hecho, en 2050 se espera que haya ciento treinta y cinco millones de enfermos.
¿Correlaciona con la edad más incluso que con la genética?
Efectivamente, el primer factor para la enfermedad de Alzheimer es la edad por encima de todo lo demás. Es una enfermedad de personas con edad avanzada en el 99 % de los casos y luego hay otros factores: afecta el género femenino, es decir que las mujeres tienen más riesgo que los hombres, y el nivel de educación bajo también. Esto ocurre cuando la enfermedad no tiene una mutación genética de herencia dominante, que son un puñado de casos en el mundo.
El factor de susceptibilidad genética más asociado a la enfermedad de Alzheimer es la apolipoproteína E y luego vienen otra serie de factores de riesgo. Por el contrario, en la enfermedad familiar, esa que es menos de un 1 %, está asociado con el beta-amiloide que es un péptido que se deposita en el cerebro como consecuencia de un procesamiento anormal de la proteína que lo genera.
Por tanto la diana terapéutica de las investigaciones en alzhéimer ha cambiado. En un principio se consideraba que la clave estaba en el beta-amiloide y esto es solo en el caso de que la enfermedad sea genética.
Cierto. Hay dos tipos de enfermedad de Alzheimer: la familiar o genética, que es de aparición temprana y puede empezar a partir de los cuarenta años, y luego la enfermedad esporádica, que tiene genes de susceptibilidad pero no mutaciones. La enfermedad genética está afectando a la proteína precursora del amiloide, ese péptido que se deposita en el exterior de las neuronas como consecuencia del mal procesamiento.
En el año 91 se le echó la culpa de la enfermedad esporádica al amiloide, aplicando el principio de la navaja de Ockham, que dice que la explicación más sencilla es probablemente la más cercana a la realidad. A mí a priori me parece una aproximación correcta, pero desde el 91 al 2015 han pasado muchos años y lo que ya podemos decir es que el beta-amiloide no es el causante directo de la enfermedad de Alzheimer.
Pero hay muchos grupos de trabajo todavía que están enfocados en los análisis y la investigación en el beta-amiloide.
Sí, pero si te fijas todos los desarrollos farmacológicos que han utilizado como diana terapéutica el beta-amiloide, o se han abandonado o por lo menos modificado. Ahora mismo hay corriendo algunos estudios donde se estudia la enfermedad familiar —la genética—, en familias concretas.
Hay un estudio en Antioquia, en Colombia, donde hay pueblos aislados en la montaña en los que se produce muy poco cruce entre ellos y por tanto hay muchos enfermos familiares en esas poblaciones. Ahí es donde se están haciendo los estudios. Yo no digo que el beta-amiloide no tenga que ver con la enfermedad familiar, probablemente sea la diana de la enfermedad familiar, pero no lo es de la esporádica. Aunque también puede que sea una consecuencia.
En este sentido existe aquel estudio sobre las monjas tan famoso que ponía de manifiesto que el beta-amiloide podría estar asociado a la demencia senil y no a tener alzhéimer.
Sí, en esto hay muchas teorías. El estudio que mencionas, The Nun Study, es muy curioso porque cogieron a un grupo de un convento donde las monjas estaban muy bien cognitivamente y de hecho murieron con muchos años en un estado cognitivo muy bueno. Estas mujeres donaron sus cerebros para analizar las huellas histopatológicas características de la enfermedad de Alzheimer y se vio que no se correlacionan, porque monjas que estaban cognitivamente muy bien tenían muchísima carga amiloide.
También hay una teoría de Glenda Bishop, una australiana, que dice que el amiloide es un elemento de respuesta inmune, es decir que se acumula como consecuencia de la respuesta a un daño, por lo que un daño o el propio envejecimiento podría producir una acumulación de amiloide que per se no sería patogénico.
¿Se puede decir que hoy en día no sabemos qué es el alzhéimer?
Sí, efectivamente. Hoy no sabemos la causa de la enfermedad de Alzheimer, así de claras y de francas hay que contar las cosas. ¿Por dónde van las nuevas tendencias? Por supuesto haciendo investigación para descubrir cuál es la causa de la enfermedad, pero eso no quita que tengas que seguir desarrollando marcadores y fármacos y que tengas que trabajar en todas las posibilidades para llegar cuanto antes.
¿Y macroproyectos como BRAIN u otros van a arrojar luz verdaderamente sobre las enfermedades cerebrales como el parkinson, alzhéimer, etc.?
Yo creo que no están exactamente bien enfocados pero sí que hay que trabajar en consorcios. Por ejemplo, nosotros en la herramienta diagnóstica que estamos comentando competimos, entre otros, con un consorcio australiano que está recogiendo muchísimas muestras.
Una cosa en la que hay que trabajar es en conseguir bancos de muestras y además tener buenos biobancos, accesibles, que las muestras estén bien caracterizadas, con un buen diagnóstico, con sus técnicas de imagen y eso es muy difícil que lo consiga un grupo. Eso tiene que partir de grandes consorcios y el alzhéimer, desde mi punto de vista, tiene que ir por esta vía.
Respecto a cómo buscar las líneas terapéuticas nos decía Juan Botas que ellos utilizaban las moscas de la fruta, vosotros empleáis el pez cebra. ¿Qué diferencia hay entre usar un modelo animal u otro?
Antes de esto seguramente hay que explicar un poco cómo funciona la cadena de valor farmacéutica.
La cadena de valor farmacéutica tiene una primera etapa preclínica en la que se hacen estudios llamados de alto rendimiento; una segunda de estudios intermedios en la que se usan por ejemplo el C. elegans, la mosca de la fruta o el pez cebra, luego viene la etapa preclínica a la que sigue la regulatoria y después las fases clínicas.
En la etapa preclínica, la parte de descubrimiento, no hay nada escrito, cada uno lo hace como cree adecuado. Nosotros apostamos por tener una aproximación fenotípica. ¿Qué significa esto? Pues que nosotros vamos a buscar moléculas que eviten que las neuronas se mueran y luego ya veremos el mecanismo, lo segundo está subrogado a lo primero.
Casi todas las investigaciones que se ha hecho estos últimos años en la enfermedad de Alzheimer elegían una diana, el tau, el amiloide, etc. Esto está muy bien si la diana es la acertada, pero si te has equivocado estás tirando el dinero. Por tanto, ¿de qué nos sirven los modelos intermedios? pues son modelos no regulatorios. Tú no puedes ir a la Agencia Europea del Medicamento con pez cebra o drosophila porque no te valen, pero sí que vienen muy bien para dar el salto desde las células —que no están integradas, que no forman órganos, que no tienen un microambiente— a organismos sencillos en los que puedes parametrizar o modelizar la enfermedad. El C. elegans, tiene unas mil células si no me equivoco, por tanto estás funcionando con un organismo de mil células en las que puedes ver cómo se comportan entre ellas.
