Si se falla en el diagnóstico, se falla en el tratamiento.
Yo entiendo que haya una mayoría que se ha perdido los máximos y necesita justificar y se busca algo después, pero eso no es científico.
Las intervenciones USA responden en el empleo y el sector privado ahora está en una segunda fase que tira de la economía, lo que todavía falta en Europa.
En Europa asistimos a recuperaciones del PIB, sin empleo.
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Los datos adelantados de inflación de abril sirven de munición para uno y otro bando. Weidmann y los suyos insisten en que la situación no es tan dramática con unos precios que en la eurozona crecen al 0,7%, frente al 0,5% de marzo. Muchos analistas, sin embargo, se sintieron decepcionados ante un repunte tan tímido e interpretaron que el dato de abril legitima a Draghi a sacar la artillería pesada.
No todos los expertos en Alemania comparten el diagnóstico de su banco central. El prestigioso Instituto de Investigación Económica defiende, por ejemplo, mantener los tipos de interés bajos para ayudar al sur a sobrellevar la pesada carga de su deuda. Pero los economistas más ortodoxos, los halcones, abogan por la mano dura como única medicina para aquellos que se endeudaron más de los debido. Entre los que piensan así sobresale Hans Werner Sinn, presidente del influyente think-tank IFO.
"El problema de fondo es que el sur de Europa perdió competitividad con la burbuja de crédito que generó el euro y ahora, para recuperarla, tiene que abaratarse respecto al norte. Soy consciente de que la deflación será muy dura para los países que vivieron una burbuja antes de 2007. Pero es esencial para recuperar su competitividad", explica Sinn. Este economista considera que si Europa quiere mantener la unión monetaria sin que salga ningún miembro y, al mismo tiempo, respetar el objetivo de estabilidad de precios, la única vía es una combinación de inflación en el norte y deflación en el sur. "Una tasa de inflación muy baja, e incluso un descenso temporal de los precios de consumo, no es un problema per se", añade una portavoz de la asociación de la banca alemana.
Los precios en España cayeron el pasado mes de marzo un 0,1%; y, según los datos provisionales, subieron en abril un 0,4%. En Alemania, estos porcentajes oscilaron entre el 1% y el 1,4%. Esta diferencia se nota en los pronunciamientos de sus banqueros centrales. "Aunque la posibilidad [de deflación] sea baja, el BCE debería tomar medidas para anticiparse. Los tipos están bajos, pero podrían estarlo aún más", dijo el gobernador del Banco de España, Luis Linde, hace un mes. "El riesgo de una espiral deflacionista es remoto", repuso Weidmann. Entre uno y otro, Draghi se pronunciará la próxima semana (8 de mayo). Y será difícil que satisfaga a todos.
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Las elecciones del 25 de mayo serán claves para ver como respira la nueva Comisión Europea, porque todos sabemos que la anterior ha hecho de la austeridad su mantra.
Un saludo