Cuando nos encontramos en situaciones difíciles las soluciones no resultan fáciles lógicamente.
La masa es lenta para moverse, es lenta para todo, pero cuando se pone en marcha es muy difícil pararla, sumamente difícil.
Y esa masa, aun siendo torpe, se da cuenta de todo, más tarde o más temprano. La gente nota que las soluciones a los problemas no vienen de prohibir e imponer, mucha gente ya se está dando cuenta y está bastante cansada de tanta imposición y, sobre todo, de tanta ruina.
Esa masa lenta necesita un empujón que la acelere. Ese empujón siempre ha venido de la mano de buenos líderes. Hay que ser optimistas y pensar que están ahí, al llegar.
Mientras llegan, el resto estamos obligados a mantener el fuego encendido.