Va un poco al azar, ¿no?
La búsqueda de fármacos que generalmente han hecho las farmacéuticas ha sido al azar y probando muchos compuestos en modelos muy concretos. La idea era probar miles y si pudiera ser millones de compuestos, pero tú puedes dirigir eso. Tienes que poner modelos que se asemejen lo más posible a la enfermedad de Alzheimer, en este caso, y moléculas que provengan de ciertos ambientes en los que se hayan podido producir moléculas protectoras.
Pongo un ejemplo: uno de los modelos que utilizamos nosotros es el estrés oxidativo que está asociado al envejecimiento por la formación de radicales libres y esto produce la muerte de las neuronas. Yo lo que puedo hacer es forzar mis modelos al estrés oxidativo. En nuestro caso buscamos fármacos procedentes de microorganismos que hayan estado en ambientes de estrés oxidativo. ¿Por qué? Porque habrán generado mecanismos de defensa contra el estrés oxidativo. ¿Eso me garantiza que vaya a encontrar una molécula que me proteja de la muerte neuronal por estrés oxidativo? No, pero aumento mis probabilidades. Es una búsqueda al azar pero con cierta orientación.
De hecho, por ese sistema que utilizáis en el proceso habéis encontrado cosas completamente diferentes e incluso habéis montado una empresa de compuestos energéticos. ¿Cómo se da esa conexión?
Pues eso costaba mucho explicarlo al principio. Tenemos dos grandes departamentos o divisiones. En un primer momento había un departamento biofarmacéutico en el que teníamos trampas para cazar aquellas moléculas que fueran neuroprotectoras, pero necesitábamos la fábrica de moléculas. Tú puedes ir y comprar librerías en el mercado pero vas a tener lo que tiene todo el mundo, entonces generamos una división en la que lo que hacíamos era cultivar microorganismos, a partir de colecciones, en diferentes caldos de cultivo, sacar los caldos y esos mismos caldos probarlos sobre los modelos de neuroprotección e ir seleccionándolos.
Esa colección está compuesta por casi diez mil microorganismos de todo el mundo que provienen de sitios muy diversos como desiertos, volcanes o el jardín que tenemos enfrente, es decir, de cualquier sitio. Los microorganismos los puedes orientar a generar quimiodiversidad para hacer screening farmacéutico, pero también tienes una buena caja de herramientas para realizar pruebas sobre ellos. Tienes pequeñas factorías que te solucionan problemas biotecnológicos como por ejemplo identificar un microorganismo, probablemente una microalga, que produzca altas proporciones de DHA (ácido omega 3) o que consuma un residuo industrial para generar algo de valor.
¿Es lo que conseguisteis vosotros?
Nosotros empezamos trabajando con estos microorganismos, por un lado generando quimiodiversidad para sacar neuroprotectores y por otro para eliminar un residuo de la producción de biodiésel, la glicerina cruda industrial. Preguntamos a nuestros diez mil microorganismos cuál de ellos vivía solamente en glicerina cruda y producía un aceite compatible con la producción de biodiésel y esto se patentó, se depositó la cepa en la Colección de Cultivos Tipo de Valencia y ese fue el embrión de lo que hoy es Neol Biosolutions, que es una filial de Neuron Bio encargada de dar soluciones a diferentes industrias, sobre todo oleoquímicas.
¿Cuál es el camino de estos diez mil microorganismos hasta dar con uno que funcione? ¿Tenéis alguna proporción?
Los grandes números del desarrollo farmacéutico consisten en que de cada diez mil moléculas que tú pruebas una puede llegar a mercado. De hecho en 2013 la FDA aprobó veintisiete fármacos en todo el mundo. Las proporciones son esas: de diez mil, una, pero yo creo que son menos todavía las que llegan al mercado. Por el camino, según los cálculos, la media es que tardas unos diez años y gastas entre ochocientos y mil millones de dólares para desarrollar una molécula.
Entonces las empresas de biotecnología tienen pérdidas durante diez años.
Las empresas farmacéuticas. Este es el modelo farmacéutico que ha imperado desde las últimas décadas. Había macroempresas que hacían todo desde el principio hasta el fin. Pero lo que han hecho ahora las empresas farmacéuticas es liberar, por decirlo de alguna forma, los equipos de I+D y mirar hacia a las empresas biotecnológicas y los grupos de investigación. Actualmente han generado una estrategia conocida como Open Innovation que consiste en codesarrollar con empresas biotecnológicas o con grupos de investigación desde el principio. ¿Por qué? Lo primero porque se tienen muchas ópticas diferentes, cada empresa biotecnológica tendrá una aproximación, una diana, una plataforma y esto te va a dar mucha riqueza.
Se están alimentando de las empresas biotecnológicas pero ahí hay un gap muy importante, que es lo que se denomina el valle de la muerte y consiste en que las empresas biotecnológicas tienen dinero hasta cierto punto y si no se encuentra en ese momento con una empresa farmacéutica tienen un problema. Por lo tanto ese valle de la muerte hay que intentar reducirlo en la medida de lo posible y esto en la enfermedad de Alzheimer es especialmente dramático porque se han gastado miles de millones de dólares en desarrollos sobre todo en antiamiloidogénicos que no han funcionado. Yo lo que espero es que las empresas farmacéuticas tengan más avaricia que memoria y se den cuenta de que estamos ante un problema pivotal en el mundo y que hay que darle una solución.
Neuron Bio aparte de los métodos diagnósticos realmente está buscando esa cura para el alzheimer, ¿no? ¿Cómo se impulsó y cómo se motivó el nacimiento de Neuron Bio?
Evidentemente una aventura de este tipo proviene de muchos factores, pero sobre todo la empresa surge de Fernando Valdivieso, que es un catedrático ya retirado de la Universidad Autónoma de Madrid, concretamente del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, del que provengo, y que con su espíritu aventurero decidió montar una empresa a partir de las patentes que tenía en su grupo universitario y convenció a una serie de empresarios que estaban en el ámbito de la biotecnología para que capitalizasen la idea. Esto ocurrió en el año 2005 y aquí seguimos en 2015. Yo creo que uno de los grandes éxitos de Neuron Bio es haber sobrevivido diez años en un entorno como el que vivimos en España.
¿Hay apoyo institucional a proyectos como el vuestro?
Hay apoyo institucional pero yo creo que no tenemos una cultura del emprendedurismo biotecnológico. Estamos en un sitio muy complicado, es como intentar, no sé, torear en Bélgica. Se necesitan muchas cosas: ganadería, plazas, representantes y alguien que te vista de torero, ¿no? Pues hay que tener ese ambiente para que se pueda desarrollar la biotecnología y creo que España ni está en ese momento ni por lo que yo veo en las tendencias políticas y los programas electorales, pretende estar, lo cual todavía me preocupa más.
