En un mercado interconectado no es de esperar que la crisis se quede quieta en Turquía. Ya vimos el viernes un terremoto en los mercados. El Banco Central Europeo, según informaba Financial Times ese día, ya ha advertido de
la vulnerabilidad de algunos bancos europeos, entre los que BBVA sería el más expuesto, al contar con una participación de casi el 50% en la entidad local Garanti y al tener el 15% de su cartera crediticia expuesta al país euroasiático. Ello convierte al sector financiero español en el más ligado a Turquía, con créditos concedidos por valor de alrededor de 80.000 millones de dólares, frente a los 40.000 millones de Francia y a los cerca de 20.000 de Italia. Win Thin, estratega de Brown Brohers Harriman & Co, en declaraciones a Bloomberg, explicaba:
"Dado el camino por el que van las cosas, los mercados necesitan estar preparados para un aterrizaje brusco en la economía, impagos de empresas en su deuda en moneda extranjera y posibles quiebras bancarias". De los impagos las víctimas serían los acreedores, es decir, los bancos, sobre todo extranjeros, que han invertido en el país. Aquí se encuentra el primero de los efectos colaterales y la principal vía de contagio desde Turquía al Viejo Continente.
Además,
la crisis turca puede expandirse a otros mercados emergentes. Aunque de acuerdo con Christian Diclementi, de Alliance Bernstein, no hay ningún otro país con el mix político-económico de Turquía, es posible que en un primer momento los inversores no discriminen y vendan todo. Pero, en ese caso, Diclementi, dado el error que sería hacerlo, señala que podrían surgir buenas oportunidades de inversión.
No hay que olvidar, de todas maneras, la existencia de países vulnerables por sus desequilibrios financieros, como Argentina, cuyos activos vuelven a sufrir pese al rescate del FMI; Sudáfrica, donde además de déficit por cuenta corriente pesa la incertidumbre sobre las políticas del gobierno en lo que a minería y tierra se refiere; o Rusia, país afectado de nuevo por sanciones estadounidenses y que ha sufrido la mayor caída semanal para el rublo desde el año 2015, lo que puede hacer daño a bancos como Raiffeisen, Unicredito, ING o Société Générale.
Si la crisis turca continúa generando miedo entre los inversores y el dólar gana popularidad como activo refugio, movimiento que continúa apreciándolo, los mercados emergentes pueden verse penalizados, así como los bancos internacionales que los financian que, además, pueden empezar a recortar estimaciones si la volatilidad persiste. Es u
na segunda derivada del posible contagio de la crisis turca a otros emergentes.http://www.finanzas.com/noticias/mercados/20180811/efectos-colaterales-crisis-turca-3891367.html