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Caixabank y Bankia estudian su fusión para lidiar con los efectos que la crisis de la Covid-19 va a provocar en el sector financiero. Una operación que daría lugar al mayor grupo de España y cuyas conversaciones fueron confirmadas por fuentes del sector a Invertia.
Minutos después ambas entidades lo han confirmado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en sendas Informaciones Privilegiadas.
Según explican en dichas comunicaciones se trata de contactos "preliminares" y, por tanto, todavía no hay nada cerrado. En el caso de Bankia aseguran que "se ha sometido a los órganos de gobierno una propuesta de inicio de estudio y análisis que permita al Consejo de Administración adoptar la decisión fundada que corresponda, contando para ello con los asesores pertinentes".
Confidencialidad
Desde Caixabank explican que se ha firmado ya "un acuerdo de confidencialidad para intercambiarse información para valorar la operación", y que se ha puesto en marcha una due dilligence que permita analizar si puede resultar viable o no.
Si las negociaciones fructifican estaríamos ante la creación del primer banco del país por activos, con más de 650.000 millones de euros y con 6.600 sucursales repartidas por todo el país.
La fusión que en estos momentos se negocia tiene lógica industrial, ya que son dos negocios complementarios. Además, la red de oficinas permitiría cubrir buena parte del territorio nacional. El excedente permitiría hacer un ajuste que permita un gran ahorro de costes a la nueva entidad, y de ese modo también crecer en rentabilidad.
Está por ver cómo se concreta la fusión, pero en el sector financiero se da por descontado que la presidencia del nuevo banco sería para José Ignacio Goirigolzarri, mientras que el CEO sería Gonzalo Gortázar, actual número dos de la entidad catalana.
El accionariado
El resultado de la operación daría lugar a una nueva entidad en la que la Fundación Bancaria La Caixa sería el accionista mayoritario con algo más del 30% del capital social, mientras que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) tendría en torno al 14%, según informaciones publicadas por El Confidencial.
Desde el FROB (que tiene el 61% de Bankia) no hacen comentarios, aunque fuentes del Ministerio de Economía aseguran que se "analizará con completa objetividad (la operación) desde la perspectiva de generación de valor y optimización de su capacidad de recuperación de ayudas".
No hay que olvidar que Bankia, en concreto su matriz BFA, recibió ayudas por valor de 24.000 millones de euros de las que ha recuperado poco más de 3.000 millones de euros.
Fue el propio CEO de Bankia, José Sevilla, quien antes del verano abría la puerta a que la entidad participara en el juego de las fusiones. Durante la presentación de resultados del segundo trimestre del año, destacó que la pandemia creaba el caldo de cultivo perfecto para que este tipo de operaciones se produjeran y reconocía que la entidad estaba dispuesta a participar de ellas.
Segunda intentona
Se trata de la segunda ocasión en la que Caixabank y Bankia estudian fusionarse. En el año 2012 lo intentaron ya el entonces presidente de la entidad catalana, Isidre Fainé y el otrora presidente de Bankia, Rodrigo Rato. En aquel entonces cuestiones políticas dieron al traste con la operación. Sin embargo, parece evidente que con la postura deslizada del el Ministerio de Economía esta vez no habrá problemas.
Las conversaciones entre Caixabank y Bankia sobre su fusión marcan el camino que se espera continúe la banca española en los próximos meses. El objetivo es reducir el número de entidades para incrementar la rentabilidad (en mínimos por culpa de los bajos tipos de interés fijados por el Banco Central Europeo -BCE-).
De hecho, el vicepresidente del BCE Luis de Guindos afirmaba esta misma semana que -con la pandemia- ajustar los costes en la banca era imprescindible. De hecho, insistía en que "la consolidación bancaria puede ser un instrumento útil para eso y debería llevarse a cabo de forma relativamente rápida y urgente".
El presidente de la Asociación Bancaria Española, José María Roldán, también ha reconocido esta semana que para mejorar la rentabilidad, al sector “no le queda otra que pensar en las fusiones”, tanto nacionales como transfronterizas.
Solución de urgencia
Según indicó, este tipo de operaciones son una buena solución para que los bancos ganen en eficiencia en un periodo corto de tiempo, recordando que “las entidades que ahora existen no se entenderían sin las fusiones de los últimos 40 años, que han permitido que los puntos más débiles del sistema se conviertan en puntos de fortaleza”.
Roldán coincidió con el mensaje que estos días también ha trasladado el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindo, solicitando fusiones “rápidas y urgentes”. “Lo bueno si breve, dos veces bueno y si podemos hacer procesos rápidos e indoloros, mucho mejor”, indicó Roldán.
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