No hay una preocupación excesiva por la I+D y esto para mí es un punto estratégico, es decir: ¿a qué nos queremos dedicar dentro de cincuenta años? Porque probablemente hemos perdido el siglo. ¿Dónde queremos ir? ¿Queremos ser un país de turismo compitiendo con Croacia, Italia, etc. o pretendemos ser un país con un cambio de modelo productivo? Todo el mundo cacarea el modelo productivo pero nadie lo refleja. ¿Dónde está esa voluntad de cambiar el modelo? No existe. Estamos ante un problema muy grande porque todavía no nos hemos dado cuenta de que la I+D es lo que nos va a hacer cambiar. Los países ricos son ricos porque han invertido en I+D, no porque les sobre el dinero.
En uno de los artículos que publiqué en Jot Down conté que tuve la ocasión de coincidir con la gobernadora de New Jersey en Estados Unidos y ella se enorgullecía de que en New Jersey tenían el mayor número de ingenieros y científicos por milla cuadrada. Pues señores políticos españoles, miren ustedes hacia otro lado, hacia el otro lado del charco. Copiemos a quien sabe hacer este tipo de cosas porque a New Jersey le va bastante mejor que a nosotros en cuanto a modelos industriales e innovación. Hay que hablar de la balanza tecnológica, tenemos muchos temas de los que aprender y el problema es que ningún grupo político dice con claridad o proyecta con claridad un horizonte I+D. ¿Dónde está el pacto de Estado que necesita la ciencia? Porque hay una cosa muy importante desde mi punto de vista, que es que independientemente de partidos políticos lo que más democratiza a una sociedad es la ciencia. Es decir, si tú puedes hacer que el diagnóstico de X enfermedad esté en el hospital de la esquina podremos ir todos, si no irán a Houston los que tengan dinero para curarse un tumor. Lo que más democratiza a la sociedad es la ciencia, casi todos tenemos un smartphone en el bolsillo, el problema es que probablemente no sea invento español y tengamos que pagar por ello.
Tenéis la sede en el Parque Tecnológico de Granada y tenéis convenio con la universidad. ¿Cómo es el trabajo con ellos?
No es que tengamos un convenio, es que la Universidad de Granada es accionista de Neuron Bio porque Neuron Bio entregó una serie de acciones al principio para que fuera una especie de patrón en el Parque. También la Universidad Autónoma de Madrid es accionista nuestra porque somos un spin-off que viene de la UAM. Pero no solo trabajamos con la Universidad de Granada y la UAM, sino con muchas universidades en España. Vamos a ver, la punta de lanza en investigación normalmente está en las universidades y en el Consejo. Una cosa muy importante: en la empresa se hace tan buena investigación como en las universidades pero nosotros provenimos de la universidad y sabemos que ciertos desarrollos hay que ir a quien sabe hacerlos, hay que ir a esos grupos de investigación que son punteros y trabajar conjuntamente para funcionar en los dos sentidos de forma bilateral, y en este sentido Neuron Bio lo que busca en los grupos de investigación son herramientas y desarrollos que alimenten a la empresa.
¿Os nutrís de personal de la Universidad de Granada?
De la universidad en general y de otras empresas biotecnológicas o farmacéuticas, tenemos gente que viene de muchos sitios. Fundamentalmente tenemos en la compañía doctores y técnicos. Somos una compañía con un porcentaje de doctores altísimo, lo cual también es importante resaltar porque muchas veces se cree que el doctor ya está muy sesgado para hacer un buen trabajo. No señores, todo lo contrario, es una persona que por mi experiencia tiene una extraordinaria flexibilidad y puede abordar muchos problemas diferentes. Nosotros tenemos mánagers comerciales que son científicos, que han hecho la tesis doctoral pero que tienen la suficiente flexibilidad y versatilidad como para enfrentarse a otro problema diferente.
¿Cuál es la estructura de la empresa y la dimensión humana?
La dimensión humana, entre las dos empresas, Neuron Bio y su filial Neol Bio, somos más de cincuenta personas. Ambas tienen un consejo de administración que representa a la mayoría de los accionistas y es el que suele tomar decisiones que ratifica la junta, y luego por debajo hay una estructura de dirección y debajo de esta hay diferentes departamentos. Nosotros somos fundamentalmente una empresa de I+D. Hacemos investigación y desarrollo paquetizada, es decir, generamos patentes para luego licenciarlas, por tanto tenemos mucho componente de I+D.
Tienes una vocación científica innata y sin embargo pasas de ser el director científico a ser el director general. ¿Cómo lo llevas?
Con resignación cristiana, supongo, pero en este país hay pocos gestores científicos. Yo creo que soy una rara avis, considero que es muy importante formar a gente proveniente de la ciencia para que además tenga otras aptitudes y competencias, y al revés; es decir, gente que venga de la gestión y acabe teniendo un conocimiento científico. La apuesta del Consejo desde siempre, y ya os he dicho que llevamos diez años, es que el director general sea un científico. Antes de mí la otra persona que ocupaba el cargo, Javier Velasco, era doctor en Ciencias Biológicas como yo. El resto de competencias se van aprendiendo aunque también hay que formar un equipo, sobre todo directivo, que respalde los gaps que cada uno pueda tener, porque evidentemente los hay.
Esa tendencia no es exclusiva de las empresas, también en la propia universidad o en el Consejo los investigadores según van alcanzando cierta edad van pasando más a ese tipo de labores de gestión administrativa.
Estoy completamente de acuerdo contigo, pero es el ecosistema en el que nos ha tocado vivir y muchas veces uno tiene que aceptar ciertos cargos de responsabilidad, no voy a decir en la juventud, que no es el caso, pero sí en un nivel no lo suficientemente senior. Eso pasa en los grupos de investigación como tú dices, pasa en las empresas… Pero bueno, una vez te llega ese reto tienes que mirar hacia adelante e intentar hacerlo lo mejor que puedas.
Sin embargo sigues haciendo patentes, de hecho quiero que nos cuentes lo que habéis conseguido con las enfermedades raras.
Pues esta es una historia para mí muy bonita porque viene de una deducción científica y eso siempre es muy satisfactorio para un investigador. Me considero un científico, no me considero otra cosa, ahora mismo soy gestor pero científico.
Nosotros casi desde el principio de la compañía enfocamos la potencial diana terapéutica en cómo se modula el colesterol en las neuronas en la enfermedad de Alzheimer y hemos estado trabajando sobre todo en el desarrollo de fármacos en este campo con cierto éxito. Visto que hay enfermedades pediátricas en las cuales la ruta del colesterol—que es una ruta canónica en la neurona y en todas las células del cuerpo humano— es tan importante a nosotros nos llamó la atención que había enfermedades pediátricas que mutando algún gen de la ruta del colesterol cursaban con problemas neurológicos tremendamente serios.
