Buffett recarga sus pilas con Duracell para rebajar sus impuestos en EEUU
Warren Buffett, Oráculo de Omaha y alma mater de Berkshire Hathaway, no suele dar puntada sin hilo cuando decide dar luz verde a una nueva operación. A muchos les sorprende que uno de los hombres más ricos del planeta haya decidido apostar por el fabricante de baterías Duracell, una compañía que hasta ahora a estado ligada al conglomerado de Procter & Gamble. Una transacción valorada en 4.700 millones de dólares que ofrece un voto de confianza a una industria que no sólo se limita a las pilas convencionales sino explora nuevos campos de negocio como la recarga de móviles e, incluso, el almacenamiento en la nube.
Sin embargo, la fisionomía de Duracell comulga a la perfección con los principios de inversión de Buffett, dada la madurez y el poder de su marca. Caracaterísticas que pronostican unos ingresos predecibles y sostenidos. Pero más allá del interés de este fanático de la Cherry Coke y los helados de Dairy Queen, donde también invierte, esta operación supone la desinversión de Berkshire en Procter & Gamble.
Según los detalles dados a conocer, el conglomerado industrial, donde Buffett participa como accionista desde 2005, recibirá de vuelta el 1,9 por ciento de su accionariado en manos de Berkshire Hathaway.
Berkshire compró dicha participación cuando P&G se hizo con el fabricante de maquinillas de afeitar Gillette, otra de las entidades fetiche del Oráculo de Omaha que ha formado parte de su cartera de inversión desde 1989. Precisamente, Buffett era miembro del Consejo de Administración de Gillette, cuando ésta decidió hacerse con Duracell en 1996 a cambio de 7.000 millones de dólares, casi el doble de lo que pagará el multimillonario por la fabricante de pilas.
Durante los últimos 9 años, desde que P&G absorbiera Gillette a cambio de 54.000 millones de dólares, y con ella, Duracell, Berkshire ha contado con una participación en el conglomerado que hasta ahora asciende hasta los 52,8 millones de acciones. La participación inicial de Buffett fue valorada en sólo 338 millones de dólares y a día de hoy asciende ya hasta los 4.700 millones de dólares.
No es coincidencia que Berkshire, el brazo financiero de Buffett, haya optado por una devolución de acciones a P&G a cambio de Duracell. Esta transferencia de 4.700 millones de dólares evitará que el Mago de Omaha tenga que pagar hasta una tasa impositiva del 38 por ciento por los beneficios generados por su inversión en el conglomerado de productos de consumo en el caso que decidiera deshacerse de su inversión en el mismo. Esta triquiñuela contable, conocida como cash rich split-off, ha sido empleada por este gurú a la hora de deshacerse de otras inversiones como Graham Holding, Phillps 66 y Whitemountain Insurance.
P&G realizará una inyección de capital por valor de 1.800 millones de dólares en Duracell antes de que se complete la transacción con Berkshire, que debería culminar en la segunda mitad de 2015.