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Podemos recorta la plantilla a la mitad y tiene al 55% con contrato temporal
El partido ha suprimido en el último año 222 puestos de trabajo
Pese a los ajustes y estar en pérdidas, Iglesias se ha gastado 1,4 millones en su nueva sede
Los gastos de personal se han reducido de 13 a 11 millones de euros en el último año
Doble vara de medir en Podemos. Mientras que el partido que lidera Pablo Iglesias exige la derogación íntegra de la reforma laboral, el año pasado recortó a la mitad su plantilla, desde un total de 443 trabajadores en 2018 a 221 al cierre del último ejercicio el pasado 31 de diciembre. Podemos, que se ha tenido que enfrentar a varios contenciosos laborales en los tribunales, ha recortado así 222 puestos de trabajo en 2019 en todas las comunidades autónomas. Las salidas han afectado, fundamentalmente, a personas próximas a Íñigo Errejón, que han ido abandonando el partido en los últimos dos años en una especie de purga laboral.
De hecho, tras el congreso de Vistalegre II en 2017, en el que Pablo Iglesias arrasó a Errejón, han sido despedidos más de treinta personas próximas al actual líder de Más Madrid. La coalición morada se ha acogido siempre a "causas objetivas", lo que ha permitido pagar la indemnización mínima de 20 días por año trabajado, según permite la actual reforma laboral.
Precariedad
Y eso en lo referente a los contratos fijos porque el grado de temporalidad en la coalición de izquierdas es muy alto y son muchas las personas a las que no se ha renovado tampoco el contrato. Hay que tener en cuenta que pese a las criticas de Podemos a la precariedad laboral, el 55% de sus trabajadores -un total de 120 al cierre de 2019- tiene contrato temporal, frente al 45% -apenas un centenar- que cuenta con uno indefinido. De acuerdo con la última memoria anual de Podemos, hecha pública en su portal de Transparencia, el número de trabajadores del partido ha bajado, en concreto, de 292 a 176 y el de los grupos parlamentarios de 145 a 45. En el caso del partido, dentro del denominado Consejo Estatal la reducción de plantilla es algo menor, con el recorte de 24 empleos, pero en los consejos autonómicos se han suspendido medio centenar de puestos de trabajo.
La oleada de despidos y no renovaciones llevada a cabo en el seno del partido morado ha dejado huella en la cuenta de resultados ya que los gastos de personal se han reducido un 15%. Así, en 2018 destinó 13 millones de euros en pagar a sus trabajadores mientras que en 2019 apenas desembolsó 11 millones en salarios y cuotas a la Seguridad Social. Tras el ajuste de plantilla se encuentra un descenso de los ingresos.
Caída de subvenciones
En concreto, se aprecia una caída de casi cinco millones de euros en las subvenciones anuales para gastos de funcionamiento de partido, una reducción de cerca de un millón de euros en ingresos generados por las aportaciones de afiliados y cargos públicos, y una recorte de un millón en donaciones y legados. En total, Podemos facturó 17 millones en 2019, un 22% menos.
Lo llamativo es que pese a las dificultades financieras que está pasando el partido y los ajustes laborales que ha tenido que llevar a cabo, el actual secretario general, Pablo Iglesias impulsó una reforma de la sede el año pasado que acabó costando más de 1,4 millones de euros, frente a los 649.936 euros en los que estaba presupuestada en un principio. Y todo ello, según está investigando ahora la Justicia, habiendo adjudicado contratos a dedo y simulando una licitación para no saltarse la Ley de Contratación del Sector Público.
Pérdidas
El año pasado, Podemos entró por primera vez en números rojos y registró pérdidas de 2,6 millones frente a un beneficio en 2018 de 3 millones. Y todo mientras la deuda se ha multiplicado por seis debido a los microcréditos, ahora bajo sospecha judicial. Los compromisos financieros del partido, que no tiene deuda bancaria, han pasado en concreto de 435.987 euros a 2,7 millones.
El titular del juzgado de instrucción 42 de Madrid, Juan José Escalonilla, que ha abierto una investigación para esclarecer la existencia de una caja B en el partido, está analizando ahora, además, del coste de la sede, facturas sin justificar, gastos irregulares y si se pagaron sobresueldos en negro y pagos en especie. Podemos insiste en negarlo todo y asegura que la supuesta caja B era en realidad donde iban las donaciones de sus cargos públicos, que entregan parte de su sueldo para labores de solidaridad.
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