A mí, no sé por qué, la verdad, me llamó la atención un síndrome que es el de Smith-Lemli-Opitz, que son niños que tienen una mutación en la 7-dehidrocolesterol reductasa que hace que tengan niveles de colesterol extremadamente bajos. Estamos hablando de cinco o seis miligramos/decilitro cuando lo normal son ciento cincuenta o doscientos. De hecho yo creo que los que tienen cero, es decir en los que la mutación es total, ni llegan a nacer. Estos niños tienen muchos problemas porque el colesterol es muy importante en el desarrollo embrionario. Entonces, mirando esta enfermedad y la ruta del colesterol, que no es una ruta sencilla para nada, sino que tiene muchas puertas de salida y tiene muchas rutas colaterales muy críticas, adivinamos que probablemente una de esas rutas podía ser la inflamación y empezamos a intentar conseguir sangre de niños y de controles para evaluar si tenían un perfil inflamatorio exacerbado. Y bueno, de estos niños hay unos veinte en España, aproximadamente.
No teníais ninguna intención de ganar dinero con esto porque si hay veinte niños…
Ninguna, ninguna. Teníamos la intención primero de aprender, porque de esto surgió una patente de diagnóstico o lo que es lo mismo nuestro primer estudio en diagnóstico, y así aprendimos cómo se tiene que poner en marcha todo el mecanismo para hacer este tipo de análisis diagnósticos que ahora hemos finalizado con la presentación de la patente de alzhéimer, y un poco también para devolver a la sociedad parte de lo que te da. Al final la sociedad es la que pone el dinero, lo pone un inversor privado o lo pone el Ministerio mediante un préstamo blando pero al final la sociedad es la que te está aportando dinero y tú se lo tienes que devolver de alguna forma, por supuesto intentando hacer tu trabajo lo mejor que puedas todos los días, pero si te surge una idea tienes que intentar materializarla.
Tardamos más de una año en conseguir cinco muestras de niños con el síndrome y cinco muestras de niños sanos. Primero porque no encontrábamos los canales para hallar a estos niños, no había una asociación específica, estaba todo muy deshilachado en esta enfermedad. Luego había que buscar a los niños, identificar a los padres, conocer a los pediatras, pasar los comités de ética, etc. Tardamos un año largo en conseguir esas diez muestras sin saber qué iba a pasar y solo una semana en hacer los estudios y no exagero, tal vez menos.
Analizamos una cincuentena marcadores y de ahí lo primero que vimos fue que prácticamente todos los de inflamación estaban exacerbados, y también encontramos tres que nos permitían el diagnóstico, pero es que además esto abría otra puerta ya que los antinflamatorios que están en la farmacia podrían ser una de las herramientas terapéuticas para estos niños;, no para curarlos porque la deficiencia en colesterol la van a tener siempre, pero probablemente sí para aliviar algunos síntomas.
En estas enfermedades es muy complicado el diagnóstico porque se mezclan los síndromes, por lo que el trabajo nos resulta muy satisfactorio porque se trata de una deducción científica. Y cuando ves los datos te dan la alegría de confirmar que tu hipótesis era cierta. Demuestra cómo funciona la ciencia, y esto es muy importante, es decir, tú estás intentando solucionar un problema y de repente aparece una puerta lateral que puedes explorar. Además esto lo hicimos con dinero de Neuron Bio, nadie nos pagó este desarrollo y no esperamos nada a cambio. Como decía, es un ejemplo de cómo funciona la ciencia; muchas veces hay que darnos cierta libertad a los científicos para que creemos.
El Consejo de Administración puede que no esté tan contento porque no va a repercutir en ingresos.
No, lo que pasa es que el gasto económico ha sido muy pequeño. El mayor problema es el galimatías burocrático para conseguir esas muestras y sus autorizaciones pertinentes, pero luego la investigación ha sido muy barata y además nos ha permitido aprender. Tú para vender algo primero tienes que aprender a hacerlo y esto nos ha servido. También me permite reflexionar sobre la burocratización de la ciencia en España, que es muy alta.
Aquí es difícil conseguir acabar el proceso hasta acabar un producto farmacéutico.
Sí, pero ya no es solamente en eso, que es extremadamente complicado, sino por ejemplo en la convocatoria de proyectos y en todo este tipo de cosas en las que hay bastante dificultad burocrática, y no porque yo lo diga sino porque lo comparo con otros países.
Los países en los que hay mayor tradición en investigación son los menos burocratizados y eso es muy importante, tienes que tener agilidad. Tú para aplicar a la NIH por ejemplo, solo mandas una página, un summary, y ahí ya te dicen sí o no. Ya no envías cien páginas con tu currículo, tus publicaciones y una revisión actualizada… Mandas un resumen y yo te digo si me vale o no me vale; si me vale pasamos a la siguiente ronda y esto va a ayudar. Creo que también esto tiene que ver muchas veces con la lentitud en resolver temas como planes nacionales o proyectos motrices aquí en Andalucía. Los proyectos motrices que se están ejecutando en Andalucía son de la convocatoria de 2012 y estamos en 2015, pero es que desde 2012 hasta ahora no ha salido ninguna convocatoria.
En general la Unión Europea tampoco es mucho mejor en esto de la burocracia.
El horizonte evidentemente es complejo, desde mi punto de vista Estados Unidos es más ágil con diferencia y eso tenemos que trabajarlo. En un mundo globalizado esto resulta perjudicial porque estás perdiendo competitividad.
Nuestra esperanza en ese sentido no es parecernos a la Unión Europea sino a Estados Unidos.
Yo creo que nos tenemos que parecer a Estados Unidos en muchos aspectos y esto puede ser ventajista si queréis, pero me da exactamente igual. Si el otro lo hace muy bien lo primero que tienes que hacer es copiar, por lo menos empresarialmente, y si luego eres tan brillante que lo puedes superar pues todavía mejor, pero primero vayamos al modelo que funciona, en esto y en cualquier aspecto.
Dijiste al principio de la entrevista hablando del alzhéimer que es una demanda del mercado, mientras que las enfermedades raras evidentemente no lo son. ¿Qué se hace entonces? ¿Se pone esa investigación en manos de las instituciones públicas? Porque los centros privados difícilmente van a poder o querer invertir en este tipo de enfermedades.
Salvo algún chalado como nosotros… Lo que hay que mejorar es el success story.
Vamos a ver, el logotipo de algunas asociaciones de enfermedades raras es un árbol, no sé si os habéis fijado. En el árbol hay muchas ramas, cada rama tiene una hoja, y cada hoja representa una enfermedad rara. Hay siete mil enfermedades raras catalogadas, y las que todavía no están catalogadas, cuyo tronco es el mismo. El tronco al final es el funcionamiento de una célula. El ejemplo que yo os ponía de este síndrome: ¿qué tiene que ver un síndrome pediátrico provocado por el colesterol con el alzhéimer? A priori nada, ¿no? Pero si utilizas esta historia de éxito para contarlo tiene mucho que ver.
Al final el funcionamiento mecanístico de las neuronas es el mismo y cuando tú alteras una ruta canónica sacas aprendizajes. Probablemente el desarrollo, o todos los huevos, no los vas a poner en la cesta de las enfermedades raras y menos en la de las enfermedades ultrarraras como es este caso, pero sí que te sirven para este tipo de cosas. No obstante yo creo que en España últimamente está habiendo mucho movimiento en las enfermedades raras con el CIBERER y con muchas asociaciones que están particularmente implicadas. La verdad es que creo que están generando una comunicación que es crítica y me parece maravilloso.
¿Cómo de fácil o difícil es hacer una tesis o un postdoctorado en una empresa privada como la vuestra?
Bueno, en la nuestra no tenemos historias de tesis doctorales por ahora pero sí lo hemos valorado. Creo que en la empresa se pueden realizar tesis siempre y cuando el trabajo de esa tesis no esté dentro de las líneas troncales. Es decir, ¿al final qué tenemos nosotros en la empresa? Tenemos científicos profesionales. Muchas veces los propios científicos nos asustamos de la palabra científico pero somos científicos, vivimos de la ciencia y no nos tiene que asustar.
Como decía, tenemos científicos profesionales y un periodo de tesis doctoral es un periodo de formación del científico. El científico es realmente un científico cuando lee la tesis doctoral, es nuestro equivalente a cortarse la coleta. Nosotros tenemos muchos programas de prácticas y ¿por qué no uno de tesis doctoral? Claro que sí.
Es bueno que los estudiantes se enfrenten a un mundo de verdad, a la empresa privada y con unos plazos que son distintos a los de la universidad.
Es imprescindible. En esto las culturas empresariales de biotecnología y las culturas académicas tienen que encontrarse, aunque cada vez se están haciendo mejor las cosas en España. Es que el punto de encuentro está en la transferencia. Por ejemplo, López Barneo decía en su entrevista que no pasa nada porque la gente se vaya y que tú te tienes que ir a donde se haga mejor ciencia, y un artículo publicado en El País esta semana iba en el mismo sentido. Esto es muy correcto para la ciencia global pero, ¿para el desarrollo industrial o el cambio de modelo productivo? Incorrecto, yo creo. ¿Por qué la gobernadora de New Jersey quiere que haya el mayor número de científicos e ingenieros en su estado? Porque está generando un PIB brutal y porque están generando inventos. Porque morirán nueve de cada diez empresas, pero la que no muera va a desarrollar algo que se va a vender en todo el mundo. En la balanza tecnológica española, que es la diferencia entre lo que pagamos por comprar patentes de fuera y lo que cobramos por vender las nuestras, existe una diferencia tremenda y eso es empobrecer un país. Bueno, y no solo eso, también hay que contar en esa balanza que no se suele contabilizar el dinero que nos estamos gastando en formación de especialistas que después están aprovechando otros países.
Un Ramón y Cajal se calcula grosso modo que nos cuesta a todos los españoles medio millón de euros, ¡uno! Una tesis doctoral o un licenciado en medicina tiene un gasto aproximado de sesenta mil euros por año. Si hacemos los cálculos desde que empezó en infantil hasta que acaba la tesis doctoral estamos gastando muchísimo dinero en formar a gente extraordinaria que luego se va a otro país, a New Jersey, a trabajar a gasto cero. A gasto cero porque ya le puedes pagar a ese señor o a esa señora todo lo que quieras porque no te ha costado nada, y además seguramente si se va no tendrá ningún problema en trabajar un montón de horas, con lo cual más de un favor estamos haciendo y esto habrá que regularlo de alguna forma, ¿no?
Contabas que a veces el trabajo con la universidad no es todo lo fluido que debería ser.
Lo que deberíamos hacer es utilizar las instalaciones comunes para el bien de todos, tanto privadas como públicas. Es decir, si a alguien le funciona bien un microscopio confocal que cuesta medio millón de euros pues no vamos a tener cinco en un mismo campus, tengamos uno y que eche humo. Eso por un lado, y luego hay que poner de alguna forma las instalaciones más especializadas al servicio de los demás y cobrar por ello, por supuesto, hasta ahí podíamos llegar, pero hay que hacerlo así. Muchas veces probablemente viene un servicio técnico a tres o cuatro sitios que están colindantes, si tú aúnas las fuerzas igual tiene que venir una vez y no cuatro. En fin, todo lo que sea la optimización de recursos es positivo, porque probablemente en las épocas de bonanza cada uno ha querido tener su propia instalación y su propio microscopio y ya hemos aprendido que hay que optimizar recursos. Hay que invertir más en I+D pero también hay que optimizar recursos, eso es fundamental.
¿Quién corta el bacalao?
Es complicada la pregunta, pero supongo que esto debería ser una ley o un pacto por encima de universidades, empresas o centros de investigación. Las directrices tienen que estar mucho más arriba. De todas formas la crisis nos ha podido servir un poco para corregir ciertos defectos de la época de vacas gordas. No digo que la crisis sea buena pero quizás haya servido para optimizar ciertos recursos.
La crisis es puro darwinismo y el darwinismo nos ha llevado a donde estamos, no sobreviven las especies más fuertes sino las que mejor se adaptan. La crisis en esto es un momento de oportunidad, un momento en el que hay que optimizar recursos, hay que pensar como empresa en nuevas líneas de negocio, hay que explorarlas, hay que estrechar los lazos y te sirve también para negociar mejor. En fin, tienes una serie de herramientas que tienen que ser beneficiosas dentro del desastre de un escenario de crisis. Pero es que lo de la ciencia en este país ya no es de crisis, es de lo siguiente. Es que hemos bajado un 40 % desde 2009 en inversión en I+D. En Andalucía superamos escasamente el 1 % del PIB cuando el objetivo de Europa es el 3 %. Estamos en una situación complicada.
¿Os han llegado ayudas directas desde la Junta de Andalucía?
Sí, sí. Ahí están las patentes y los desarrollos realizados. Los proyectos que nosotros conseguimos de la Junta de Andalucía, de Corporación Tecnológica de Andalucía, de los ministerios, etc. son competitivos. Es decir, nosotros presentamos un proyecto que ganamos y que luego hay que ejecutar en un tiempo. Si en ese plazo no lo ejecutas hay que devolver el dinero y la mayoría de ese dinero viene de préstamos que hay que devolver. Es decir, subvenciones tenemos y hemos tenido históricamente, pero son minoritarias comparado con los préstamos, no te están regalando el dinero.
Hay un estudio sobre el pez cebra en el que demostráis que los peces tienen memoria y rompéis con esa creencia.
El pez cebra es un modelo maravilloso. Yo creo que se va a convertir en el nuevo ratón de laboratorio. ¿Por qué? Porque es un vertebrado, es muy fácil de manejar, los primeros días está fuera del Real Decreto de experimentación animal, por tanto se puede trabajar con él como si fuese una célula, puedes hacer con él todo lo que se le hace a un ratón, y lo más importante es que son organismos que tienen una embriogénesis muy rápida, de siete días, son transparentes y tienen todos los órganos excepto pulmones, obviamente. Puedes hacer estudios de todo tipo.
¿Le puedes poner electrodos en la cabeza?
Sí, claro que se puede hacer e incluso se les hacen resonancias. Se les hacen las cosas más avanzadas en biomedicina. Nosotros particularmente lo utilizamos para pruebas de toxicología que son muy importantes en el desarrollo farmacéutico, porque cuanto antes te des cuenta de que tu fármaco produce una cardiopatía mejor, porque antes lo descartas. Pero llegamos a hacer incluso estudios de comportamiento. El que tú comentas es el laberinto en T, que es una adaptación clásica del laberinto en T de roedores. También se hacen estudios de campo abierto, de comportamiento social, de ansiedad, de miedo… Prácticamente se pueden modelizar todas las memorias y todos los comportamientos en el pez cebra de una forma muy rápida y muy barata, porque necesitas menos muestras y puedes hacer más animales a la vez. Tiene una serie de ventajas que luego te permiten ir al siguiente paso, que es el roedor, con más garantías.
El animal que utiliza la biomedicina para avanzar en todos los campos es fundamentalmente el ratón. Luego cuando te vas a regulatoria —regulatoria es la fase en la que una agencia te va a autorizar para que tu fármaco se pueda probar en humanos— las agencias reguladoras te piden dos animales, uno roedor y otro no roedor, normalmente es rata y perro y en ocasiones muy, muy, muy concretas, el mono. Pero en las agencias reguladoras se aseguran de que tu compuesto sea seguro; si no, no entras.
¿Tienes constancia de que el pez cebra sea defendido por los animalistas para no experimentar? ¿Tenéis inspectores que ven las condiciones del pez cebra?
Supongo que tampoco les gustará. El pez cebra vive en unas condiciones fabulosas en el laboratorio, se les controla la temperatura, la iluminación —para que el pez no se estrese tiene un amanecer y un atardecer, es decir, es gradual—, tiene comida suficiente, tienen un número máximo de animales por volumen de pecera, se les controla el pH, los nitritos, los nitratos y absolutamente todos los parámetros, y además tenemos un veterinario que vela por el cuidado de estos animales. Las medidas son las ideales para que esos animales estén en la mejor de las condiciones. Para empezar, por la propia experimentación, porque si tú metes muchos elementos de distorsión tus resultados no van a ser fiables. Esto es así, por una parte por el buen desarrollo de los experimentos y por otra parte porque, evidentemente, los científicos no disfrutamos haciendo sufrir a nadie.
¿Crees que es necesario experimentar con animales?
Es absolutamente imprescindible. A principios de 1900 la esperanza de vida en España era de unos treinta y cuatro o treinta y cinco años, dependiendo de si eras mujer u hombre; ahora estamos por encima de los ochenta. ¿Cómo hemos ganado esos cincuenta años, ese medio siglo de esperanza de vida? Haciendo desarrollos biomédicos fundamentalmente, y en esos desarrollos biomédicos la experimentación animal ha jugado un papel imprescindible. Vuelvo a decir: no queda más remedio que hacer experimentación en animales.
¿A qué crees que se debe este movimiento en contra de la experimentación animal o de las vacunas?
Pues un poco yo creo que a la ignorancia, con todas sus letras. Defender que no hay que vacunar a los niños para mí es una osadía que es propia de la caza de brujas. Es algo parecido, viene desde el desconocimiento más profundo, desde la ignorancia más atrevida y fomentada por una serie de foreros y blogueros que vociferan sin conocimiento en contra de las vacunas. Cuando tú entras en una discusión sobre las vacunas o la experimentación animal u otros temas científicos con estos gurús, normalmente no tienen salida porque es puro razonamiento. Es que es obvio. Yo me pregunto si estos señores van al dentista, se toman una aspirina o si utilizan la homeopatía cuando tienen un tumor cerebral. Me pregunto esto.
Algunos sí, y se mueren.
Ellos sabrán. ¿Pero qué pasa cuándo decides por tus hijos? Ahí tenemos un problema grave. ¿Cuál es el problema ahí?, que los científicos no somos valientes y no salimos a contar las cosas como son, aunque tengan una serie de potenciales efectos secundarios.
Pero los medios de comunicación también tienen que ser responsables.
Frente a la iniciativa ciudadana europea de 1,2 millones de firmas para evitar la experimentación animal en España, al menos la Confederación de Sociedades Científicas (COSCE) ha hecho un documento donde explica para qué se utiliza la experimentación animal y cuáles son las ventajas que se han conseguido con ella, firmada entre otros por un gran neurocientífico como es Juan Lerma, por ejemplo, que ha trabajado en el alzhéimer durante muchísimos años. La COSCE frente a esa solicitud, que además ha entrado al Parlamento Europeo y se va a evaluar, explica muy claramente con un documento redactado por científicos por qué es necesaria esta actividad.
La noticia de que esta petición se ha llevado al Parlamento Europeo aparece en todos los medios de comunicación y el comunicado no aparece en ninguno.
Bueno, pero ahí tenemos que estar nosotros para intentar comunicarlo.
¿Cómo se hace esto?
De nuevo partimos del ambiente en el que vivimos y de la poca cultura científica, que por cierto en los últimos años está cambiando, lo cual está muy bien. Ya se hacen entrevistas a los científicos, ya hay blogs, ya hay eventos que aglutinan a gente en torno a la ciencia por ejemplo el de Jot Down en Sevilla o el Desgranando Ciencia en el que yo también he participado alguna vez y en los que con motivo de la ciencia se llama a una serie de científicos que intentamos comunicar en las palabras más sencillas posibles todos los temas. Hablamos desde dinosaurios hasta enfermedades neurodegenerativas y además atraemos a los niños; y eso es muy importante, porque cuando al niño le explicas las cosas y lo haces bien es capaz de comprender. Es muy importante que los niños desde su más tierna infancia valoren la ciencia como algo bueno, positivo y divertido, y esto lo estamos haciendo en los últimos años.
Hasta ahora los científicos hemos sido un poco orgullosos y no hemos querido salir de los laboratorios. El científico era el típico señor muy listo que no se rebajaba a explicar las cosas a los demás. Creo que era Schrödinger el que decía que lo que no sepas explicar no merece la pena que lo hagas. Esto evidentemente hay que matizarlo porque si no, no se hará cierta ciencia avanzada, pero sí que debemos hacer el esfuerzo de contar las cosas. Si no podemos contarlas tenemos un problema.
Yo creo que a lo que debemos aspirar es a que la cultura científica sea cada vez más grande. Antes por ejemplo no había periódicos económicos en el kiosco, ahora hay cuatro o cinco. ¿Por qué no puede haber cuatro o cinco de ciencia? Empecemos por uno. ¿Por qué tenemos ese pudor los científicos de contar un descubrimiento? ¿Por qué es noticia en un periódico que en un reality show una señora se ponga un pijama de determinado color, y sin embargo, un trabajo que hace alguien en su laboratorio honradamente, con gran esfuerzo y probablemente mal pagado, no lo es? ¿Cuántos artículos científicos de interés se publican en este país al día en grandes revistas, en revistas del primer cuartil? ¿Eso no da para tener un periódico? Es noticia lo otro. Partimos de ahí, partimos de abajo, ya hacemos bastante. Es verdad que tenemos que formar a periodistas para que hablen de ciencia y los científicos tenemos que salir a la calle a contar nuestros descubrimientos, nuestras publicaciones, nuestros avances, nuestro trabajo diario y a partir de ahí se construye. Estamos muy lejos, pero yo creo que vamos por el buen camino.
¿Ves una evolución positiva?
Sí, sí. Creo que en los últimos años los científicos hemos abierto el armario, hemos salido a contar las cosas y hemos invitando a la gente a que venga. Hay eventos en los que la gente sale a la calle, sale a los bares, sale a las plazas y cuenta lo que hacen en ciencia sin pudor, explicándolo; y la gente disfruta, que es lo mejor. Tú tienes que ver a los niños pequeños en Desgranando Ciencia haciendo experimentos, volando un dron o viendo dinosaurios. Es que eso es la ciencia y eso es lo que cambia este y cualquier país. Eso lo descubrió Escandinavia hace muchos años y Estados Unidos ni te cuento. Pero aquí aún estamos con el «que inventen ellos» y el que «los mejores que se vayan fuera».
¿Qué descubrimiento o avance, en tu campo o en cualquier otro, estás seguro de que vas a ver en tu vida y que ahora mismo nos parece imposible pero seguro que está a la vuelta de la esquina?
Voy a hablar de la enfermedad de Alzheimer que es lo que a mí me ocupa. En estos casi veinticinco años desde que se publicó la propuesta de que el amiloide era el evento central de la enfermedad hemos cometido muchos fallos y hemos gastado cientos o miles de millones de dólares, y creo que por primera vez en los últimos años, con la aproximación que se está haciendo a la enfermedad de Alzheimer, es mucho más probable que consigamos avances que con lo que se ha hecho estos últimos años. Vuelvo a decir que esto igual es muy atrevido y que todo el dinero que hemos gastado y todos los experimentos y desarrollos farmacéuticos que han fallado no han sido en vano, han servido para aprender. La ciencia funciona así: hay que generar un dogma, ese dogma cae por su propio peso porque la hipótesis de la que se parte es errónea y eso nos sirve para crear un nuevo dogma que posiblemente esté más cerca de la realidad. Yo creo que veremos fármacos neuroprotectores en la próxima década o dos décadas.
No solo servirá para el alzhéimer entonces.
Fundamentalmente para enfermedades neurodegenerativas.
¿Paliativos o preventivos?
Preventivos. Las neuronas una vez muertas es muy complicado revivirlas. El cerebro de un enfermo de alzhéimer pierde un gran volumen de masa neuronal aparte de las neuronas que se atrofian. Si tu pesas un cerebro sano y un cerebro con alzhéimer, este puede tener la mitad de masa. Ha muerto muchísima neurona y las que están vivas están atrofiadas; rescatar eso es prácticamente imposible, entonces lo que hay que hacer es diagnosticarlo cuanto antes y ahí hacer las pruebas de los desarrollos farmacéuticos, los que sean, con los aprendizajes que hemos sacado hasta ahora.
Tengo la esperanza, e igual es un sueño, de que en los próximos quince o veinte años tengamos una molécula que esté funcionando para prevenir la enfermedad de Alzheimer. Y si vale para el alzhéimer, y vuelvo al ejemplo del tronco de antes, va a valer para muchas cosas. Al final, cuando un neurólogo se pone delante de un paciente, es muy difícil saber si es una demencia vascular, una demencia senil o una enfermedad de Alzheimer. No es blanco o negro, hay una gama de grises, y por la experiencia y la trayectoria el neurólogo es capaz de diagnosticar con más o menos exactitud. Entonces, lo que aprendamos de la enfermedad de Alzheimer va a ser absolutamente extrapolable a otras enfermedades neurodegenerativas, seguro.
¿El estudio de estas enfermedades neurodegenerativas puede servir para saber cómo funciona el cerebro, que al fin y al cabo es uno de los grandes enigmas de la humanidad?
Sí, pero esto no lo vamos a resolver en breve.
Obviamente no se trata de una receta, pero todo lo que avancemos en ese conocimiento además impactará en muchas otras áreas, por ejemplo la informática.
Hombre, la informática juega un papel clave en el desarrollo de los últimos avances y de los últimos tiempos en neurociencia. La patente que hemos solicitado hoy tiene una base de datos de ochenta mil entradas, y eso o lo gestionas informática y estadísticamente o es imposible. O sea, antes en los laboratorios de bioquímica pescábamos con caña de pescar y ahora lo hacemos con red. Ahora somos capaces de ver miles de genes, el genoma completo en unas horas, mientras que antes un gen podía ser una tesis doctoral. La robótica también es un área que ha sido muy importante, todo lo que es la tecnología aplicada a la ciencia hace progresar a grandes pasos a la biomedicina.
Hace unos años se decía que las células madre lo iban a curar todo en cualquier caso y ahora parece que la burbuja ha pinchado.
Las células madre siguen ahí y creo que sirven para ciertas enfermedades concretas. En enfermedades muy complejas como el caso del alzhéimer, el párkinson, etc. e incluso en enfermedades multifactoriales de las que desconocemos todavía el funcionamiento o la patogenia veo bastante alejada la utilización de células madre, pero ojalá me equivoque.
Vosotros cotizáis en el mercado secundario. ¿Esto qué significa?
Sí, en el Mercado Alternativo Bursátil. Eso significa muchas cosas, pero primero lo voy a explicar: en Neuron Bio tuvimos la osadía, no sé si llamarlo atrevimiento, de ser la primera biotecnológica que cotizó en el MAB y también fuimos, probablemente por las mismas razones, la primera empresa en cotizar en continuo. Hasta el momento las empresas en el Mercado Alternativo Bursátil cotizaban en fixing, lo que significa que se negocia dos veces al día. ¿De qué ha servido cotizar en el MAB? Pues para bastantes cosas y muy importantes, a pesar de que los últimos tiempos en el Mercado Alternativo Bursátil han sido muy convulsos.
Lo primero es que te da una transparencia muy grande, de repente eres una empresa pública —se llama pública a la empresa que cotiza en un mercado abierto—, tenemos que dar una serie de informes semestrales, económicos y de evolución del negocio que todos nuestros accionistas y cualquiera puede ver. Nosotros desde el principio nacimos como sociedad anónima y estuvimos auditados por marcas de referencia, Price Waterhouse primero y ahora por Deloitte, y eso significa que nuestra transparencia es máxima. Por eso es importante cotizar en un mercado donde todas las reglas del juego están claras. Por otra parte, existe otro factor muy importante que es la financiación de las empresas. En este país es muy difícil financiar una empresa. Hay capital semilla para empezar a formar una empresa con las primeras subvenciones, pero luego para expandir y para crecer es muy complicado, sobre todo en los últimos años. Nosotros empezamos operativamente a finales del 2006, los años en los que el grifo bancario se había cerrado, con lo cual hubo que buscar fuentes alternativas, y hasta en esto estamos innovando. Como decía ha servido también para la financiación de la empresa porque el Mercado Alternativo Bursátil te permite hacer rondas de ampliación de capital de una forma más o menos ordenada y rápida y conseguir financiación que no podemos encontrar en otros caladeros.
Cotizar en el MAB significa por un lado transparencia, es decir, nosotros tenemos que estar comunicando semestralmente nuestras cuentas y cómo va el negocio, lo cual es siempre positivo, que te evalúen siempre es positivo; y por otra parte significa acceder a financiación que por otra parte no sé cómo lo haríamos porque, en el estado de desarrollo que tiene nuestra compañía, ir a financiación bancaria es prácticamente imposible, con lo cual el MAB es una buena salida para hacer ampliaciones de capital y para continuar con el desarrollo.
¿Ha perdido credibilidad el mercado después de lo de Gowex?
Ha sido un golpe muy duro, pero porque yo creo que se ha metabolizado mal. En todos los mercados hay casos de este tipo, no sé si tan llamativos o menos llamativos, pero esto es un ejemplo de un mercado maduro. El problema es que se nos ha puesto en tela de juicio a todas las compañías que estábamos allí, a todas, cuando las cuentas son públicas y están auditadas. Tenemos asesores registrados reconocidos y al propio MAB revisando las cuentas de cada una de las empresas.
Yo siempre pongo un ejemplo hablando de esto: ¿cuando tú te vas al mercado y compras a alguien unos tomates y resulta que los ha robado, puedes suponer que todo el mercado ha robado? ¿A que no? Pues el Mercado Alternativo Bursátil es exactamente lo mismo.
En el caso de Gowex ha sido una estafa, ¿el regulador ha sido culpable?
Ha sido una absoluta estafa y ha habido muchos problemas. Hay una serie de fallos continuados aquí, empezando por la propia empresa que falsea las cuentas, seguido de un auditor que nadie conocía, o por lo menos no estaba en la lista de los veinte, treinta, cuarenta primeros, y luego también por parte del MAB por asumir que el trabajo estaba bien hecho y por no hacer estudios comparativos de negocio con empresas parecidas. Era muy raro que Gowex llegase a capitalizar casi dos mil millones de euros en un negocio en el que solamente ellos eran capaces de generarlo y sus competidores no podían alcanzar esos niveles de negocio. Ha sido un fallo en cadena.
¿Hay otros proyectos empresariales del sector biotecnológico que hayan triunfado en bolsa?
Hay empresas muy potentes, hay farmacéuticas… Está Puleva, Grupo Ebro, te hablo de memoria, está Grifols…
¿España tiene un buen mercado biotecnológico?
Bueno, no tiene un mercado biotecnológico puntero. Probablemente porque el sitio en el que se siembra la semilla del mercado biotecnológico es la investigación. Hay que sembrar mucho en investigación, y la investigación generará avances significativos. Algunos de ellos se convertirán en patentes, algunos de ellos generarán spin-offs y algunas de estas funcionarán o no. Entonces hay que sembrar y regar mucho en la I+D para luego poder tener esos ejemplos. Yo creo que ahí está la clave.
Por poner un ejemplo: en el MAB creo que no llegamos a treinta empresas mientras que en el AIM, que es el mercado hermano en Londres, están por encima de las mil empresas y en las rondas de ampliación de capital en 2014 alcanzaron los ocho mil millones de euros. Yo no he hecho las cuentas en el MAB, pero no creo que llegáramos a veinte o treinta millones como máximo. Por tanto tenemos que seguir alimentando el mercado de empresas, darles herramientas, esto es muy importante. ¿Por qué voy a invertir? En Neuron Bio obviamente invertiré, pero ¿por qué voy a invertir en el MAB pudiendo invertir en una empresa cotizada en el Ibex 35?
Algo me tiene que dar el mercado a cambio ya que me juego mi dinero, por ejemplo una ventaja fiscal, que no existe. Es muy importante porque el señor que pone su dinero en Neuron Bio o en cualquier otra empresa biotecnológica debe conocer que el riesgo de los desarrollos es alto y debe saber que puede perder su dinero, pero también se le debe dar algo a cambio como la ventaja fiscal que te decía.
Eres científico y te gusta la poesía.
Dices lo de la poesía porque le hice una entrevista a Raquel (Lanseros), pero me gustan muchas cosas. Yo discutía con un amigo pintor y le decía que básicamente el arte y la ciencia es para mí intrínsecamente lo mismo, se trata de entender y saber el por qué.
Decía Borges que si tan solo pudiéramos comprender una flor sabríamos quiénes somos y qué es el mundo. Al final se trata del descubrimiento del ser humano, bien por vía científica racional, el que tenga una mente racional, de ver cómo van los mecanismos subyacentes a las células y a las enfermedades e incluso inventar nuevas ideas que luego puedes comprobar; bien por la vía emocional con la poesía, la pintura y la literatura. Son básicamente lo mismo, descubrir al ser humano.
¿Qué libro nos recomendarias?
Buf, es que es difícil, te voy a decir cánones… A mí un libro que me ha marcado mucho pero seguramente es muy recurrente, es En el camino de Jack Kerouac. Este es un libro muy importante para mí porque va a la esencia, y voy a aprovechar para hacer una reflexión sobre los científicos: muchas veces el personaje dice que hay que moverse, que hay que cambiar, y yo creo que debemos estar en perpetuo cambio y en perpetuo cambio de óptica de los problemas. Considero que para los científicos esto es esencial porque debemos estar en profundo cambio todos. Anquilosar a los científicos a una plaza in aeternum es un error.
http://www.jotdown.es/2015/04/javier-s-burgos-anquilosar-a-los-cientificos-a-una-plaza-in-aeternum-es-un-error/